La Opinión de A Coruña

Racionalismo: la arquitectura con la que A Coruña se expandió

El estilo marcado por la sobriedad decorativa y la construcción fácil permitió a partir de 1935 el nacimiento de barrios como Os Mallos, As Atochas-Monte Alto y Santa Margarita

José Manuel Gutiérrez

Una ley que favorecía la construcción de edificios para personas con escasos ingresos, el progreso en las técnicas de construcción y el fuerte crecimiento de la población en esa época derivaron que A Coruña se convirtiese entre los años treinta y cuarenta en uno de los principales exponentes en España del estilo racionalista en la arquitectura.

Aunque otras tendencias como el Modernismo, son las que han alcanzado fama popular, para el arquitecto José Ramón Soraluce se trata de “una arquitectura que en el momento en que se construye era realmente espléndida”, a lo que añade que “hasta que estos edificios no han empezado a rehabilitarse y se ha empezado a darles un valor añadido, la gente no sabía que tenían un tesoro escondido”.

Soraluce, catedrático jubilado de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña y miembro de la Real Academia Galega de Belas Artes, expone su visión sobre la presencia de este estilo en la ciudad en un artículo publicado en el último número de la revista del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses, al que también pertenece. En declaraciones a este periódico, afirma que A Coruña “es una de las ciudades más racionalistas que hay en España”, ya que por el número de edificios que posee en proporción a su extensión y población “está entre las primerísimas”.

Historiador Vedía. En esta calle de Santa Margarita se construyeron numeros edificios racionalistas con el amparo de la Ley Salmón, muchos de los cuales se conservan y convierten a este lugar en una muestra de las propuestas de este estilo de arquitectura, caracterizado por la sencillez y la escasez de ornamentación.

Historiador Vedía. En esta calle de Santa Margarita se construyeron numeros edificios racionalistas con el amparo de la Ley Salmón, muchos de los cuales se conservan y convierten a este lugar en una muestra de las propuestas de este estilo de arquitectura, caracterizado por la sencillez y la escasez de ornamentación.

La afirmación de Soraluce es fácilmente comprobable al recorrer zonas de la ciudad como Santa Margarita, Monte Alto, Cuatro Caminos, Riazor, Os Mallos y A Gaiteira, donde existen numerosos ejemplos de este estilo arquitectónico, aunque también los hay en el Ensanche, donde quedan a la sombra de inmuebles modernistas y eclécticos.

“Es una corriente arquitectónica que se conoce hoy en día como el Movimiento Moderno. y fue el fruto de una serie de vanguardias internacionales que hubo a principios del siglo XX que en España se conoce globalmente con el término Racionalismo”, explica Soraluce. En su opinión, la razón de que no haya alcanzado la firma popularidad que otros estilos se debe a que es una arquitectura “sin adornos, muy sobria, de grandes volúmenes y de formas decorativas exclusivamente geométricas”.

Renovación

El Racionalismo, según detalla , “surge como una especie de renovación de la arquitectura frente al dominio que siempre habían tenido los elementos ornamentales sobre la arquitectura”. Aunque desde 1930 se construyeron edificios racionalistas en el Ensanche coruñés, el despegue de este estilo en la ciudad se debió a la promulgación en 1935 de la Ley del Paro, impulsada por el ministro Federico Salmón, por lo que acabó siendo conocida por su apellido.

Padre Sarmiento, 26. Rafael González Villar fue el arquitecto responsable de este chalé pareado junto al parque de Santa Margarita en el que destaca la galería del salón en forma de curva y un alero muy pronunciado, además del diferente color de cada una de las plantas del edificio, construido en 1938, durante la Guerra Civil.

Padre Sarmiento, 26. Rafael González Villar fue el arquitecto responsable de este chalé pareado junto al parque de Santa Margarita en el que destaca la galería del salón en forma de curva y un alero muy pronunciado, además del diferente color de cada una de las plantas del edificio, construido en 1938, durante la Guerra Civil.

La norma nació para solucionar el problema del desempleo mediante la simplificación de las condiciones necesarias para construir viviendas, actividad para la que se concedieron subvenciones a quienes promovieran edificios destinados al alquiler con renta limitada, lo que además resolvía el problema residencial para las clases populares.

“Para ello se necesitaba suelo barato, construcción rápida y formas funcionales, para lo que el Racionalismo era el modelo ideal, ya que se hacían casas en solo un año.”, destaca este arquitecto. Los inmuebles no podían sobrepasar una altura que exigiera la instalación de ascensores, ya que los alquileres no podían incluir el pago de su mantenimiento, que en aquellos años suponía un elevado coste.

Tenían también vivienda en la planta baja para aprovechar el espacio al máximo y carecían de patios interiores para ahorrar espacio. “Estaba todo calculado para que de una manera rápida y funcional se pudieran hacer viviendas muy dignas, de dimensión relativamente suficiente para que viviera una familia”, pone de relieve Soraluce.

San Lorenzo. La adquisición de todo el terreno en el que se abrió esta calle de As Atochas por el arquitecto Pelegrín Estellés y un socio suyo permitió que entre ambos construyeran los veinte edificios que la ocupan, todos prácticamente iguales. Para llevar a cabo el proyecto se beneficiaron de que el arquitecto municipal, Antonio Tenreiro, compartía estudio de trabajo con Estellés.

San Lorenzo. La adquisición de todo el terreno en el que se abrió esta calle de As Atochas por el arquitecto Pelegrín Estellés y un socio suyo permitió que entre ambos construyeran los veinte edificios que la ocupan, todos prácticamente iguales. Para llevar a cabo el proyecto se beneficiaron de que el arquitecto municipal, Antonio Tenreiro, compartía estudio de trabajo con Estellés.

“Fue el bum del cemento y del hormigón, ya que hasta entonces las estructuras de las casas se hacían con mampostería, con bloques de piedra, y los forjados solían ser de madera”, explica sobre las nuevas técnicas constructivas. Con el racionalismo aparecen los encofrados y los forjados de hormigón para una arquitectura que este especialista califica de “realmente espléndida”.

En una ciudad con la limitación de suelo que tiene A Coruña, el único disponible en aquel momento estaba en la periferia, por lo que los edificios nacidos al amparo de la Ley Salmón surgieron en los barrios que entonces empezaban a levantarse. Una de las condiciones que imponía la ley era que los nuevos edificios se encontrasen a un máximo de 300 metros de los servicios urbanos básicos, como el alcantarillado, el suministro de agua y el alumbrado público, por lo que no era necesario que las calles estuvieran ya preparadas.

“Lo importante era que allí donde hubiera un suelo rústico pegado al borde de la ciudad, inmediatamente se transformaba en urbano y el Ayuntamiento abría las alineaciones de una manera rápida”, señala Soraluce, para quien la Ley Salmón supuso en A Coruña “un auténtico bum”, hasta el punto de que un barrio como Os Mallos “se tuvo que ir haciendo prácticamente a la vez que se iban construyendo las casas, hasta el punto de que hay fotografías antiguas en las que se ve que se están asfaltando las calles y construyendo las aceras pero que las casas ya están acabadas”.

En su artículo de la revista del Instituto Cornide, Soraluce destaca que un sector de la Ciudad Jardín es el “primer barrio racionalista homogéneo” en A Coruña. Se trata de la cooperativa Domus, impulsada por funcionarios que se acogieron a la ley Salmón para construir chalés adosados de construcción barata, rápida y fácil con el proyecto del arquitecto Santiago Rey Pedreira.

Cooperativa Domus. Funcionarios coruñeses solicitaron una de las ayudas que ofrecía la Ley salmón para promover un grupo de chalés en la Ciudad Jardín diseñados por Santiago Rey Pedreira. Los treinta edificios fueron idénticos, ya que únicamente existió un proyecto para levantarlos que se replicó a lo largo del terreno disponible, lo que dio lugar a un barrio racionalista homógeneo.

Cooperativa Domus. Funcionarios coruñeses solicitaron una de las ayudas que ofrecía la Ley salmón para promover un grupo de chalés en la Ciudad Jardín diseñados por Santiago Rey Pedreira. Los treinta edificios fueron idénticos, ya que únicamente existió un proyecto para levantarlos que se replicó a lo largo del terreno disponible, lo que dio lugar a un barrio racionalista homógeneo.

Destaca que con un único diseño para una de esas casas se construyeron las treinta que integraban la actuación y que, al igual que en otros barrios nacidos en aquella época, el entorno no estaba urbanizado, por lo que cuando él se instaló en una de estas casas en 1975, el tramo de la calle en el que se encuentra aún estaba sin construir.

El caso de este grupo de la Ciudad Jardín no es único en España, ya que la Ley Salmón también hizo posible la aparición de otras colonias de viviendas destinadas a la clase media o a la obrera, una iniciativa de la que en A Coruña ya existían experiencias anteriores en los campos de Marte y Artillería. Según Soraluce, los modelos de edificios que se levantaron en otras ciudades “no son tan racionalistas como los que se hicieron en A Coruña porque había la imagen de que la casa de la periferia debía tener un aspecto más tradicional”.

Incremento de plantas

El éxito de la Ley Salmón fue tal que Soraluce apunta que ni siquiera el inicio de la Guerra Civil paralizó esta política puesta en marcha durante la II República, aunque fue modificada mediante sucesivas leyes de vivienda que se aprobaron en los años siguientes que eliminaron las referencias que hacía la de 1935 a los obreros como destinatarios de estas viviendas. Esa nueva legislación tuvo otra consecuencia sobre los edificios ya construidos, puesto que autorizó el incremento del número de plantas y así justificó la instalación de ascensores que evitara perder la subvención estatal.

Avenida de Oza, 8. Antonio Tenreiro y Pelegrín Estellés son los autores del inmueble que hace esquina con la calle Primavera, al que su posición sobre lo que entonces era la entrada a la ciudad pemitió que alcanzara las siete plantas. Destaca por su torre central y sus cornisas, así como por las fachadas en diagonal para aprovechar al máximo la luz solar.

Avenida de Oza, 8. Antonio Tenreiro y Pelegrín Estellés son los autores del inmueble que hace esquina con la calle Primavera, al que su posición sobre lo que entonces era la entrada a la ciudad pemitió que alcanzara las siete plantas. Destaca por su torre central y sus cornisas, así como por las fachadas en diagonal para aprovechar al máximo la luz solar.

Fuera de la zona más céntrica de la ciudad, Santa Margarita fue uno de los barrios en los que comenzaron a construirse edificios racionalistas, antes incluso de la aparición de la Ley Salmón, como los que Soraluce destaca en la calle Ciudad de Lugo, a los que luego sucedieron otros amparados ya por esa normativa. En Historiador Vedía llegaron a ser diez los inmuebles de este estilo, de los cuales perviven bastantes de ellos.

También se conservan en este entorno varios en las calles Santiago de la Iglesia y Palomar, además de en Eladio Rodríguez González, avenida de Fisterra, San Sebastián, Maravillas y Cardenal Cisneros, las dos últimas ya en la actual Sagrada Familia. En este barrio existe además la singularidad de un chalé con dos viviendas adosadas en Padre Sarmiento, diseñado por Rafael González Villar.

En su publicación del Cornide, Soraluce considera que As Atochas “se creó prácticamente” con los edificios racionalistas de las calles Miguel Servet, Marconi, Mondoñedo, Andrés Antelo, la Torre y San Lorenzo. La última de ellas tiene la peculiaridad de que todos sus edificios fueron diseñados por el mismo arquitecto Pelegrín Estellés, cuyo socio, Antonio Tenreiro, era entonces arquitecto municipal. El primero de ellos adquirió el suelo con un empresario y promovió los inmuebles que hoy permanecen en la calle y que son muy parecidos, aunque años después en algunos se incrementó la altura. También en Monte Alto se levantaron viviendas de este estilo en Adelaida Muro, Ángel Rebollo y avenida de Hércules.

Vizcaya. El edificio de la esquina entre las calles Vizcaya y Santander iba a ser de estilo Art Deco, pero se cambió por un proyecto racionalista de Tenreiro y Estellés, que promovieron en la primera de esas vías otros inmuebles de esta tendencia, algunos de ellos ya desaparecidos. Os Mallos fue el barrio de A Coruña en el que más muestras existen de esta arquitectura.

Vizcaya. El edificio de la esquina entre las calles Vizcaya y Santander iba a ser de estilo Art Deco, pero se cambió por un proyecto racionalista de Tenreiro y Estellés, que promovieron en la primera de esas vías otros inmuebles de esta tendencia, algunos de ellos ya desaparecidos. Os Mallos fue el barrio de A Coruña en el que más muestras existen de esta arquitectura.

En Riazor, además del ya mencionado grupo Domus de la Ciudad Jardín, el Racionalismo dejó su huella especialmente en Alfredo Vicenti, aunque también en Fernando Macías Pondal, Rey Abdullah y Maestro Mateo. 

Para Soraluce, Os Mallos es “la barriada más racionalista” por el gran número de construcciones de este estilo existentes, aunque aclara que “no quiere decir que los mejores edificios racionalistas estén ahí”. Antonio Viñes, Oidor Gregorio Tovar, Noia, Eusebio da Guarda, Vizcaya, Santander, Cronista Pacheco, la Paz y A Falperra son las calles en las que se mantienen inmuebles promovidos en esos años. El Racionalismo llegó también a Cuatro Caminos y A Gaiteira, donde está presente en Ramón y Cajal, avenida de Oza, Pastor Díaz, Nóvoa Santos, Alcalde Marchesi y Primavera.

Soraluce advierte que estos inmuebles están próximos a cumplir el siglo de existencia y que “a partir de los 100 años el patrimonio ya empieza a buscar elementos de protección” . En su opinión “estas viviendas forman parte de nuestra historia de la arquitectura y de la ciudad y son pioneras de una corriente que todavía sigue adelante, que no ha sido sustituida, ya que la modernidad sigue construyendo más o menos con las mismas técnicas constructivas y de la misma forma que se hicieron estas viviendas”.

Añade que cuando se rehabilitan “se están consiguiendo ahora viviendas de un valor añadido increíble”, aunque alerta de que “debe haber como un 30% o un 40% de casas que se han perdido ya” al ser demolidas, mientras que otras están en estado de abandono.

 

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