En pocas ocasiones se da la casualidad de que el lanzamiento de un disco coincida con el artista subido a un escenario. Pero precisamente eso es lo que le ocurrió al cantante Rodrigo Cuevas el pasado jueves, cuando se subía en A Coruña al escenario de Noites do Porto mientras sus seguidores, desde casa, esperaban la salida del Manual de Romería, su último trabajo. LA OPINIÓN acompaña en exclusiva al agitador folclórico a las puertas del lanzamiento de su nuevo álbum mientras pasa por peluquería y maquillaje para que cuente cómo está viviendo ese momento “ilusionante, de ganas de celebración”.

Momento del concierto de Rodrigo Cuevas en Noites do Porto. | // ANDREA SÁNCHEZ

Quien nos recibe en su camerino es Ana Pascual, maquilladora profesional, que ya adelanta lo que uno se va a encontrar: “Ya veréis lo majo y cercano que es”. Y no se equivoca. Rodrigo Cuevas llega al camerino para pasar por chapa y pintura y lo hace con una sonrisa de oreja a oreja. Mientras su maquilladora le prepara para empezar la faena, Cuevas cuenta que se encuentra “muy bien”, pero que se siente “contenido”. “Antes de un concierto no me puedo poner a pegar voces, tengo que estar tranquilo y hablar bajo. Ya me gustaría a mí no ser nada tranquilo y estar todo el día a fuego”, comenta.

Cuevas, maquillado por Ana Pascual. | // VÍCTOR ECHAVE

Pero este concierto no es un concierto cualquiera y Cuevas lo sabe. A medianoche, mientras él esté sobre el escenario del muelle de la Batería, su Manual de Romería verá la luz en las plataformas digitales. “Esto no me había pasado en la vida”, relata, para recordar que la salida de sus últimos trabajos le cogió “metido en cama”, móvil en mano, esperando al lanzamiento. Un momento mucho más “bluf”. “Suelen salir un jueves a las doce de la noche, cuando la gente ya está durmiendo. Pero lo de hoy va a ser diferente porque voy a estar celebrándolo encima de un escenario”, comenta ilusionado el asturiano. Porque tiene ganas de ver la reacción de un público que está deseando su nuevo trabajo.

“Tengo muchas ganas de que salga porque creo que la gente tiene mucha curiosidad por lo que he hecho”, confiesa. Y es que su nuevo álbum trae “muchas cosas nuevas”. “El sonido es muy diferente a lo anterior y la mayoría de las canciones no son tradicionales, o no completamente. La mayoría son escritas por mí, que es una novedad”, explica.

Unas letras que nacen desde sus raíces, su pueblo Piloña, donde tener la leña bien cortada es cosa de chicos guapos y listos, como canta en el Valse de su nuevo trabajo. Mientras Ana le deja el pelo “muy wet, casi como si acabara de bañarme ahí en el puerto”, Cuevas no pierde la ocasión de poner en valor ese savoir faire piloñés que inspira su Manual de Romería. “Este disco se lo dedico a lo bien que nos lo pasamos ahí. Es un disco de celebración del paisaje tan maravilloso que nos rodea y la gente más maja que tenemos”, comenta orgulloso. Con su nuevo álbum, el asturiano busca llevar al público a una romería “en todas sus fases”: desde estar echando la siesta bajo un árbol después de comer, hasta la parte más festiva, “haciendo un Paquito el chocolatero”. “El disco tiene una parte importante de fiesta y de bailoteo”, comenta.

Una fiesta en la que Cuevas está siempre rodeado de grandes amistades. “Hay cosas de las que hablo que solo entenderán mis amigos”, confiesa, para resaltar la “suerte” que tiene de tener “unos compañeros de vida tan maravillosos”. Porque Rodrigo Cuevas busca siempre sacar tiempo para compartirlo con los suyos. “Los lunes después de ir al mercado hay que tomar el vermú. La parte social hay que cuidarla”, explica con una sonrisa.

Y es precisamente en la gente que le rodea donde el artista folclórico encuentra sus referentes. Habla de Manuel, Elio o Guillermo... amigos y vecinos que “envejecieron muy bien”. Porque Cuevas ve referentes en la gente que envejece bien. “Como Zapatero o Manuela Carmena”, ríe. No quiere dar “mandanga para un titular” pero escuchar hablar al asturiano es escuchar titulares. Descubrimos que Cuevas no tiene pensado enseñar cacha en esta gira, pero defiende el despelote en general y en las playas en particular, que ve en el fútbol un elemento represivo en los patios del colegio, que no es del team del licor café o que Eurovisión no está entre sus planes “hasta que los eurofans y la sociedad no estén educados”.

Antes de despedirse, Rodrigo posa frente a la cámara. No hace falta indicarle nada, porque el objetivo le quiere. Él es guapo y muy majo, y no lo decimos nosotros, lo dice su maquilladora Ana Pascual, que muestra toda su felicidad al verlo posar. Unos bocadillos y empanada le bastan para posar y sacar al divo folclórico que es. Porque en el camerino, sus exigencias no existen. Se conforma con algo para picar, fruta fresca, cervezas y una botella de licor de hierbas que guarda en la nevera a la espera de la media noche para brindar por el lanzamiento del Manual de Romería.

Un brindis que después hizo emocionado sobre el escenario de Noites do Porto, acompañado de su equipo y un público entregado que pudo comprobar en una gran foliada por qué Rodrigo Cuevas es el artista del momento.