Aprender el idioma desde cero en A Coruña

La integración es rápida, pero la cuestión lingüística es la principal dificultad que enfrentan los extranjeros a la hora de incorporarse socialmente a la vida en la ciudad

A Coruña es un crisol de nacionalidades y eso se puede ver en sus calles. La diversidad de extranjeros que deciden elegir la ciudad como su hogar es amplia. Sus corazones están divididos en dos naciones, pero crean grandes vínculos en A Coruña. Ucranianos, marroquíes, ingleses, americanos, checos, entre otras nacionalidades, comentan los retos de vivir en una ciudad con costumbres e idioma diferentes. Su principal barrera a la hora de conocer gente nueva es la lengua, que, muchas veces, les impide conseguir trabajo.

Saad Slimani Tlemcani en el laboratorio de la Universidade da Coruña. | LOC

Saad Slimani Tlemcani en el laboratorio de la Universidade da Coruña. | LOC

Iuliia Demchenko, y su hija Oleksandra Drobiazko llegaron a A Coruña en el 2022. La guerra en su país, Ucrania, llevó a la familia de Demchenko a dejar todo e instalarse en A Coruña para buscar un futuro mejor. Más de quince familiares acompañaron a esta madre y a su hija en este largo viaje. Provenientes de la ciudad de Bucha, la cual fue invadida por Rusia en el 2022, contactaron con la Cruz Roja para pedir ayuda y poder escapar a la violencia generalizada en la que vivían. Fue la organización quien las ayudó a establecerse en Galicia. «Vinimos con la intención de volvernos a Ucrania en un par de meses, pero no fue así. Tuvimos que rehacer nuestra vida en A Coruña», explica Demchenko.

Esta familia ucraniana se dedicaba a la alta costura en Bucha. Trabajaban con varias tiendas de ropa y tenían unas cuantas colecciones en su haber. «Al ver que la estancia en A Coruña se estaba transformando en indefinida, empezamos a pensar que lo mejor era montar un taller de costura en la ciudad. Finalmente abrimos Orestas en la rúa Socorro, 14 el año pasado. Estamos contentas porque tenemos mucho trabajo», comentan madre e hija.

Aprender español fue el gran desafío de Iuliia Demechenko y Oleksandra Drobiazko. «Para mis hijos y mis nietos aprender el idioma fue más fácil. Pero para mí, que soy un poco mayor, es todo un reto», comenta Iuliia Demechenko.

Iuliia Demchenko y su hija, Oleksandra Drobiazko en el taller ‘Orestas’. | Iago López

Iuliia Demchenko y su hija, Oleksandra Drobiazko en el taller ‘Orestas’. / | Iago López

Saad Slimani Tlemcani llegó a A Coruña desde la ciudad de Rabat, Marruecos, para hacer su doctorado en química. El joven investigador arribó a la ciudad en el 2021, sin hablar una sola palabra de español. Ahora que ya domina el idioma no tiene intenciones de volver a Marruecos. «Estoy muy contento. Siento que mis compañeros de laboratorio son como mi familia», argumenta Slimani. El joven marroquí plantea que su mayor dificultad a la hora de integrarse fue precisamente esta, pero en seguida puso los medios para solventarla. «Aprendí de manera autodidacta. Al principio cometía errores y nadie me entendía, pero poco a poco empecé a hablar más fluido», explica el joven. Ahora ya es capaz de ir a un bar o a festivales sin tener que pedirle a sus amigos que le hagan de traductor: «Ya me siento adaptado del todo».

Alena Voznakova nació en República Checa, en la ciudad de Ostrava. Con un grado en lingüística española en la mochila, decidió venir a A Coruña para estudiar su otra pasión, la química. «Llegué de casualidad y me quedé a hacer un máster y un doctorado», comenta Voznakova. Hace nueve años eligió A Coruña como su hogar, en donde está «100% adaptada». Al tener trabajo como investigadora en la UDC, «no está en mis planes irme de la ciudad, estoy muy a gusto», explica Voznakova. Voznakova considera que, al tener conocimientos del español, no tuvo problemas a la hora de comunicarse, pero si cuando los profesores impartían clases en gallego. «Hubo profesores que fueron muy flexibles y me hicieron los exámenes en castellano. Otros, en cambio, me dijeron que me buscara la vida», afirma Voznakova.

Los alumnos de la clase de español inicial de la Escuela Oficial de Idiomas de A Coruña comentan de forma unánime que la barrera idiomática es lo que más les preocupa a la hora de adaptarse en la ciudad. «A Coruña es preciosa y es muy agradable vivir aquí, pero si no hablas español, es muy difícil la comunicación», comentan los alumnos. Fátima Zaruk, marroquí de nacimiento, vive en A Coruña hace cinco años e integra la clase de español inicial, desde su inicio en septiembre. Sus hijos, en edad escolar, fueron el motivo para que esta joven se lanzara a estudiar español. «Cuando tengo que llevar a mis hijos al médico o tener una reunión con sus profesores, debo utilizar el traductor. Me da mucha vergüenza», comenta Zaruk.

Hiep Thi Thanh Le es vietnamitca y se puso como objetivo para el 2025 hablar el español con fluidez. «Vivo aquí desde hace tres años, pero aprender el idioma es lo más difícil», explica. Hace unos cuantos meses que va a clases de español, y ya ve grandes cambios. «Ahora puedo pedir un plato en un restaurante o entender por qué se comen 12 uvas el día de Fin de Año», explica Le. La única australiana de esta clase de idiomas es Lisa, quien esta casada con un coruñés. «Entiendo e l español, pero no hablo nada», comenta la ama de casa riendo.

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