Los decomisos de crustáceos se cuadruplican: en A Coruña hay una nueva generación de furtivos jóvenes y «más profesionales»
El pescado y marisco incautado por la Xunta entre Malpica y Sada sube un 250% el año pasado | La Cofradía coruñesa denuncia que hay «bandas organizadas» que amedrentan a los guardias con «gritos y amenazas»

Costa en la zona de O Portiño, una zona en la que la Cofradía coruñesa denuncia que abunda el furtivismo. | Iago López
Las incautaciones de pescado y marisco a furtivos en la costa entre Malpica y Sada se multiplicaron el año pasado. De algo menos de 1.200 toneladas en 2023 se pasó a 4.223, y los decomisos de crustáceos, la modalidad que más perjudican a los mariscadores coruñeses, se multiplicaron por 3,8 hasta los 1.323 kilos, en su mayoría de centolla. Las cifras oscilan según las intervenciones que hagan ese año los Gardacostas de Galicia (en 2022 el total de incautaciones superaba las 2,4 toneladas), pero desde la Cofradía de Pescadores y Mariscadores de A Coruña calculan que «no se coge ni un 10%» de lo que se extrae ilegalmente. En los últimos años, según señala el patrón mayor, Javier Mariñas, «hay una nueva generación de furtivos que ya están consolidados, una remesa de chicos de la zona de O Portiño de 17 o 19 años» y «la forma de trabajar es mucho más profesional».
Una de las áreas clásicas del furtivismo coruñés, la ría de O Burgo, está ahora cerrada a la actividad porque el dragado eliminó el marisco y el que se ha plantado todavía no tiente tamaño comercial, pero Mariñas advierte de que los recolectores ilegales volverán allí cuando los animales crezcan. Sí hay furtivos, y «todos los días», en la zona de O Portiño y predice que a medida que se acerque el verano y haya dos mareas bajas con luz del día los ilegales duplicarán los turnos. «Esa zona, que era una de las más productivas de la costa, está totalmente esquilmada, y la gente de la cofradía no va a trabajar», protesta Mariñas, que indica que el percebe ha sido la especie más afectada, pero también cita el erizo, el pulpo y la centolla entre las poblaciones coruñesas que se han reducido por el furtivismo.
Y si los cofrades no acuden a O Portiño no es solo por la falta de crustáceos, advierte, sino también por la agresividad de los furtivos, que recurren a «gritos y amenazas» para expulsarlos. Los miembros de la cofradía hacen guardia para prevenir las ilegalidades, y también pagan guardapescas, pero Mariñas recuerda que luchar contra el furtivismo también es responsabilidad de los guardacostas y de la policía autonómica. Los primeros, afirma, «evitan el conflicto».
Para el patrón mayor, es necesaria una «mayor plantilla», pues denuncia que los agentes «no siempre» acuden cuando se los llama, y reclama un refuerzo para las zonas «más conflictivas», las rías de A Coruña y de Ferrol, en las que considera que se concentran los furtivos. En A Coruña, afirma, calcula que hay «mil personas, fácil», y «solo en la zona de Labañou y O Portiño hay unos 300, profesionales y habituales». Por la cantidad de recurso que se sustrae, deduce, tienen que tener «un gran comprador, una organización», y los furtivos pertenecen a grupos organizados que cambian de especie. «Ahora empiezan con la campaña del erizo, y van todos a ello», pone como ejemplo.
«Hay que quitarles el coche»
Pese al aumento de las incautaciones durante el año pasado, Mariñas no ve que la Xunta tenga «una voluntad real de querer combatir» el furtivismo», y afirma que se hacen «inspecciones rutinarias, para no complicarse». Además de más agentes, exige un «combate más abierto» hacia los ilegales.
Parte de su solución pasa por un cambio de las sanciones. Las multas no desincentivan a los furtivos, argumenta Mariñas, porque son insolventes, y por el contrario les estimulan a seguir trabajando en negro porque si pasan a tener nómina tendrán que pagar las sanciones que adeudan. Así que pide que además del marisco se les incauten «los coches, los trajes de bucear, que cuestan ciento y pico euros», pues esto los «desalentaría».
Las estadísticas de la Xunta muestran la incautación de 1.261 objetos a furtivos durante 2024, incluyendo una embarcación y un único traje de buceo, pero la mayor parte son nasas y otros objetos como raños, raspadores, o bolsas-redes. «Deberían darle una vuelta a cómo está planteado todo esto», insiste el patrón mayor de la Cofradía, porque los castigos actuales «no hacen el efecto» de acabar con el furtivismo.
Diez meses sin ingresos tras el dragado: «Se ríen de nosotros»
El dragado de la ría de O Burgo acabó el 26 de abril del año pasado, pero la Cofradía de Pescadores y Mariscadores de A Coruña calcula que no se podrá faenar hasta que pasen 18 o 24 meses del dragado debido a que el marisco que se plantó todavía tiene que crecer. Ya ha pasado aproximadamente la mitad del plazo, y los mariscadores coruñeses que no pueden trabajar no han recibido ayudas ni del Estado ni de la Xunta, que no se ponen de acuerdo en quién debe abonarlas. Según resume el patrón mayor, Javier Mariñas, «tenemos la sensación de que se están riendo de nosotros», y hay mariscadores que están empezando a contraer «deudas con la Seguridad Social» porque tienen que seguir cotizando sin ingresos.
La versión del Gobierno gallego es que el Ejecutivo central debe pagar íntegramente las compensaciones, pero el Estado, que cubrió las ayudas durante la obra, se niega y propuso en octubre abonar un 50% solo si la Administración autonómica pone el resto. Los mariscadores se han manifestado una y otra vez, las reuniones se han sucedido, pero no hay solución, y para el patrón mayor todo esto «es descorazonador, se me acabaron hace meses las palabras: pediría en mayúscula, negrita y cursiva que se pongan de acuerdo».
Si la solución no llega a corto plazo, afirma, habrá gente que «renuncie a seguir de autónomo porque no puede afrontar las deudas» con Hacienda, pues «no tienen ingresos pero se mantienen los gastos». La mayor parte de los mariscadores coruñeses, explica, tienen más de cincuenta años y llevan toda la vida en el sector, por lo que no les es fácil cambiar de oficio.
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