La guerra arancelaria de Trump planea sobre A Coruña y empresas como Repsol e Inditex: esto piensan la Cámara y los expertos
Estados Unidos es un socio comercial menor de A Coruña en cuanto a exportaciones, pero una importante fuente de petróleo y gas | El economista José Naya advierte del impacto en el sector textil

Vehículos y fachadas de empresas en el parque empresarial coruñés de Agrela. | Iago López
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto el inicio de una guerra arancelaria que está conmoviendo al mundo y que también tiene eco en la comarca coruñesa. El mandatario ha puesto impuestos del 25% al acero y aluminio que entra en la principal economía del mundo, subido los impuestos a las importaciones chinas y amenazado a Canadá, México y Europa. Aunque Estados Unidos es solo una pequeña parte del comercio internacional coruñés, y los expertos señalan que habrá que esperar para ver qué medidas se imponen más allá por parte y en contra de Estados Unidos más allá de los anuncios, la Cámara de Comercio señala que subir los aranceles «perjudica a las empresas», con «disfunciones que entorpecen el desarrollo económico», y el economista José Luis Naya, profesor en la Universidade da Coruña (UDC) ve un aumento de la «inseguridad» en los mercados.
De acuerdo con datos de la Fundación Cotec, Estados Unidos fue el destino del 3,7% de las exportaciones coruñesas al extranjero en 2023, muy lejos Francia (16,7%) o Portugal (12%). Pero fue el segundo país en volumen de importaciones, con un 10,4% del comercio exterior y más de mil millones de euros en compras. La Cámara explica que, al contrario que con otros países, la balanza comercial con los Estados Unidos es «claramente deficitaria, por el efecto del petróleo y gas que se importa». Este diario se ha puesto en contacto con Repsol para preguntar si la situación actual puede afectar a la refinería coruñesa, pero la compañía prefirió no realizar declaraciones, mientras que la Confederación de Empresarios de La Coruña se ha remitido al criterio de la Cámara. A cambio, A Coruña vende alimentos, derivados de la madera, textiles, servicios financieros, joyería y aluminios, estos últimos ya sometidos a castigo.
La Cámara considera que los aranceles, un impuesto que pagar la empresa que está importando un bien de otro país, perjudicarán al comercio internacional. Pero indica que «su incidencia suele menor que el impacto inicialmente previsto». En algunos casos, cuando el margen lo permite, el vendedor puede reducir el precio «para compartir con el comprador el coste del arancel». Un estudio de la Cámara de España, indican desde la coruñesa, «cifra en torno al 10%» la bajada en las ventas por productos afectados, basándose en experiencias del pasado.
Además, la entidad explica que la evolución del tipo de cambio será «no menos importante» que la política arancelaria. Si el dólar aumenta su valor con respecto al euro, esto puede «amortiguar o incluso eliminar el efecto» de estos impuestos. También puede haber efectos indirectos. Por ejemplo, «hay algunas empresas del área coruñesa que cuentan con unidades fabriles en México y que pueden verse directamente afectadas» por una guerra comercial entre el país azteca y su vecino del norte. Otros países europeos, como Alemania o Países Bajos, tienen una relación comercial con el país americano «muy superior». Y, aunque sea «muy prematuro», habrá que ver los efectos secundarios que tiene la incertidumbre política en la inversión y el consumo.
Tendencia de crecimiento
El economista José Luis Naya indica que en los últimos diez años las exportaciones gallegas a Estados Unidos subieron un 41%, pero que durante el primer mandato de Trump «decrecieron un 28%». Entre las empresas «referentes» en A Coruña que cree que se pueden ver afectadas por la política arancelaria destaca Inditex, «por los posibles costes que se añadiría a las operaciones con productos del textil a introducir en el mercado americano», aunque señala que no es el principal para la compañía. Y también a Greenalia, «por posible encarecimiento de piezas o tecnología necesaria para su modelo de negocio».
Para el profesor de la UDC, es previsible que la política arancelaria entre Estados Unidos y la Unión Europea «no afecte significativamente» en la comarca coruñesa, y tampoco la posible guerra comercial entre Washington, México y Canadá. Las empresas coruñesas, destaca, «tienen muchas alternativas por explorar», entre ellas mercados de países europeos en los que la implantación es baja y las naciones del Mercosur.
Pero sí considera que la «incertidumbre, la intranquilidad y la incredulidad» de los anuncios de la Casa Blanca están generando «inseguridad» en empresas y consumidores, y alerta de que «el mayor peligro no está tanto en los temas económicos sino en el grave desprecio que están sufriendo algunas instituciones internacionales», no solo de Estados Unidos, sino de Rusia, Israel y otros países, que podrían menoscabar el orden internacional. «Es como si se estuviese derribando un edificio piso a piso, con herramientas pequeñas, sin grandes ruidos», pone como analogía el economista.
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