Natividad Raña, neuróloga del Chuac de A Coruña: "La migraña es una enfermedad infravalorada, infradiagnosticada e infratratada"

La dolencia neurológica más frecuente afecta a unos 300.000 gallegos y 5 millones de españoles, el 12% de la población

“No tiene contemplaciones. Cuando aparece, pones en pausa tu vida”, resaltan los pacientes

Una mujer recibe una inyección de bótox como tratamiento de la migraña.

Una mujer recibe una inyección de bótox como tratamiento de la migraña. / Marta G. Brea

“Infravalorada”, “infradiagnosticada” e “infratratada”, la migraña es mucho más que un dolor de cabeza, tanto por su carácter incapacitante, como por su duración (sus efectos se pueden prolongar varios días) o por la variedad de síntomas que la acompañan, como la intolerancia a la luz, el ruido, los olores fuertes o el movimiento, y las náuseas, entre otros. Entre el 11 y el 16% de la población —unas 300. 000 personas en Galicia y 5 millones en toda España, según los datos de la Sociedade Galega de Neuroloxía y de su homóloga española— sufre, en mayor o menor grado, esa enfermedad neurológica, cuatro veces más frecuente en las mujeres que en los hombres, con una base genética y “altamente invalidante”. Tanto, que es “la primera causa de discapacidad en menores de 50 años”, y el tipo de cefalea con mayor impacto a nivel laboral en España. Lo sabe bien Isabel Colomina, presidenta de la Asociación Española de Migraña y Cefalea (Aemice), quien convive con ese rompecabezas desde los 13 años. “Cuando tienes un ataque de migraña, la intensidad del dolor y los síntomas que lo acompañan te obligan a recluirte en una habitación a oscuras, sin ruidos, esperando que el tratamiento haga efecto. No tiene contemplaciones. Cuando aparece, pones en pausa tu vida, por muy importante que sea lo que estabas haciendo”, enfatiza.

La migraña no es solamente un dolor de cabeza. Es una enfermedad que se caracteriza por episodios recurrentes de cefalea. Es decir, de dolor de cabeza que suele ser de intensidad al menos moderada, y que empeora con la actividad física. Muchas veces, ya solo con el movimiento de la cabeza”, explica la doctora Natividad Raña, neuróloga del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), quien especifica esos episodios de dolor, “sin tratamiento, pueden durar de 4 a 72 horas”. “Además, la migraña se caracteriza por otros síntomas, como náuseas; a veces, vómitos; y aumento de la sensibilidad a la luz, a los ruidos e, incluso, a los olores. Y, en algunas ocasiones, los pacientes presentan lo que llamamos ‘aurea’: alteraciones visuales, hormigueos, dificultad para hablar o para encontrar las palabras y, en casos raros, hasta pérdida de fuerza en una extremidad”, expone.

Llama la atención, la doctora Raña, sobre el hecho de que la migraña “es la enfermedad neurológica más frecuente, con una incidencia que oscila “entre el 11 y el 16% de la población”. “En España, se calcula que afecta a un 12%, y más del 80% de quienes sufren esta dolencia son mujeres de entre 20 y 50 años”, señala la neuróloga del Chuac, quien detalla que la migraña es una dolencia “con condicionantes genéticos”, de hecho, “más de la mitad de los pacientes tienen antecedentes familiares”. “Existen otros condicionantes ambientales, y otros no conocidos”, apunta la especialista del complejo hospitalario coruñés, antes de destacar que “en las mujeres”, la migraña “es muy prevalente por el componente hormonal”. “Muchas veces, aparece con la menarquia (que es cuando la mujer tiene la primera regla) y desaparece con la menopausia, aunque no siempre es el caso”, refiere.

“Otros desencadenantes que juegan muchísimo papel —prosigue— son el estrés, sobre todo el laboral; muchas veces, las alteraciones en el sueño (dormir menos, o hacerlo de más); y cualquier cambio en la rutina habitual (comidas, horarios y demás)”, indica la doctora Raña, quien aclara que, “al hablar de cambios en las comidas”, se refiere “a sus horarios (por ejemplo, retrasar el desayuno o la cena)”. “En cuanto a los alimentos, siempre se le dio mucha importancia, sobre todo a nivel de los pacientes. No obstante, en realidad, no se ha demostrado que sea un factor tan importante. Por lo menos, en la mayoría de los casos. O sea, que no hay alimentos prohibidos para el paciente migrañoso. Depende, después, de cada uno de ellos”, asegura la neuróloga del Chuac, antes de pormenorizar qué tratamientos existen, en la actualidad, para el manejo de esa enfermedad.

"La migraña es muy prevalente en mujeres por el componente hormonal"

Natividad Raña

— Neuróloga del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac)

“En los pacientes con desencadenantes muy concretos, si se pueden evitar esos desencadenantes, hay que hacerlo. Por ejemplo, hay pacientes que notan la migraña siempre el fin de semana porque duermen más horas. En este caso, se les intenta aconsejar que duerman siempre las mismas horas”, señala la doctora Raña, quien explica que, “cuando las crisis son intensas”, se pone un tratamiento “para cortarlas”. “Ahí tenemos los antiinflamatorios de toda la vida, como el paracetamol; los triptanes, que son tratamientos específicos para cortar la migraña; y, desde este último año, disponemos de dos moléculas nuevas para frenarla. Son el lasmiditán y el rimegepante, pero este último no está financiado por la Seguridad Social”, puntualiza la neuróloga del complejo hospitalario coruñés.

Mucho más que un dolor de cabeza

La doctora Natividad Raña, neuróloga del Chuac. / LOC

“Cuando las crisis son muy frecuentes, o muy incapacitantes, se puede poner un tratamiento preventivo”, continúa la doctora Raña, quien detalla que, dentro de estos, están “los orales, de toda la vida, no diseñados específicamente para las migrañas, pero que funcionan como tratamiento preventivo”. “Desde 2010, se utiliza también el bótox (toxina botulínica), en pacientes con migrañas crónicas. Y, desde 2020, disponemos de las nuevas moléculas, los medicamentos contra el neuropéptido CGRP. Los primeros fueron los anticuerpos monoclonales y, en este año, han salido dos tratamientos orales como preventivos para la migraña: uno es el rimegepante (que no está financiado como tratamiento agudo, pero sí como preventivo), y otro es el atogepante”, apunta la neuróloga del Chuac, quien puntualiza que “tanto los anticuerpos, como los gepantes, se financian solamente en pacientes que presentan un elevado número de crisis”. “No están autorizados en todos ellos”, incide.

Reconoce, en este punto, la doctora Raña, que en torno a la migraña hay “una gran incomprensión social”. “Los pacientes están totalmente incomprendidos. Muchas veces, incluso por su propio entorno. Sí que los entienden, pero no tanto como desearían. A un paciente migrañoso, a lo mejor salir, estar con gente, las luces, los cambios en los horarios... le vienen mal, y sabe que le van a desencadenar la enfermedad (esto ocurre, sobre todo, en pacientes con migrañas muy frecuentes). Después, en el puesto de trabajo, a veces les dicen: ‘Si solamente es un dolor de cabeza’. Pues no, no lo es. Son dolores de cabeza que pueden llegar a ser muy intensos, hasta el punto de que el paciente, mientras tiene la migraña, no es capaz de pensar ni de concentrarse. Se asocia a ansiedad, a depresión... No es como tener un catarro, o un dolor de cabeza, sin más”, reitera la neuróloga del Chuac, quien admite que, a veces, los afectados por la migraña son pacientes “mal tratados por el propio sistema sanitario”, ya que, “no se diagnostica bien, puesto que se hace por la clínica (no hay un marcador, una prueba diagnóstica de migraña)”, debido al “desconocimiento” o a la infravaloración de la enfermedad.

“Incluso algún paciente me ha dicho que no le dan la baja. ¿Cómo es posible, con 15 días de migraña al mes?”, cuestiona la especialista del complejo hospitalario coruñés, antes de llamar la atención sobre el hecho de que “la migraña crónica afecta al 2% de la población” y aprovechar la conmemoración, hoy, del Día internacional de la Acción contra esa enfermedad, para lanzar el siguiente mensaje a los pacientes que la sufren: “Que consulten, que no se automediquen y que no lo normalicen. Tomar analgésicos sin control, muchas veces, empeora los dolores de cabeza. Por eso es fundamental consultar”, insiste.

Campaña para “acabar con la banalización” de la dolencia

Siete de cada diez personas con migraña aseguran que siempre, o casi siempre, tienen que parar su actividad diaria cuando sufren un ataque, según se desprende de una encuesta elaborada por la Asociación Española de Migraña y Cefalea (Aemice), en el marco de la campaña Vidas en pausa por la migraña, puesta en marcha por esa entidad, con la colaboración Abbvie, Dr. Reddy’s, Grünenthal, Lilly-Organon, Lundbeck, Pfizer y Teva, por el Día internacional de la Acción contra esa enfermedad, que se conmemora hoy, y cuya información está disponible en www.dolordecabeza.net/vidasenpausa.

“A través de esta iniciativa, queremos concienciar al conjunto de la sociedad sobre el impacto que tiene esta enfermedad neurológica en la vida de quienes la sufrimos. Que comprendan esto es clave para acabar con la banalización de la migraña”, subraya Isabel Colomina, presidenta de Aemice, sobre una dolencia que, tal y como se evidencia en la encuesta elaborada por esa entidad (con entrevistas a más de 1.100 pacientes, con una edad media de 49 años), impacta de manera “muy importante” en el día a día de los afectados. Y es que, de media, estas personas suelen padecer una crisis durante 401 horas al mes, lo que supone unos 13 días perdidos. Un hecho que cobra aún más importancia si se tiene en cuenta que el 70% de los encuestados estaba trabajando.

El sondeo llevado a cabo por Aemice pone de manifiesto, asimismo, el impacto social, personal, familiar y laboral de la migraña, puesto que el 92% de los encuestados reconoce haber tenido que anular planes con amigos; el 42% no ha podido atender a sus hijos de la manera que hubiera deseado; el 56% ha anulado un viaje previsto o alterado el plan; el 78% no ha podido practicar un deporte; el 68% no ha podido asistir a eventos culturales o deportivos; el 26% no ha acudido a exámenes; el 48% no ha asistido a reuniones importantes de trabajo; y el 55% no ha acudido a un evento familiar importante como, por ejemplo, una graduación o cuidar de un padre hospitalizado.

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