La fianza llega al mercado: «A veces piden mercancía y no vienen a por ella»

Cada vez más placeros optan por este método ante clientes que abandonan sus pedidos y dejan a los comerciantes con cientos de euros en productos frescos sin vender

Un placero del mercado de la plaza de Lugo despacha una centolla, este lunes.  | |  CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Un placero del mercado de la plaza de Lugo despacha una centolla, este lunes. | | CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Ángela, de Pescados Gelu, se llevó este lunes un auténtico disgusto a primera hora de la mañana: una clienta se llevó doce nécoras, valoradas en unos 125 euros, y al poco rato volvió para devolverlas. «Su marido no las quería, o algo así. Hasta se me puso mal cuerpo. Ahí las tengo a la venta. Si no, hoy ni habría traído nécora», cuenta Ángela desde su puesto de la plaza de Lugo. Esta clienta en cuestión no es ni la primera ni la última que demuestra falta de consideración ante el trabajo de los comerciantes, que redoblan esfuerzos estos días en vísperas de cenas y comidas de Nochebuena y Navidad. La situación resulta familiar a otros compañeros de esta y otras plazas de abastos de la ciudad, que han decidido comenzar a pedir una señal o adelanto cuando se trata de pedidos de determinada magnitud para evitar estos perjuicios. «A mí me lo hicieron hace poco con dos besugos, que no son baratos, están a 50 euros el kilo. A la una de la tarde este lunes me cancelaron una lubina, otro tanto. Al menos en este caso avisaron. A veces piden la mercancía y no vienen a por ella», comenta Ángela Barrán, de Mariscos Dory, en el mercado de San Agustín.

Una comerciante reparte percebes en su puesto. |  Casteleiro/R.A.

Una comerciante reparte percebes en su puesto. | Casteleiro/R.A.

Asegura que el procedimiento no deja lugar a dudas: cuando el cliente encarga, se le ofrece una orientación del precio. A veces cambia de idea, y otras, persevera con su pedido. «Muchos te insisten y te dicen: ‘No me dejes sin él’, y aun así a veces pasan estas cosas. Cada vez se tiene que pedir más la fianza. Somos conscientes de que hay que anular reservas en restaurantes, pero no de dejarle tirada una mercancía a una persona», lamenta.

Clientes y comerciantes conversan en la plaza. |  Casteleiro/R. A.

Clientes y comerciantes conversan en la plaza. | Casteleiro/R. A.

Los placeros coinciden en qué, cuando el cliente es conocido, normalmente prevalece la confianza, pero hay quien ha adoptado este método por sistema en grandes pedidos que vienen de compradores no habituales. Así procede Óscar Martínez, de Pescadería Nortemar, que es de los que se cura en salud. «Vino un cliente de Madrid y me hizo un pedido de 600 euros en pescado y marisco. Dejó la señal de 250 euros sin ningún tipo de problema. Si vuelve el año que viene, ya no se la pediré, porque ya lo conozco», relata, también desde un lateral de la plaza de Lugo. En el otro extremo del mercado de abastos, Teri Ceán recuerda algún caso tristemente similar. «A una compañera le dejaron el día de fin de año cuatro kilos de almejas, a 45 euros el kilo. Echa cuentas. Hay gente que simplemente, desaparece», relata. Algunos comerciantes optan por el método de la fianza en el caso de los envíos a domicilio, «por si el camión pincha una rueda y no llega, que puede pasar», añade Juan Iglesias, de la plaza de Lugo.

Nochebuena con santiaguiños a 300 euros y merluza a 30

El precio del marisco y el pescado una vez se adquiere en la lonja se ha mantenido estable para estas Navidades con respecto a las del año pasado, tal y como han observado los comerciantes de los mercados coruñeses. Destaca el precio de la merluza, que ronda los 24-30 euros el kilo. Una subida que los placeros atribuyen a los pocos ejemplares disponibles debido a las «cuotas limitadas» impuestas por la Unión Europea. El precio de venta al público del besugo asciende a 65 euros el kilo, el rape se mantiene entre los 25 y 35, la dorada a 40, el lenguado a 35 y la lubina pequeña entre 26 y 30, mientras que la grande linda en los 50. El rodaballo, por su parte, alcanza los 70 euros el kilo.

En cuanto al marisco, la almeja, una de las reinas de la mesa en estas fechas, oscila entre los 50 euros la más grande y 40 o 45 la babosa, más popular y demandada, «y eso que no hubo mucha este año, que murió mucha cría en verano», cuenta Teri Ceán. La subida se ha hecho notar, sobre todo, en el kilo de santiaguiños, que alcanza los 300 euros. El lubrigante sigue en los 70 euros del año pasado y la centolla, en los 50. El percebe oscila entre los 110 y 160 euros, los gambones rondan los 20 y las cigalas, los 110.

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