El plástico sanitario que nace en la refinería de A Coruña

La refinería de Repsol produce centenares de miles de toneladas de gasolina y gasoil, de asfalto y coque, pero pocos pensarían que de ella salen también productos que permitirán fabricar inhaladores y jeringuillas. A partir de gases como el propano que se emplea en la calefacción y cocina, la planta coruñesa sintetiza propileno grado polímero, un material que luego sirve de base para crear gran cantidad de productos, desde elementos sanitarios a embalajes. Lo hace, además, con una pureza del 99,5%, gracias a una instalación construida durante la pandemia que, mediante una torre de 80 metros de altura, permite refinar el material con más limpieza.

Según explican fuentes de Repsol, la planta lleva años sintetizando este producto, pero con una pureza del 95%, un porcentaje al que se denomina «grado químico». La empresa quiso aumentar la producción en un 35% (la capacidad actual es de 81.000 toneladas) y subir el refino hasta el «grado polímero», que designa una pureza cercana al 100%. Entre 2019 y 2020, un centenar de profesionales trabajaron para construir una nueva unidad que costó 29 millones de euros.

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Parte está constituida por una nave que alberga un compresor de gases, pero la pieza más llamativa es una columna de 80 metros de alto que llegó a Repsol en 2020 desde los muelles de punta Langosteira; por comparación, la Torre de Hércules tiene unos 55. La instalación llegó dividida en dos fragmentos, que suman 330 toneladas.

Primero se colocó el más bajo y luego se instaló el segundo encima, una operación compleja que «supuso la movilización de una veintena de camiones y el trabajo de catorce técnicos durante cinco días», indican desde la empresa. Para poder izar las piezas hubo que usar dos grúas especiales de «gran tonelaje» y con una extensión máxima de 187 metros, casi tres veces la longitud del campo de Riazor.

Exportación en 38 buques

La producción empezó en 2021 y «varía anualmente», señalan desde Repsol. En 2024 se alcanzaron las 70.000 toneladas, que salieron por los muelles coruñeses en 38 barcos. Parte de la producción fue «al área química» de Repsol y se dirigió a instalaciones que tiene en otras partes de España. El resto de la producción se encamina a «otros mercados de exportación», explica la empresa, que señala que aunque la cantidad es menor que otras producciones de la refinería, es de «alto valor añadido».

El propileno, que sale de la refinería como un gas, se usa para sintetizar polipropileno, un material de alta versatilidad que se puede emplear tanto como plástico como «en forma de fibras». Entre ellos, explica Repsol, que tiene más de un cuarto de siglo de experiencia en la fabricación de compuestos de este material, «destaca principalmente el material sanitario», como los cuerpos de las jerinquillas y los inhaladores. Pero también se emplea en la industria textil o en la papelera, o para hacer embalajes o envases.

Repsol sintetiza productos de polipropileno que «van destinados principalmente a la industria de automoción, para componentes de interior, exterior y bajo capó», así como otros que se emplean en electrodomésticos. Otros de los productos resultantes se usan como envases alimentarios, cajas, palés y cubos, o para «fibras ultrafinas».

Una nueva línea de trabajo, explican desde la empresa, es la de productos PP-3D. Se emplean para construir «prototipos tanto estéticos como funcionales y piezas finales para sectores como la automoción, el empaquetado sanitario, el juguete o el ocio y deporte».

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