La migración de mayores hacia A Coruña es femenina: las mujeres de más de 64 años son el doble que los hombres
Los extranjeros que llegan a la ciudad tienen casi paridad entre sexos, pero las diferencias de esperanza de vida y las abuelas que vienen a cuidar nietos aumentan el porcentaje femenino a medida que se incrementa la edad
Redacción
La ciudad recibió casi 5.400 inmigrantes procedentes del extranjero en 2023, el último año con datos, y la cifra se divide casi a la mitad entre uno y otro sexo. Ellos fueron 2.640, y ellas 2.743, apenas un 4% más. Pero la distribución cambia con la edad. Hasta los 45 hay paridad, o un ligero predominio de hombres, pero a partir de ahí empiezan a aumentar las mujeres, hasta llegar al tramo de 65 años o más. El año pasado apenas llegaron 107 hombres de esas edades, y las mujeres fueron 193, prácticamente el doble.
El fenómeno es visible para las ONGs de la ciudad que trabajan con inmigrantes. Mónica Vidal, técnica de SOS Racismo, indica que en su asociación tienen «más usuarias mujeres», y que «desde hace tres o cuatro años se nota mucha más» presencia de mujeres inmigrantes, si bien «a qué se debe exactamente no lo sabemos».
Desde Viraventos, la subdirectora Ana Louzán explica que «la mayoría de las personas que están llegando mayores de 55 son mujeres». En su ONG trabajan con familias migrantes, y ven muchos casos de mujeres mayores que entran en el país con sus nietos, después de que la madre de estos haya entrado antes en España y conseguido trabajo. Otras mujeres llaman a sus madres «cuando tienen la vida hecha, para ayudarles con sus niños». Esto no es solo una decisión personal, sino también una necesidad, porque muchas inmigrantes realizan «jornadas laborales muy amplias».
En cambio, es «raro que vengan matrimonios tan mayores», aunque no es desconocido. Hay casos de parejas cubanas de personas mayores que entran con la «familia ya instalada» en España. Como «hacer la reagrupación legal es costosísimo», acceden como turistas y piden protección internacional. «Tenemos algún caso de parejas de personas mayores de Cuba o Venezuela», señala Louzán, pero suelen tener contactos en España.
El responsable de proyectos de Sen Valos, Patxi Hurtado, ve «una mayor prevalencia de mujeres mayores de 65» entre los inmigrantes, y su llegada «se está incrementando bastante en los últimos meses». Esto, probablemente, se deba a la «situación precaria» en los países de origen, como Venezuela, con un lugar destacado desde la crisis de 2017, o Colombia y Cuba, con un repunte reciente. De la isla, pone como ejemplo, «llega mucha gente de 70, 75 años», a veces con cónyuges que tienen la nacionalidad por descender de españoles. En esas edades, por la diferencia de esperanza de vida, hay un «porcentaje mayor de mujeres».
Hurtado también ve que ha cambiado el «patrón» de la inmigración latinoamericana. Si hace dos décadas, con la crisis del Cono Sur, solía migrar un miembro de la familia, «muchas veces la mujer, por tener mejor acceso a trabajos con servicio doméstico, sin contrato», y cuando se regularizaba traía a su familia, ahora «vienen unidades familiares completas», todos en situación irregular, y solicitan protección «porque la situación de seguridad, económica o de carencia de medicamentos» hace la vida «complicada» en sus países.
Un ejemplo de inmigrante que sí llegó sin acompañantes ni arraigo a la ciudad es el de Antonia Ramos, que inmigró desde Venezuela en 2021 y acaba de obtener la nacionalidad. Allí «me quedé sin familia», vendió sus propiedades y, como tenía una amiga que había llegado a la ciudad antes que ella, «me vine sola, con las cenizas de mi perro, que fue mi acompañante». Tenía 62 años.
En su caso, pesó la posibilidad de conseguir la nacionalidad, pues, aunque tiene una hija en los Países Bajos que es ciudadana de ese país, «yo siempre iba a ser turista». En España le dieron la posibilidad de «tener la residencia por razones humanitarias». Asidua de cursos de ONGs y centros cívicos, indica que hay algún inmigrante varón en su rango de edad, pero que «la mayoría son mujeres».
Más niños que niñas
Por tramos de edad, los hombres son algo más frecuentes entre las personas que llegaron a la ciudad desde el extranjero con quince años o menos, con 444 niños y adolescentes frente a 424 chicas. De los 16 a los 24 años hay cierta mayoría femenina, de 478 frente a 451. Los hombres predominan entre los 25 y los 34 años, con 715 varones y 681 mujeres, y también en la franja de 35 a 44 años. Aquí los inmigrantes masculinos son 495, y las féminas 444.
Pero en los 45 años la proporción se invierte. En la franja de edad que llega hasta los 54 años llegaron 337 mujeres frente a 281 hombres. Las inmigrantes de 55 a 64 años son 186, un 26,5% más que los varones, que suman 147. Y entre los migrantes extranjeros de 65 o más años, que el año pasado sumaron 300 contando ambos sexos, las mujeres suponen cerca de los dos tercios del total, la mayor desproporción de la serie.
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