Un eslabón "clave" en la cadena frente al ictus en A Coruña

«El tiempo es cerebro», reivindica José Luis Díaz Valiño, jefe de Neurorradiología del Chuac, en el Día del Ictus | Galicia cuenta, desde 2016, con un Plan de Asistencia a esa dolencia, el conocido como «Código Ictus», una carrera contra reloj, a cargo de un "equipo multidisciplinar", en la que los neurorradiólogos tienen un rol «crucial»

Profesionales de la Sección de Neurorradiología del Chuac, que dirige el doctor José Luis Díaz Valiño (en el centro), ayer, en el Hospital Universitario de A Coruña. |  Iago López

Profesionales de la Sección de Neurorradiología del Chuac, que dirige el doctor José Luis Díaz Valiño (en el centro), ayer, en el Hospital Universitario de A Coruña. | Iago López

El ictus cerebral mata o discapacita a más de 120.000 españoles cada año. Es la segunda causa de muerte entre la población adulta en general, la primera entre las mujeres, y también el principal motivo de incapacidad permanente y dependencia. Galicia registra entre 150 y 200 casos por cada 100.000 habitantes, lo que se traduce en cerca de 7.000 nuevos accidentes cerebrovasculares anualmente. La comunidad gallega cuenta, desde julio de 2016, con un Plan de Asistencia al Ictus, el conocido como «Código Ictus», con los complejos hospitalarios de A Coruña (Chuac), Santiago (CHUS) y Vigo (Hospital Álvaro Cunqueiro) como centros de referencia para la realización de «trombectomías mecánicas», al contar con las Unidades de Ictus, «indispensables» para llevar a cabo ese tratamiento endovascular «cuando se identifica un trombo» en un vaso sanguíneo «accesible» para los neurorradiólogos, «poder retirarlo» y «recuperar ese ‘territorio’, en riesgo de infarto».

Profesionales de la Sección de Neurorradiología del Chuac intervienen durante un «Código Ictus», ayer, en el Hospital Universitario de A Coruña.

Profesionales de la Sección de Neurorradiología del Chuac intervienen durante un «Código Ictus», en el Hospital Universitario de A Coruña. / Iago López

«En 2023, se activaron en Galicia más de 2.409 ‘códigos ictus’, y 493 pacientes tuvieron indicación de trombectomía mecánica», apunta José Luis Díaz Valiño, jefe de la Sección de Neurorradiología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), «referencia para las áreas sanitarias de A Coruña y Cee, Ferrol, y Lugo, A Mariña y Monforte de Lemos». «De las 177 trombectomías llevadas a cabo el año pasado, 26 se realizaron a pacientes procedentes de Ferrol; 25, de Lugo; ocho, de Cee; seis, de Burela; y otros seis, de Monforte», detalla el doctor Díaz Valiño, quien aprovecha la conmemoración, hoy, del Día mundial del ictus, para «dar visibilidad» a su colectivo, uno de los integrantes del «equipo multidisciplinar» —junto con el 061, y los servicios de Urgencias, Neurología, Anestesia, Cuidados Intensivos (UCI), Neurocirugía y Rehabilitación («en los cuales se encuadra la indispensable enfermería»)— que atiende la emergencia del «Código Ictus», que «es un ejemplo paradigmático de la medicina colaborativa avanzada».

«La Neurorradiología es una disciplina de la Radiología enfocada al sistema nervioso central (cerebro y médula), con una doble vertiente: la diagnóstica, por la imagen de TAC y RM (resonancia magnética), y la terapéutica (intervencionista), de patología isquémica (trombos y estenosis) y hemorrágica (aneurismas y malformaciones arteriovenosas), por medio de cateterismos vasculares», explica el jefe de la Sección de Neurorradiología del Chuac, quien reivindica que esas «dos facetas» son «esenciales en la atención al ictus». «Nuestro intervencionismo, por hacer un poco el símil, viene a ser como la hemodinámica para los cardiólogos», apunta el doctor Díaz Valiño, antes de pormenorizar el funcionamiento del «Código Ictus».

«Cuando se activa el ‘Código Ictus’ por la sospecha de un accidente cerebrovascular agudo, una vez que el paciente ha sido valorado (siempre) por el Servicio de Neurología, en ese momento crítico y en primera instancia, se le realiza un TAC multimodal craneal. Tres modalidades de adquisición de imágenes con las que los neurorradiólogos descartamos otras causas distintas del infarto isquémico, y detectamos el tejido cerebral irreversiblemente perdido, el que es viable y se puede rescatar y la localización de la arteria cerebral trombosada», indica el doctor Díaz Valiño, quien especifica que, «con esos hallazgos radiológicos y las consideraciones clínicas del neurólogo», se consensúa la indicación de la «trombectomía mecánica», que efectuará el neurorradiólogo para «recanalizar la circulación cerebral» con el objeto de minimizar el daño que ocasiona la falta de riego.

«La trombectomía mecánica requiere una gran precisión por parte del profesional, para la cual se necesita una alta especialización»

José Luis Díaz Valiño

— Jefe de la Seccion de Neurorradiología del Chuac

«Tomada la decisión, antes de 20 minutos, estarán personados en la sala de Neuroangiografía anestesistas y personal de enfermería, para ayudar al neurorradiólogo en el cateterismo de las arterias cerebrales y efectuar la extracción del trombo aspirándolo, capturándolo con una malla (stent) o bien con una combinación de esas dos técnicas», expone el jefe de la Sección de Neurorradiología del Chuac, quien hace hincapié en que esta intervención «requiere una gran precisión por parte del profesional, para la cual se necesita una alta especialización».

«En muchas ocasiones, la recuperación del paciente es inmediata y se puede apreciar ya en el propio quirófano, pero lo más habitual es que la mejoría la veamos pasadas unas horas, o incluso días, durante su estancia en la Unidad de Ictus», prosigue el doctor Díaz Valiño. «También hay veces en que, a pesar de que podamos extraer el trombo con éxito, el paciente no mejora debido a que el cerebro no ha soportado el tiempo que ha estado sin recibir sangre», reconoce el jefe de la Sección de Neurorradiología del Chuac, quien reivindica que, frente al ictus, «el tiempo es cerebro». “Sabemos que las células del cerebro (las neuronas), sin recibir el aporte de oxígeno en la sangre que le tiene llegar, apenas aguantan más allá de dos minutos. Pasado ese tiempo, termina ocurriendo la muerte celular. Hay una serie de mecanismos fisiológicos, en los que se revierten las circulaciones, lo que llamamos ‘colateralidad’, y eso permite una ventana de tiempo en el que es posible actuar y se puede ‘rescatar’ ese tejido en riesgo de infartarse», señala.

El beneficio de la «trombectomía mecánica» en el ictus agudo para conseguir un buen resultado clínico, por tanto, «se reduce según se retrasa su inicio», incide el doctor Díaz Valiño, antes de volver a reivindicar el «rol clave» del neurorradiólogo para el manejo de esa dolencia. «Por una parte, decidimos junto al neurólogo el tratamiento idóneo para cada paciente, y por otra, efectuamos, en los casos en los que esté indicado, el tratamiento endovascular para ‘recanalizar’ el vaso obstruido que está provocando el ictus», reitera.

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