Entrevista | Cristina Blanco Investigadora coruñesa, Premio Nacional para investigadores jóvenes

«Este premio reconoce el alto valor y el impacto social de las Humanidades»

El Ministerio de Ciencia reconoce su «excelente carrera científica» en Historia Contemporánea y su trayectoria en el ámbito internacional

Cristina Blanco. |  LOC

Cristina Blanco. | LOC

Cristina Blanco, investigadora Distinguida Sénior en la Universidade da Coruña, ha sido premiada con el premio nacional para investigadores jóvenes en la modalidad María Moliner, en Humanidades, por su «excelente carrera científica» en Historia Contemporánea. El Jurado ha destacado su trayectoria en el ámbito internacional y sus estudios sobre el proceso de integración europea.

¿Cómo ha vivido la noticia del premio?

Recibí la llamada de la ministra cuando iba en bicicleta por un puente. La sorpresa fue enorme. Pensé «o es muy grave o muy importante». Para mí fue una noticia muy especial, porque seguimos viendo que los investigadores de Humanidades somos una minoría, no tenemos tanta visibilidad como otras ciencias. Ese premio reconoce, de una forma muy potente, el alto valor y el impacto social de las Humanidades, tantas veces soslayado. Espero que sea una oportunidad para ser portavoz en esa dimensión y también como mujer investigadora. Nos ha costado tanto, a tantos niveles.

Mujer, joven, investigadora y del ámbito de las Humanidades. No eran cartas ganadoras, desde luego.

Sí, exacto. Por una parte, hay una lucha y un esfuerzo. Por ejemplo, yo hablo siete idiomas, he tenido que aprender muchos más que los compañeros; he vivido 20 años en 12 países del mundo. El esfuerzo que hay detrás para intentar estar a la par sigue siendo exageradamente alto. Es muy injusto. Creo que la importancia y el valor de las Humanidades calan cada vez más en la sociedad. Ahora estoy trabajando en el Centro de Ciencias Sociales y Humanas de Cambridge en un proyecto que intento vincular mucho con el presente, de factores de paz sostenible en la historia del proceso de integración europea.

Un tema de plena actualidad.

Sí. Trabajamos en el pasado, pero abrazamos pasado, presente y un futuro posible, alternativo y más inclusivo. He decidido romper un poco la corriente de la ciencia política y las relaciones internacionales, e intento estudiar los factores de paz sostenible a través de las conversaciones entre políticos o diplomáticos y el mundo de las artes, como la poesía, las artes plásticas, los lenguajes no textuales: el cómo son capaces de comunicarnos de una forma más intuitiva, más directa, ideas de paz en momentos de crisis en la historia, en los que hemos caídos muy bajo pero como sociedades humanas hemos sido capaces de levantarnos. Se puede aprender de ello.

Los ámbitos de estudio de su grupo de la UDC, Sociedades en Movemento, como la migración o la construcción de sociedades, son hoy objeto de mucha desinformación. ¿Funciona la transferencia a la sociedad?

Es un grupo que realiza una labor importantísima, muy. Miran hacia esos temas claves para el futuro de las ciencias humanas, como la migración, el desarrollo o la acogida de refugiados. Hay una especie de crecimiento de factores de conflicto y discriminación que se convierten en desplazamientos, migración forzada, éxodo. Creo que, desde el punto de vista histórico, hay que echar la vista atrás e indagar en ideas e iniciativas que no están en el mapa de la discusión política, los medios o la conversación social. ¿Qué ideas hubo en el pasado que nos pudieron ayudar a transformar un problema en otra manera de ver el futuro? A veces las cosas están ocultas a propósito. No interesa ver la riqueza en temas como la movilidad humana, solo la crisis.

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