Estas son las dos ganadoras de premios extraordinarios de arte en centros de A Coruña: hacen baile e ilustración experimental
La Xunta ha concedido premios extraordinarios en estudios artísticos a dos egresadas de centros coruñeses: Sofía González, del Conservatorio Profesional de Danza, y Violeta González, de la especialidad de Ilustración de la Pablo Picasso. A las dos las une una pasión por el arte que les ha llevado a estar entre las mejores de su promoción y las inspira para su futura carrera
Redacción
Sofía y Violeta González comparten mucho más que el apellido: la primera nació en Venezuela, y la segunda es vecina de A Laracha, pero las dos viven para el arte. Sofía lleva bailando desde niña, mientras que para Violeta, aunque también escribe y es aficionada a la fotografía, su gran pasión es dibujar. Las dos estuvieron entre los mejores alumnos de sus respectivas promociones, Sofía en el Conservatorio Profesional de Danza coruñés y Violeta en la Escola de Arte e Superior de Deseño Pablo Picasso, y ambas han sido galardonadas en los premios extraordinarios de enseñanzas artísticas de la Xunta. Además de mil euros, la distinción les ha dado todavía más fuerza para dedicarse a sus respectivas pasiones.
Para Violeta, la ilustración tiene mucho de tradición familiar. «Mi padre estudió Bellas Artes, mi abuelo también», y cuando llegó al Bachillerato su apuesta fue cursar estudios artísticos en el instituto de Durmideiras. Luego empezó el ciclo de Ilustración en la Pablo Picasso, y admite que al iniciarlo «no estaba muy convencida». Esto cambió, explica, por el contacto con los profesores y compañeros que conoció en el centro de la Xunta, y «acabé viendo la ilustración como mi vocación».
Sofía cuenta que la danza «siempre ha sido de lo principal en mi vida». Lo era cuando estudiaba en academias de pequeña, en su país natal, y continuar con su formación fue uno de los motivos para venir a A Coruña y realizar dos cursos en el conservatorio de la Diputación. Al igual que en el caso de Violeta, una parte crucial fueron sus compañeros y profesores, que «siento que me han acogido bien», la «motivaron» y le consiguieron algún trabajo.
Para presentarse al concurso era necesario tener una nota media elevada, pero Sofía señala que para ella no ha sido difícil conseguirlo porque danzar «es lo que gusta hacer: lo veía como algo a futuro, no es lo mismo que en el colegio o instituto, en los que sacaba las notas para seguir estudiando». Para Violeta, la ilustración tampoco es una carga, sino su actividad artística «favorita, a la que más tiempo» le dedica.
Y para participar en el certamen, ambas tuvieron que presentar sendos proyectos. En el caso de Violeta, fue el mismo que realizó para como final del ciclo: un proyecto multimedia «bastante experimental» con una parte audiovisual y otra física, compuesta por dos álbumes. Uno de los tomos es «como un acordeón, con códigos QR», y cada uno de ellos lleva a una pieza audiovisual en la que realiza los dibujos que se incluyen en el segundo, más convencional. «Son ilustraciones algo abstractas, a veces la propia ilustración es un fragmento del vídeo», y cada pieza es una «performance» con una banda sonora propia compuesta por la propia Violeta.
Sofía recopiló varias de sus danzas en un vídeo. Hay una variación de ballet y fragmento de su participación en la obra Azul, una pieza para trío neoclásica de Jorge Pérez. La tercera parte es la más personal, pues se trata de una danza contemporánea de «creación propia» que es «una investigación sobre la búsqueda personal de un proceso artístico». La bailarina, a la que sus profesores animaron para presentarse al galardón porque es un «reconocimiento bastante importante», señala que «viene bien», por el premio y el prestigio, y Violeta concuerda en que, aunque tuvo dudas de que pudiese conseguirlo, ahora está «muy contenta, muy agradecida». «Me hizo sentir muy bien».
Un futuro de vocación
Y las dos coinciden en que su futuro pasa por continuar con sus respectivas vocaciones. Violeta está ahora «intentando darle forma» a su trayectoria profesional, y trabaja en proyectos personales, sin estar ligada a nada fijo. «Llevo cosas pequeñas, pequeños encargos», resume.
En cuanto a Sofía, tras acabar sus estudios en A Coruña ha ido a un conservatorio superior en Madrid para continuar su formación en baile. La danza clásica era su preferida «de pequeña», recuerda, aunque en A Coruña cambió su perspectiva. «Los profesores me insistían en probar otras cosas, veían potencial en otros aspectos: fui cambiando de mentalidad, me empezó a llamar la atención el neoclásico, y en Madrid me he encontrado más en la danza contemporánea», relata.
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