Cuántica para una Estrella Galicia más sabrosa y sana

El químico José María López Vilariño, responsable de I+D de Hijos de Rivera, lidera un grupo de investigadores en el que participan expertos en física y supercomputación y que emplea la informática cuántica para mejorar los productos

Una operaria, en la fábrica de Estrella Galicia. |  LCO

Una operaria, en la fábrica de Estrella Galicia. | LCO

Redacción

La corporación coruñesa Hijos de Rivera cuenta con un equipo de maestros cerveceros «muy bueno», según explica el químico José María López Vilariño, responsable de I+D de la empresa, y «poca ayuda necesitan» para conseguir productos sabrosos. Pero la compañía tiene un reto que va más allá: encontrar moléculas que sepan bien y «nos aporten un beneficio para el organismo». Para eso ha enrolado a un equipo de investigadores, que lidera el propio López y que incluye a físicos teóricos y cuánticos, a expertos en bioquímica y en supercomputación. Emplea los ordenadores cuánticos para saber cuál será el comportamiento de las moléculas en las papilas gustativas y el cuerpo humano.

En la medicina, explica López, se utilizan cálculos con ordenadores para predecir el comportamiento de moléculas; ahorra tiempo y es más barato y sostenible que hacer solo pruebas de laboratorio. En Hijos de Rivera los ensayos se dirigen a moléculas «de origen natural» que se puedan incluir en bebidas, y a través de ellos «podemos establecer el potencial beneficio de un ingrediente».

Y, como explica el investigador, a las farmacéuticas les da igual el sabor, pero en Hijos de Rivera tienen que descartar los compuestos desagradables al paladar porque no se pueden comercializar. Con los modelos por ordenador «podemos simular» cómo actuarán las moléculas en las papilas gustativas y descartar aquellas que sepan mal.

Pero las simulaciones no siempre salen bien. Según explica López, cuando «estábamos evaluando diferentes moléculas presentes en el lúpulo y analizando el potencial frescor que podían aportar en nuevas cervezas» los investigadores de Hijos de Rivera se encontraron con que el mentol, una molécula que «sabíamos fehacientemente que aportaba frescor», daba un resultado nulo en los cálculos que realizaban con ordenadores convencionales. «No dimos con la posible solución», recuerda el químico.

Entonces entraron en liza los ordenadores cuánticos, es decir, máquinas que emplean los fenómenos cuánticos que estudia la física avanzada para mejorar el rendimiento con respecto a los sistemas convencionales. Es una tecnología todavía experimental, pero el Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga), cuenta con uno de gran potencia, Qmio. Hijos de Rivera inició una colaboración liderada por López con miembros de este centro, del International Quantum Center Fujitsu y de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM). Y, aunque «la propuesta inicial era otra», recuperaron el problema de las moléculas del frescor para ver si se podía resolver con tecnología cuántica.

Y así fue. «Al iniciar los cálculos empezamos a ver que los algoritmos cuánticos desarrollados explicaban la realidad del problema de un modo mucho más preciso que los modelos clásicos», explica López, y, cuando estuvo disponible el Qmio, «fue el primer cálculo que se realizó con él». Actualmente hay un «gran interés» en los ordenadores cuánticos por lo que podrán aportar para encriptar claves o simular inversiones en bolsa, pero «queríamos evaluar que respuesta podríamos obtener al abordar con algoritmos cuánticos un problema que es claramente cuántico: la unión de dos moléculas, el ingrediente que puede dar el sabor y el receptor de las papilas gustativas».

Un mundo por explorar

La computación cuántica, explica el responsable de I+D de Hijos de Rivera, tiene un «gran potencial de futuro». Investigar en ella puede ayudarnos a comprender mejor cómo se comportan las moléculas que ingerimos, «tanto en su sabor, como en las bondades que puedan aportar al organismo». Pero López advierte que la tecnología «ahora mismo aún necesita desarrollarse, y eso estamos». Abundan los retos, y la biomedicina será «uno de los campos que está llamado a emplear la computación cuántica de manera intensiva». Por eso, desde Hijos de Rivera tienen un «gran interés» en poder trabajar con la tecnología y «poder ir por delante en la curva de aprendizaje en una tecnología de tanto futuro y tan compleja».

Para la corporación coruñesa, explica López, la apuesta es crear un producto que no solo sea sabroso sino también salubre, que mejore el cuerpo del paciente al mismo tiempo que le resulta agradable de consumir. «Ahora mismo estamos envueltos en diferentes proyectos de bebidas que aporten beneficios para el consumidor», explica el químico, que añade que el cliente «por suerte está cada vez está más concienciado y busca productos de calidad que les permitan mantener durante un mayor número de años un estilo de vida activo y saludable». Aunque para conseguirlo sea necesario unir a las prácticas tradicionales la física y la supercomputación.

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