Un gran multiusos en San Diego, traslado de la industria pesquera al entorno de Oza-Repsol, el estudio de un posible tren de cercanías que aproveche la infraestructura existente en la ría do Burgo o vivienda en el muelle de San Diego que «garantice la viabilidad económica» de la transformación portuaria. Son algunas de las líneas sobre las que se estructurarán las bases del concurso del que saldrá el proyecto de diseño de la fachada marítima de A Coruña. Estas líneas forman parte de un «Master Plan» que la Comisión Coruña Marítima, integrada por las administraciones competentes en la ordenación del borde litoral —Autoridad Portuaria, Xunta, Concello, Ministerio de Transportes, Puertos del Estado, Adif, y representantes de los grupos municipales con representación en la corporación— aprobarán este viernes y que servirán de base para la redacción de los pliegos del concurso.
Tráficos.
Esta guía de líneas básicas recoge el mantenimiento de «algunos tráficos comerciales portuarios» en el puerto interior. Citan, en específico, mercancía «limpia» y tráficos de contenedores; espacios que se plantearán de forma preferente en el muelle del Centenario. El hecho de mantener los tráficos portuarios requiere también, plantea el documento, «mantener y mejorar la conectividad viaria y ferroviaria del puerto interior» y evitar interferencias con la movilidad urbana del ámbito; lo que comporta tráfico rodado, transporte público y movilidad peatonal y ciclista, además de posibles nuevas infraestructuras. En el caso de la industria pesquera, el plan fija su traslado «mayoritario» al entorno de Oza-Repsol, con el fin de unificar los usos pesqueros en el entorno de Oza «ampliando la superficie en tierra y agua» hacia las instalaciones de Repsol, pero no hace referencia a un posible traslado de la lonja de Linares Rivas. El sector del mar, que integra compradores, exportadores, talleres e industria paralela, ha manifestado en varias ocasiones que el muelle de Oza no les parece una ubicación adecuada, ya que lo consideran demasiado pequeño para toda su operativa.
El proyecto para ordenar la fachada marítima se estructurará en cuatro fases desde el análisis de las necesidades hasta su redacción, que se prevé para verano de 2027. La Comisión Coruña Marítima elaboró un cronograma que culminó su primera fase el pasado diciembre, que consistió en la «recopilación, búsqueda de información y análisis de las necesidades ferroviarias y portuarias» de la zona. Esta fase se extendió entre julio y diciembre del año pasado y dio paso a la actual, centrada en la preparación de los pliegos para el lanzamiento de «un concurso internacional de redacción» del plan que estructurará la transformación del borde litoral. Esta fase se extenderá hasta julio de este año, según el cronograma previsto. Es entonces cuando comenzará una tercera fase, que se extenderá a lo largo de un año, de licitación y adjudicación de los trabajos mediante «un proceso participativo y de diálogo». La última de las etapas del plan, que se extenderá entre agosto de 2026 y julio de 2027, estará centrada en la redacción del plan y fijación de los nuevos plazos de la operación.
Movilidad.
El documento hace constar la necesidad de acometer actuaciones para facilitar «el intercambio de transporte urbano y metropolitano», que se situará en el entorno de la plaza de Ourense y el comienzo de Linares Rivas. El plan se abre a la idea de «estudiar la posibilidad de implementar» un servicio ferroviario de Cercanías que aproveche la infraestructura existente en la ría do Burgo. También recoge la necesidad de estudiar la movilidad viaria de la zona y a considerar soluciones como el soterramiento del vial para facilitar la «permeabilidad peatonal» hacia el mar.
El órgano responsable de la contratación de este proyecto será la Autoridad Portuaria. Coruña Marítima propondrá el nombramiento de un comité experto que se encargará de la valoración de las ofertas. El contrato tendrá un valor de tres millones de euros, de los cuales 2,6 estarán destinados a la redacción del proyecto y los 400.000 restantes corresponden a los honorarios de los candidatos, a razón de 80.000 euros por candidato. Cualquier interesado podrá presentar su solicitud para participar en el concurso en un plazo de tres meses desde el anuncio del concurso en Diario Oficial de la Unión Europea, siempre y cuando demuestre ser solvente. Tras el plazo de presentación de solicitudes se seleccionará a cinco candidatos, a los que se brindará información para que preparen sus proyectos en base a las líneas propuestas por las administraciones. Tendrán un año para presentar sus proyectos hasta la fase de adjudicación. La Autoridad Portuaria encargó a la consultora pública Ineco Ingeniería la definición del procedimiento de contratación y la redacción de los pliegos de licitación que regirán el concurso
Vivienda y equipamientos .
El «Master Plan» es claro en materia de proyectos inmobiliarios. Con el objetivo, expone, de «garantizar la viabilidad económica del proyecto», contemplará usos residenciales, que se combinarán con usos como el terciario y el dotacional, en el muelle de San Diego. En este mismo muelle, el plan propone considerar la construcción de un equipamiento multiusos cubierto «de gran capacidad». No es la única infraestructura singular que se plantea para la zona: el documento recoge la posibilidad de desarrollar diferentes equipamientos en Batería, Calvo Sotelo y Linares Rivas. Entre ellos, destaca una instalación concebida «a escala de ciudad y con carácter icónico y simbólico que caracterice la intervención». En este punto, el plan base matiza que la urbanización de los muelles más céntricos —Batería y Calvo Sotelo— podría adelantar su desarrollo, ya que se encuentran desafectados de actividad portuaria e industrial. En este punto, proponen el modelo de concesiones —un régimen en el que opera ya la Fundación Marta Ortega Pérez, titular de una concesión en el muelle de la Batería para su proyecto expositivo —como una solución de «consenso» entre las administraciones que componen la Comisión Coruña Marítima.
Medio Ambiente.
El «Master Plan» propone «considerar» la integración del río Monelos y su desembocadura en el proyecto de diseño «y los usos del agua vinculados a su entorno». También recoge la posibilidad de incluir «láminas de agua» en el relleno portuario que resulte desafectado. Ambas posibilidades, señala, deberán tener en cuenta el riesgo de inundación derivado del cambio climático.