Uno de cada cinco vecinos de A Coruña sufre ruido excesivo por las noches, que provoca estrés y taquicardia

El porcentaje disminuye en relación a 2016, pero los vecinos del Orzán afirman que el problema se agrava entre la rúa Alta y la plaza de Pontevedra u El Sergas indica que puede llevar a trastornos psicológicos como la depresión

Último tramo de la calle Orzán, antes de llegar a la plaza de Pontevedra.   | // IAGO LÓPEZ

Último tramo de la calle Orzán, antes de llegar a la plaza de Pontevedra. | // IAGO LÓPEZ / Enrique Carballo

A Coruña

Algo más de 55.200 vecinos de A Coruña, el 22,6% de la población, sufren ruidos nocturnos de más de 55 decibelos, superando el límite de las directivas europeas y según datos del Ayuntamiento para 2022, los más recientes publicados. Aunque este indicador ha descendido frente a las anteriores mediciones: en 2011 eran el 37,6% y en 2016 el 25,1%. Pero, aunque la situación mejora en su conjunto y los locales cuidan más la insonorización, los vecinos señalan que los problemas aumentan en la parte del Orzán entre la calle Alta y la plaza de Pontevedra, y los médicos advierten que el ruido, más allá de ser una molestia, genera problemas graves de salud.

El jefe del servicio de Otorrinolaringología del área sanitaria coruñesa del Sergas, Juan Carlos Vázquez Barro, explica que los ruidos nocturnos no suelen causar problemas de oído, que se dan por la exposición continuada a intensidades superiores a los 80 decibelios y sufren personas que viven cerca de autopistas y aeropuertos. En A Coruña, la mayor parte del ruido nocturno es por el ruido callejero, que afecta, por encima de los niveles permitidos, a unos 52.000 vecinos. Un poco más de 13.000 habitantes, el 5,3%, se ven sometidos a este problema por el tráfico de las carreteras, y apenas 142 por causa industrial, aunque ha aumentado con respecto a la década pasada.

Pero los ruidos de la calle, indica Vázquez, sí provocan “otro tipo de trastornos, desde cefaleas hasta perturbación de sueño y del descanso”, algo para lo que es “particularmente sensible” el horario nocturno. Esto, a su vez, “puede generar situaciones de estrés”, que afectan al “quehacer diario de las personas” y acarrean más consecuencias negativas para la salud: desde el ámbito psicológico, a través de “neurosis y depresiones”, al físico, con “alteraciones a nivel circulatorio” como la taquicardia.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Orzán-Pescadería, José Luis Méndez, afirma que en su zona hay “cientos de personas padeciendo problemas de salud por el ruido” debido al ocio nocturno, y agrega a los que cita Vázquez Barros las “pastillas para dormir”. Según defiende, muchos vecinos, con la “ansiedad” de no saber si podrán dormir, las consumen “tres o cuatro noches” a la semana El responsable de Otorrinolaringología en A Coruña matiza: “No tengo constancia de que sea así, pero no me extraña”, y destaca que estos medicamentos pueden causar “adicciones”.

Para Méndez, desde la anterior medición, en 2016, el ruido ha bajado en la zona de la calle Socorro y Sol, por el descenso del número de locales nocturnos, pero “ha subido muchísimo entre la calle Alta y la plaza de Pontevedra”, que incluye las plazas José Sellier y Cormelana, debido al auge de las terrazas. “Antes había prostitución y edificios en mal estado, pero los que vivían allí dormían, ahora no”, resume Méndez, que afirma que en esas zonas se llega “a 85 o 90 decibelios a las tres de la madrugada, y con gente hablando, no con música a tope: en Sellier hay cinco locales, está al 95% ocupada por terrazas y en una buena noche hay 120 o 140 personas”.

El abogado Antonio González, del despacho coruñés Nieto & Asociados, explica que llevan “bastantes denuncias por ruidos en la ciudad : ahora mismo tengo en el ordenador un caso de A Coruña”. En su experiencia, las denuncias suelen venir de vecinos particulares, no tanto de comunidades de propietarios, y los causantes “siempre son bares”. Parte de sus clientes, explica, empiezan por llamar a la Policía Local, y el Ayuntamiento realiza una medición y abre un expediente. Pero en muchos casos, explica González, los responsables del establecimiento “corrigen de un día para otro” el origen de los ruidos pero al poco vuelven a superar el límite con televisores con música o los propios clientes.

De acuerdo con González, el Ayuntamiento, que no atendió a las preguntas de este diario sobre el ruido en la ciudad, “prácticamente nunca resuelve, siempre archiva”. Así, los vecinos suelen llevar al Concello al juzgado de lo Contencioso-Administrativo para impugnar el archivo y forzarlo a actuar contra el local, y obligarlo a insonorizarse o perder la licencia. Otros optan por ir por la vía civil, contra el responsable del local, o incluso por la penal, señala el abogado, que indica que estos casos pueden ganarse pero que el denunciante suele tener que aportar “mediciones privadas” para lograrlo.

La empresa coruñesa Aticor Acústica realiza en ocasiones mediciones de ruidos a petición de los vecinos, aunque, según indican fuentes de la sociedad, se trata de casos “muy contados”. Con más frecuencia, realizan ensayos de ruidos a petición de los establecimientos, y calculan que “habremos hecho unos 800 locales”. En la última década, señalan desde la empresa, la mentalidad “está cambiando mucho” y los dueños están “más concienciados” a la hora de aislar. También, cree que los vecinos se quejan más: “Antes colaba todo y ahora la gente protesta”.

Perjuicio a pájaros y mascotas

El presidente de la agrupación ecologista Adega en A Coruña, Amancio Sotillo, explica que además de que el ruido “va minando el subconsciente, alterando y estresando” a los seres humanos, y “siempre tiene repercusiones en la salud”, afecta también a los animales.

“Todos son muy sensibles al ruido: lo notan mucho y les genera estrés y malestar”, considera el ecologista, que señala que “los perros y los gatos se vuelven completamente locos” con ruidos elevados. En cuanto a las aves, el ruido mientras anidan “las estresa y les influye en la crianza”, y las “descontrola en su actividad normal”. Desde Hábitat piden barreras vegetales como barrera sonora.

El cálculo de vecinos afectados por el ruido nocturno del Concello descuenta a los que viven en pisos altos. Con el indicador europeo de contaminación sonora B8, el porcentaje de afectados sube al 26%. En 2011 eran el 53,2%, y en 2016 el 71%.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents