Las tres lecturas de la crisis política del Gobierno de A Coruña

PSOE, PP y BNG manifiestan relatos e interpretaciones divergentes sobre el pleno de la cuestión de confianza que perdió la alcaldesa Inés Rey

Inés Rey, en una de sus intervenciones en el pleno de este martes.

Inés Rey, en una de sus intervenciones en el pleno de este martes. / M. Dylan / Europa Press

A Coruña

El pleno municipal de este martes era, sobre el papel, el más arriesgado de los que ha presidido la alcaldesa, Inés Rey, desde que entró en el cargo en 2019. La regidora sometió a una cuestión de confianza los presupuestos municipales de 2025, y tanto el PP como el BNG votaron en contra, abriendo un plazo de un mes en el que la oposición tiene un mes para proponer una moción de censura y un alcalde alternativo. Pero el BNG, como ya había anunciado, reiteró en el pleno que no respaldará un cambio de regidor, con lo que transcurrido el mes el presupuesto será aprobado inicialmente y, tras un periodo para presentar alegaciones, recibirá la aprobación definitiva y entrará en efecto. El Gobierno local pone la fecha, aproximadamente, en la primera semana de abril. A partir de entonces se podrán poner en marcha las inversiones que recoge y pagar los convenios.

Pese a que en teoría la alcaldesa arriesgaba su puesto, no hubo tensión en el pleno, ya que la secuencia de hechos sería esta se daba por sabida desde hacía semanas. La sesión, con carácter extraordinario y con la cuestión de confianza como único punto, fue una tribuna para que cada partido expusiese su modo de interpretar los hechos, su relato. Para el Bloque, al negarse a pactar el presupuesto de este año con el PSOE y rechazar la cuestión de confianza han cumplido con su papel de fiscalizar la acción del Gobierno local y castigarlo por incumplir acuerdos anteriores, pero al tiempo mantienen su línea roja de no dar la Alcaldía a los populares. El PP acusa a los nacionalistas de permitir que la alcaldesa vaya a tener los presupuestos que ha querido sin pactar con nadie y restando poder al pleno, y al Gobierno local de mantener una política de eslóganes sin resultados. Y el Ejecutivo municipal, que sabe que no habrá moción de censura, defiende su modelo de ciudad, tiende la mano al BNG para acuerdos posteriores y reitera que los acontecimientos dejan claro que no hay alternativa a un Gobierno socialista.

En los plenos suele hablar por el Gobierno local el portavoz municipal, José Manuel Lage Tuñas, y ayer también llevó el debate político. Pero Rey tomó la palabra al inicio y al final, con un discurso en el que defendió su modelo de ciudad y su gestión desde 2019. Acusó a los que la critican de «hablar mal de la ciudad» y centrarse en «cuitas de corto recorrido, que no llevan a nada». Los populares, afirmó, ponen en cuestión la legitimidad democrática de su gobierno, y los vinculó a Trump.

Sobre la cuestión de confianza, indicó que le causa «incomodidad puntual», pero defendió que es su papel plantearla para «hacer lo que la ciudad precisa» y aprobar las cuentas. También cuestionó que tuviese sentido votar en contra de un presupuesto con inversiones en los barrios o reformar de equipamientos culturales. «No hay ninguna posibilidad de formar un gobierno alternativo», señaló Rey, con lo que «el único fruto [de rechazar la cuestión de confianza] será hacer perder a la ciudad un mes».

Las intervenciones de los populares se centraron en reclamar un «cambio de gobierno» y pedir apoyo al BNG para expulsar a Rey de la Alcaldía. Su portavoz, Miguel Lorenzo, acusó a la alcaldesa de «soberbia» y de hacer muchos «grandes anuncios» pero obtener pocos resultados. «Usted gobierna en minoría, que se le olvida», señaló Lorenzo, cuyo grupo tiene doce ediles frente a los once socialistas y los cuatro del BNG, y cargó contra el Gobierno local por introducir cambios en las bases de ejecución de los presupuestos para retirar facultades al pleno en favor del Ejecutivo municipal. Así, afirma, se crea «un nuevo Godoy, el señor Lage», en referencia al edil de Economía y portavoz del Gobierno local, que tendrá «control absoluto» para modificar las cuentas sin pasar por el pleno.

También hubo palabras para los nacionalistas. Les criticó votar en contra de la enmienda a las cuentas que presentó el PP (que eliminaba los cambios en las bases de ejecución y cambiaba partidas) sin dar «ningún argumento» de por qué se oponían a esta, y cargó contra ellos por permitir que Rey siga siendo alcaldesa sin hacer «nada para que esto cambie» y pactar una «puesta en escena» con el PSOE. «Sé que esta moción de censura no es posible», admitió en un momento, aunque tendió una vez y otra la mano al portavoz municipal del BNG, Francisco Jorquera, para pactarla.

Pero este rehusó tomarla. A Lorenzo le dijo que, si el BNG considera que el BNG incumple sus pactos, «tampoco confiamos en usted», y argumentó que existen diferencias entre PP y BNG que no le permitirían respaldarlo como alcalde en una moción de censura, desde el urbanismo a las políticas sociales. «Esto no es solo ideología, son dos formas distintas de entender la ciudad», remachó.

Y, al tiempo que aseguraba a Rey en su cargo, Jorquera insistió en ponerle deberes. El Bloque, defendió, tiene que asegurarse de que los acuerdos no queden en «papel mojado» y la apelación al diálogo del PSOE «no puede ser un simple eslogan». «Habrá quien diga que para este viaje no hacían falta alforjas», admitió sobre el hecho de que permitirá a la alcaldesa aprobar sus cuentas, pero recordó que la cuestión de confianza es un mecanismo «excepcional» que solo se puede presentar dos veces por mandato, una por año y nunca durante el último antes de los comicios. Aún así, reconoció que los socialistas están haciendo «algunos esfuerzos» para reconducir la relación con el Bloque, si bien afirmando que los realizaron «con mucho retraso» y cuando le vieron «las orejas al lobo».

«Volver al diálogo»

De las respuestas a los grupos se encargó el portavoz municipal, José Manuel Lage, que insistió en una idea central: ante la propuesta del Ejecutivo municipal «no hay nada», y «frente al Gobierno de Inés Rey no hay alternativa». Ante las críticas del BNG de incumplimientos de pactos, Lage defendió que el Gobierno local se ha esforzado por dialogar con el Bloque y que de cara a final de mandato se cumplirá «el conjunto del acuerdo» entre PSOE y BNG.

«No sean los del no, sean los del sí», reclamó a los nacionalistas. Aún así, reconoció el «nivel político» de Jorquera, afirmó que sus críticas eran constructivas y apostó por retomar las conversaciones. «La disposición del Gobierno es que volvamos a la mesa de diálogo y seguir sacando acuerdos para sacar el 100% de los compromisos», defendió, dejando abierto el camino para un pacto de presupuestos de cara al próximo ejercicio.

Su intervención contra el PP fue más dura, afirmando que Lorenzo no ofrece un proyecto a la ciudad y que quieren «hacer una moción de censura al BNG» por sus críticas. «Enfrente no hay absolutamente nada», reiteró, y le preguntó si «cree que le importa algo a los ciudadanos su enmienda». «¿Por qué van a someter a los ciudadanos a un retraso de mes y medio en el presupuesto?» preguntó Lage a los populares, a los que acusó de «poner por delante su interés partidario». Sobre los cambios en las bases de ejecución, argumentó que son para lograr más agilidad en la gestión.

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