El Chuac refuerza la seguridad tras el ataque con arma blanca a dos trabajadores

El personal asegura que los protocolos están obsoletos y que las necesidades van más allá de incrementar el número de vigilantes, ya que el servicio de salud mental está colapsado

Nueva protesta en el Chuac para reclamar más seguridad tras la agresión de un paciente a dos trabajadores

A Coruña

El clamor de los más de 300 profesionales que este martes salieron a la calle para prestar apoyo al enfermero y al vigilante de seguridad agredidos con arma blanca en el Chuac por un paciente ha llegado hasta los despachos del Área Sanitaria. Tanto, que ayer mismo ya había un vigilante más en el turno de tarde en Urgencias del hospital. «Incidentes así pasan todos los días en todos los turnos a todas horas. No todos vienen con cuchillo, pero este debe ser de los peores sitios para trabajar en seguridad en A Coruña. Si no pasan más cosas es porque nos apoyamos entre los compañeros, pero esta vez hubo heridos aunque podría haber habido muertos», lamenta el vigilante de seguridad Rodrigo Calvelo, representante de CCOO.

Ahora, desde el Área Sanitaria de A Coruña informan de que se ha consensuado con el servicio de Urgencias «el refuerzo de la seguridad» en el área , se ha iniciado el informe de los técnicos de prevención de riesgos laborales, activado el análisis del suceso y «ofrecido apoyo psicológico y asesoramiento legal» a los trabajadores. La gerencia del Área Sanitaria reconoce que, «a la vista de los acontecimientos», se ha reunido al comité de Seguridad y Salud y «procedido a la revisión» de los protocolos vigentes.

La agresión a los dos trabajadores con arma blanca —el enfermero sigue hospitalizado pero estable tras recibir una puñalada en el abdomen— destapó las deficiencias en materia de seguridad y los agujeros un protocolo que, aseguran los representantes de los trabajadores, está obsoleto y que desconoce la plantilla. «Los profesionales de seguridad, hasta hoy, seguían siendo los mismos que hace 20 años, cuando las instalaciones del hospital han crecido mucho. El protocolo que se nos facilitó es del 2012, está desfasado», lamenta la presidenta de la comisión del centro, María Formoso.

Un protocolo que, denuncia, solo aborda el procedimiento a seguir cuando se trata de pacientes con patologías de salud mental, pero deja en blanco cómo actuar cuando no existe diagnóstico y el paciente está nervioso, violento o agitado. «Puede que exista un protocolo, pero si los profesionales del servicio no lo conocemos, no sirve para nada», lamenta Formoso. Los trabajadores se manifestarán hoy en el Hospital a las 12.00 horas para pedir medidas urgentes contra la «desprotección» que sienten.

El personal insiste en que la cuestión va mucho más allá de incrementar el número de vigilantes. Demandan más medios para atender a los pacientes y realizar en condiciones la labor sanitaria, ya que, aseguran, no disponen de espacios adecuados para atender a los pacientes de salud mental. Señalan que el colapso de la unidad de agudos de Oza obliga a Urgencias a absorber una labor asistencial en la que no es especialista, lo que compromete la seguridad de pacientes y profesionales. La sección de la CIG en Prosegur ha exigido áreas específicas para pacientes con enfermedades psiquiátricas y protección jurídica reforzada para personal de enfermería y vigilancia. «No podemos arriesgar la vida sin medios adecuados».

Los profesionales de la seguridad exigen, entre otras cosas, métodos de protección personal que les ayuden a salvaguardar su integridad frente a incidentes. «Pedimos un protocolo adecuado, chalecos anticorte y sprays de gel, que se nos reconozca como agentes de la autoridad como medida disuasoria y que se nos aumente el plus de peligrosidad», dice Calvelo.

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