La Opinión de A Coruña

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Carmen Huidobro y Belén Hinójar Creadoras de Climabar, este domingo en Mar de Mares

“La crisis climática se ha convertido en un tema de andar por casa”

“A los negacionistas igual no les entras con argumentos de ciencia, pero sí económicos”

Carmen Huidobro y Belén Hinójar, creadoras de Climabar. | // CEDIDA

Las emisiones, como el perreo: hasta el suelo. Es uno de los lemas de Carmen Huidobro y Belén Hinójar, creadoras de Climabar, canal que pusieron en marcha para concienciar de forma desenfadada y romper ideas preestablecidas sobre la comunicación verde. Este domingo el vermut se lo toman en el mercado del Festival Mar de Mares (O Parrote, 13.00 horas), para hablar sobre lo mal que se ha contado la crisis climática en la charla La peor campaña de comunicación del mundo. Responden ambas por cuestionario enviado por correo electrónico.

Ustedes abordan la crisis climática desde un punto de vista optimista y divertido. ¿Mejor con unas cañas en mano?

Sí, definitivamente. Se aborda mejor la crisis con la caña en la mano.

¿Se nos ha contado bien la crisis?

No creemos que se haya estado contando de la mejor manera posible. La comunicación climática hasta hace unos años se reservaba a un grupo de personas: científicos, periodistas, activistas… todos ellos pertenecientes a lo que llamamos la burbuja verde.

¿Burbuja verde?

Esas personas que ya estaban informadas. Se ha estado durante años concienciando a personas ya concienciadas. Si la crisis climática es un problema que condiciona a toda la población, lo lógico sería informar de la manera que mejor le llegue a cada audiencia, por ejemplo, llevando la conversación sobre la crisis climática al máximo exponente del mainstream.

Las redes sociales son sus grandes aliadas. ¿Qué aportan?

Permiten que cualquier persona que quiera comunicar un mensaje tenga una herramienta en su bolsillo para poder hacerlo. También han supuesto una ventana al mundo para un montón de comunidades. Existen comunidades indígenas en Ecuador que tienen perfiles en redes y han dado a conocer su situación y sus miembros hasta se han convertido en activistas internacionales gracias en parte a las redes, como las hermanas Gualinga.

Pero también existe el peligro de los bulos y la desinformación...

Es importante que las plataformas puedan gestionar la desinformación y no dejar que un bulo forme parte del ecosistema de las redes. De la misma forma que durante el COVID saltaban alertas en redes que nos informaban de revisar el contenido porque podía no ser del todo cierto, con la crisis climática debería pasar lo mismo. Sería una fantasía contar con notificación que alertase de no creerse al 100% ese contenido y dirigirle a fuentes fiables.

A través de Climabar, hacen llegar la crisis medioambiental a las generaciones más jóvenes. ¿Están más concienciadas?

La gente en general ahora está mucho más informada que antes. A raíz de que se conozcan más cosas este tema se ha vuelto algo mucho más diario, mucho más de andar por casa. La gente se posiciona más porque hay más información y eso se traduce en conciencia. A quienes les estamos dejando un planeta inhabitable es a las generaciones venideras y es lógico que esto les preocupe y les enfade.

Pero todavía hay gente que sigue negando la realidad, en nuestra sociedad y entre la clase política. ¿Qué mensaje le darían?

A los negacionistas puede que no les entres con argumentos sobre ciencia, empatía hacia personas más vulnerables o salvar a las especies, pero puede que sí les entres por otra rama, como la económica. La crisis climática también va de dinero y eso nos toca a todos. Cada año que pasa las consecuencias son más graves y nos sale más caro enfrentarnos a ellas. Lo bueno de esta crisis, y lo malo a su vez, es que toca absolutamente todos los puntos importantes de tu vida, por lo que tienes infinidad de enfoques para tratar de convencer a una persona de que se una.

Si tuviesen una máquina del tiempo con la que viajar al futuro, ¿qué temen encontrarse?

El planeta va a seguir ahí pase lo que pase, porque ha estado ahí millones de años antes de que llegáramos nosotras. Por eso nos pone tan nerviosas todo el imaginario de “no hay un planeta B”. Al planeta le damos igual, por lo que no nos da miedo “quedarnos sin él”, pero sí que nos daría miedo ver que nos hemos extinguido. Eso no molaría nada.

Y si esa misma máquina les llevase al pasado, ¿qué le dirían a quienes les precedieron?

Nos gustaría hablar con el equipo financiero de las petroleras, a las que les parecía una buena idea pagar un soborno a científicos para no hablar de las consecuencias de la crisis climática, porque no consideramos que esto esté dentro de ningún plan de negocio viable. No sabemos quién hizo las cuentas, pero creemos que deberían ir a hablar con él. Los recursos de la tierra son limitados, y ellos ya sabían que esto va a pasar por lo que a largo plazo, ¿quién puede ver esto como un plan de negocio viable?

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