VEREDICTO CASO SAMUEL
«Queda probado que si te matan al grito de maricón de mierda es homofobia»
Ana Fernández, presidenta de la Asociación ALAS A Coruña, acusación popular en el juicio por la muerte de Samuel Luiz, analiza el veredicto judicial. Su pretensión era demostrar que, tras la paliza mortal al joven, había intención homófoba. «Nos sentimos satisfechas con el veredicto»
Ha sido un proceso largo. Tres años desde que mataron a Samuel, mes y medio de juicio. ¿Cómo lo han vivido?
Ha sido una instrucción larga, complicada y minuciosa. La Justicia tiene sus tiempos, y tres años después por fin llegó el veredicto. El trabajo no se ha parado en Alas en estos tres años. Siempre hemos tenido esto en el foco, pero el último tirón vino estos últimos meses, para ir repasando y preparando todo. Este mes ha sido, para todos los que hemos estado allí durante las veintipico sesiones, un proceso duro y desagradable. Ha sido largo, pero creemos que han quedado de sobra probados los hechos, y así lo hemos visto con el veredicto.
Después de todo el debate, ha quedado probada la motivación homófoba. ¿Cómo reciben el veredicto?
Sí. Para nosotras, para el colectivo LGTBI en general, no había debate. Desde el primer momento se pusieron en tela de juicio los testimonios de los testigos directos, que estuvieron con Samuel este día, que ya nos pareció desagradable. Después, tuvimos que ver cómo se debatía en redes, en la televisión, estos días otra vez... pues ahora ha quedado probado en sede judicial que si te matan al grito de maricón de mierda, seas o no LGTB, es homofobia.
Es un matiz interesante. A veces no hace falta ser. Con parecer, ya es suficiente para motivar una reacción homófoba. Insisten en que a Samuel se le «leyó» como tal.
Lo que ha sido bastante terrible es que se tuviera que debatir o constatar la orientación de Samuel dentro de esa sala, que es algo que pertenece a la esfera íntima. Hay un lema que el colectivo LGTBI siempre hemos utilizado, que es «lo personal es político»; porque sobre nuestros cuerpos y vidas se legisla, se debate, se prohibe. Ha sido fuerte que eso se tuviera que debatir ahí. No era el objeto. Samuel podía ser lo que él quisiera ser, sigue siendo homofobia que te griten maricón de mierda. Al final hay una lectura, hay unos estereotipos sobre la masculinidad, sobre la expresión de género, que fuera intentas derribar, pero dentro de esta sala se vio que fue lo que les motivó para desatar esa violencia contra él. Eso es lo que se leyó, lo que les legitimó para atacarle de esa manera Le consideraban una víctima fácil, quedó probado que no pudo defenderse.
La asociación Alas estuvo atenta durante todo el proceso al respeto a la dignidad de las personas LGTBI. ¿Cómo se portaron los operadores jurídicos al respecto?
Evidentemente, la Justicia, como institución que es parte de la sociedad, que sigue siendo machista y patriarcal, sigue estando sesgada. Afortunadamente, esto va cambiando con los años. Hemos llegado a este juicio en un momento en el que en España tenemos una de las legislaciones más avanzadas en materia de igualdad y de derechos LGTBI. Creo que en la sala, por la parte que nos toca como acusación popular, y del resto de acusaciones, se ha intentado tratar de la mejor manera posible. Hemos tenido que escuchar cosas como «por qué tenemos que llevar a este juicio el folclore de la homosexualidad» [por parte de uno de los letrados de la defensa]. También hay una parte que está perpetuando esos discursos de odio dentro de la sala. Creo que, por parte de los operadores jurídicos, se ha tratado de tener el mayor cuidado y tacto posible, y evidentemente no todo el juicio estaba centrado en esta agravante. Ha habido más, pero es cierto que quizás esta agravante era la que ponía ese componente social y reivindicativo, que es por lo que una parte muy grande de la sociedad salió a la calle en todo el Estado, para reclamar que esto era homofobia. Ahora ha quedado demostrado.
Tras el veredicto, ¿les queda cierta sensación de reparación?
Sabemos que no es un veredicto perfecto, porque eso no existe. Siempre va a haber partes que no lo van a ver justo. Creo que hay que respetar la decisión del jurado, que ha estado cientos de horas deliberando. Eso deja claro lo difícil que ha sido este proceso. La jueza lo dijo uno de los primeros días; que este proceso era extremadamente complicado, con cinco defensas, tres acusaciones y un jurado popular. No es algo que se suela ver todos los días. Entendemos la frustración y el malestar que pueda haber en la sociedad, pero el trabajo de esta acusación popular era que se reconociera la agravante homófoba. y, en ese sentido, estamos satisfechas. Creemos que esto va a marcar un antes y un después en toda la sociedad, no solo para el colectivo. Ahora queda una sentencia, y un largo recorrido jurídico por delante.
¿Cuál es el impacto social de este caso? ¿Cree que ha sido un punto de inflexión para la sociedad?
En estos tres años, la sociedad ha seguido avanzando. En este país, como dije, está aprobada una de las leyes más avanzadas en el mundo en materia de igualdad LGTBI. Eso también es una muestra de hacia dónde caminamos. Eso es innegable. Al final, un jurado popular es una muestra representativa de la sociedad. Que se haya reconocido esa agravante, cuando hasta ahora no había un precedente, ya indica el avance. Hasta ahora se creía que si tú no conoces a la víctima de antes, ¿cómo vas a saber que era una persona LGTBI? Da igual lo que fuera o no, es una cuestión de lecturas que se hacen a nivel social, y de que se presume esa orientación. Creo que la respuesta que hubo hace tres años fue brutal a nivel social. Hacía mucho tiempo que no se recordaba un asesinato tan brutal, tan claro al grito de maricón de mierda. Necesitamos que esto sirva para que la sociedad avance un poco más.
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