La Guardia Civil investiga mercados y webs para hallar patrimonio subacuático robado

Agentes especializados de la Guardia Civil realizan inspecciones en ventas de segunda mano, tanto presenciales como en internet, para localizar piezas de valor cultural e histórico que hayan estado bajo el agua durante cien o más años

El teniente jefe de Seprona A Coruña, Diego Hidalgo, con un cañón, en Lonzas.  | |  CASTELEIRO/ ROLLER AGENCIA

El teniente jefe de Seprona A Coruña, Diego Hidalgo, con un cañón, en Lonzas. | | CASTELEIRO/ ROLLER AGENCIA

A Coruña

Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, más conocido como Seprona, dedican una parte de su tiempo a investigar el patrimonio cultural subacuático, que cristaliza en la recuperación de piezas de valor cultural e histórico que han estado bajo el agua, total o parcialmente, durante cien o más años. El año pasado, los agentes de la Guardia Civil consiguieron recuperar el ancla del HMS Serpent, un buque de guerra británico que naufragó en 1890 cerca de Camariñas y que dio origen al Cementerio de los Ingleses. Esta pieza, según explica el teniente jefe de Seprona en A Coruña, Diego Rodolfo Hidalgo Rumbo, estaba en la finca de un particular.

Para iniciar estas operaciones, la Guardia Civil se vale de varias acciones indiciarias, entre ellas, las policiales, por ejemplo, cuando los agentes de servicio y tienen sospechas de que se pueda estar cometiendo un delito, también les llegan denuncias de particulares, requerimientos de la Administración y, en ocasiones, salen también ellos en busca de piezas expoliadas sin saber qué se van a encontrar, como cuando realizan acciones de vigilancia en mercados de segunda mano, bien sean presenciales —con inspecciones a anticuarios o ferias— o en las páginas web (ciberpatrullaje) que se dedican a la compra y venta.

Cuentan, por supuesto, con un inconveniente muy grande al realizar esta labor y es que no saben cuánto patrimonio cultural estará bajo el mar y cuánto ha sido expoliado ya. «Lo que no se sabe no se encuentra», resume el teniente, que explica que el trabajo de Seprona en este ámbito tiene dos vertientes: «La más importante, la de la prevención, que es el trabajo que se realiza para evitar que se produzcan este tipo de ilícitos (expolios, daños); y la investigación del mismo». Para esta segunda fase se sirven de varias estrategias operativas, que comprenden «acciones técnicas, como la recogida de muestras y salvaguarda de la cadena de custodia, análisis de evidencias y confección de informes», como en cualquier otra instrucción, y «acciones operativas, como vigilancias y seguimientos, interceptación de comunicaciones o análisis documental».

En estas investigaciones se involucran varias especialidades de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado, como Servicio Marítimo, el Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS), Policía Judicial, Seguridad Ciudadana y Seprona. Una vez que la Guardia Civil tiene la certeza de que la pieza recuperada puede ser considerada patrimonio cultural subacuático, el caso de judicializa.

Y, ¿qué se encuentran los agentes cuando le dicen a una persona que, el ancla que tiene en su finca es de un buque histórico, o que la vasija que está vendiendo por Wallapop es de origen romano? «De todo», responde el teniente Hidalgo, «desde personas que dicen que no sabían nada hasta otras que reconocen que sí lo sabían, pero que no lo comunicaron a la Administración, como es su obligación, porque no sabían que tenían que hacerlo». En todo caso, «el desconocimiento de la norma no exime de su cumplimiento».

En A Coruña son 39 agentes los que forman parte de Seprona --actualmente están 35 en servicio--, aunque el cuerpo no puede aportar datos de cuántas investigaciones tiene abiertas sobre patrimonio subacuático, el teniente Diego Hidalgo indica que una operación de este tipo no se cierra todos los meses, aunque suele haber una «cada año o cada dos». «Hay gente que encuentra algo, lo coge y se calla y nosotros no podemos entrar en las casas para ver qué tiene cada uno, entonces, son operaciones muy difíciles», reconoce. Además de la del Serpent, Hidalgo recuerda otras dos, realizadas por agentes del Seprona de Arteixo —bajo la coordinación de la Comandancia de A Coruña—, una de 2011, en la que «recuperaron un cañón de bronce de tipo medio culebrina que pudiera datarse del siglo XVII. En este caso, fue un barco de bajura el que lo encontró en sus redes de arrastre entre Corme y las islas Sisargas y, en vez de comunicarlo, el armador del barco se apropió de la pieza. Y otra de 2013 cuando se recuperaron «restos de vajillas, anclas y un cepo de plomo romano de más de 2.000 años de antigüedad» que se encontraban almacenadas en un hórreo en el Concello de Arteixo.

Hidalgo recuerda que la costa coruñesa es «rica en patrimonio subacuático debido a su historia marítima», a su importancia como punto estratégico en rutas comerciales y de navegación y «a los numerosos naufragios» de los que fue escenario a lo largo de los siglos y pone por ejemplo el del mercante Great Liverpool, en 1846, que se hundió cerca de Corcubión o los de los galeones y navíos que surcaban los mares gallegos entre los siglos XVI y XIX y que nunca llegaron a destino.

Bajo las aguas de A Coruña hay constancia también de restos de barcos romanos, que transportaban ánforas, cerámicas y otros bienes, así como de mercantes destinados a actividades comerciales entre el siglo XIII y el XVIII y vestigios de barcos militares que participaron en las contiendas contra Inglaterra y Francia. Son también patrimonio todas aquellos restos de pesqueros tradicionales y sus artes de pesca, porque revelan cómo se vivía en la zona siglos atrás.

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