Carnaval en A Coruña: a fuego lento y cocinado desde agosto
Los preparativos del Entroido comienzan en A Coruña muchos meses antes de la gran semana, cuando las comparsas empiezan a idear los temas, los negocios de costura se ponen manos a la obra para componer los trajes y los restaurantes ya piensan en el cocido

Carnaval en A Coruña: ensayo de la comparsa Os Maracos / Iago López
Cuando a Lucía Vázquez le dicen: «Te voy a enseñar una cosa pero no te asustes» piensa siempre lo mismo, que, a estas alturas, ya pocas cosas hay que la sorprendan. Ella está del otro lado del mostrador de la tienda de retales Mary, en la calle de la Merced (hay otra en O Burgo) desde hace tres años, así que, se ha encontrado de todo en las semanas previas al Carnaval, desde padres y madres que tienen que hacer el disfraz del cole de sus hijos y que no tienen ni idea de por dónde empezar, hasta entroideiros a los que no les importa pagar lo que haga falta con tal de conseguir que su disfraz sea tal y como ellos lo habían imaginado.

Lucía, de retales Mary, con telas para elaborar los trajes de Carnaval. / Casteleiro/Roller Agencia
Los preparativos del Carnaval empiezan en A Coruña, normalmente, en el mes de noviembre. Lo confirma Lucía, pero también Romualdo Irijoa, presidente de Os Maracos, la comparsa que nació hace casi cincuenta años y en la que, al principio, predominaban los vecinos de Corme pero que ahora es ya una mezcla en la que la procedencia es lo de menos. Hace tiempo se marcaron un límite de participantes, no podían ser más de 70, este año saldrán a la calle 69.
En noviembre, Os Maracos empezaron ya a darle vueltas a la cabeza a los disfraces y a los temas que podían tratar en sus canciones. No siempre fue así, hubo años en los que esperaban hasta después de Reyes para juntarse y hacían todo un poco más a la carrera. Tenía su parte buena, «siempre hablaban de actualidad», los temas nunca se les quedaban viejos, porque el Carnaval era unas semanas después, también su parte mala, tenían que hacerlo todo en ese tiempo, así que, había ideas que no se podían desarrollar y se quedaban por el camino y tenían mucho menos tiempo para ensayar, aunque lo importante es pasárselo bien y eso, en Os Maracos está garantizado.
Los integrantes de la comparsa Pantaleón, que cumple este año veinte años empezaron a maquinar qué es lo que podrían hacer ya en agosto, explica Cote, miembro de la directiva de la comparsa que ayudó a fundar allá por 2005. «Esto se lleva dentro, si no, no le dedicaríamos tanto esfuerzo», reconoce, porque Pantaleón empezó a ensayar en octubre los sábados, pero desde diciembre, lo hace por partida doble, sábados y domingos de seis a ocho.
En su caso, la comparsa compra la base del disfraz que van a llevar ese año y, después, cada uno de los integrantes —este año son medio centenar— se lanza a personalizarlo para que todos se vean diferentes, aunque compartan temática.

La comparsa Malandros, ganadora del certamen, ayer. | Carlos Pardellas
«Estas semanas atendemos a los clientes habituales, a los de todo el año, y a los que nunca cosen pero que en Carnavales se atreven a iniciarse un poco, aunque sea con una grapadora o con una pistola de silicona», relata Lucía que confiesa que, a lo largo de su jornada laboral, tanto ella como sus compañeras de O Burgo, hacen «infinidad de patrones improvisados» para intentar ayudar a estos clientes que, con buena voluntad, pero poco conocimiento, quieren hacerse un disfraz o algo que se le parezca.
«La gente es muy agradecida con estas cosas, porque hay muchos papás y muchas mamás que tienen que hacer el disfraz para el colegio de una temática determinada. Por lo que te piden, ya sabes de qué colegio y de qué curso son y qué es lo que necesitan. Hay gente que entra y no tiene nociones de costura ni de tejidos y agradecen mucho que les ayudes, porque como es una cosa para dos o tres días, nadie se quiere gastar mucho en un disfraz, así que, intentamos ofrecerles opciones económicas y aparentes para lo que quieren hacer». Eso implica que, aunque hay un repunte de afluencia a la tienda, la recaudación no aumenta exponencialmente, ya que, aunque hay excepciones y dejando a un lado las comparsas y las pandillas grandes, el gasto de cada cliente es reducido.
En retales Mary se ha perdido mucho eso de entrar para pedir patrones o para consultar revistas y la inmensa mayoría de los clientes van ya con las ideas claras de lo que quieren no en la cabeza, sino en el móvil. Hay un tipo de cliente que, durante los últimos años, se acerca más a las tiendas de retales, los amantes del cosplay y del manga. En este caso, explica Lucía, no hay tanta estrechez económica, sino que prima la calidad y que lo que vayan a hacer sea una réplica perfecta del personaje del que han elegido vestirse, aunque eso ya no es solo Carnaval, son trajes que les valen para muchas otras ocasiones. «No son pocos los metros de tela que llevan esos trajes», comenta Lucía, que recuerda especialmente un disfraz de Úrsula, la villana de La Sirenita, que quedó igual que el de la película.

Responsables de O Tellado, con los ingredientes del cocido
Si Lucía piensa en los Carnavales se ve «corriendo por el almacén para coger las telas» y volviendo a la tienda porque la fila de clientes en espera llegaba a la calle y, cada uno de ellos, con el deseo de que ella les dé una solución a sus dudas o a que el remedio que les ofrezca no sea tan caro como la alternativa que habían descartado.
Y ya, con los disfraces acabados, toca disfrutar y salir a la calle y volver a casa solo para dormir. Para Os Maracos, las noticias son su fuente de inspiración, así que, sin ánimo de destripar las canciones que sonarán este Carnaval, revelan que hay varias historias a las que le han dado varias vueltas, como la de Bárbara Rey y Juan Carlos I, o como la necesidad de mejorar la movilidad en la ciudad. El Carnaval se empieza a preparar también con tiempo en las cocinas de los restaurantes. El año pasado, en febrero, Francisco Becerra López reabrió el mesón O Tellado, en la calle Rafael Dieste, en el barrio de Monelos, y tuvo claro que tenía que ofrecer a sus clientes jornadas de cocido porque la apertura coincidió con el Carnaval. Como funcionaron muy bien, este año repite y es que, todos los restaurantes que ahora son ya veteranos en los cocidos tuvieron también algún día su primera vez.
En O Tellado hacen el cocido cualquier día desde el 6 de febrero a finales de marzo, pero siempre con reserva, porque una preparación de este tipo empieza a gestarse días antes, con la compra de la materia prima y el desalado de las carnes para, después, darles una cocción «muy lenta».

Carnaval A Coruña: la choqueira Susa, con su puesto ambulante de pescado / Germán Barreiros / Roller Agencia
«Cada lacón pesa tres kilos o tres kilos y medio y tiene que cocer unas seis horas. Yo llevo toda la vida en hostelería, desde los quince años y me gusta hacerlo así, un cocido de los de siempre, de los de casa», reconoce Becerra. En el mesón O Tellado se sirve sopa de primero, y después ya van las carnes, «el lacón, la costilla, los chorizos, la cachola» y todo lo demás: «grelo, garbanzo, patata» y, de postre, filloas y orejas, café y chupito. «Aquí viene no solo gente del barrio sino también de fuera, los que vinieron el año pasado repiten y vienen aún muchos más, así que, estamos muy contentos. Suelen venir grupos de diez o doce personas, pero llegamos a tener de veinte, porque el mínimo lo tenemos en ocho clientes», relata Becerra, a quien no le gusta pedir adelantos con la reserva, a pesar de que ya le ha pasado alguna vez que una mesa de cinco «no apareció» ni le cogió el teléfono para decirle que no iban.
Becerra tiene un sistema particular. «Si no los conozco, les pido que vengan por el local a encargar la mesa o si no, les digo que vengan un poco antes a tomar el vermú. Si tienen una reserva para las tres, tienen que estar aquí a partir de las dos y cuarto o y media, más o menos, damos un margen para que puedan aparcar y si no viene nadie, llamamos y, si no contestan, ocupamos la mesa con otra gente», relata Becerra, que pide siempre que la reserva se haga con unos días de antelación para que dé tiempo a prepararlo todo. «Pueden venir un lunes o un martes —el martes de Carnaval no, que ya no hay sitio—, por eso no hay problema, pero hay que avisar», concluye Becerra.

Actuación, ayer, de Pantaleón, que este año cumple veinte años. | Carlos Pardellas
Aunque, en principio, la actividad de los choqueiros y choqueiras era todo lo contrario a un cocido, que necesita días de preparación, actualmente, hay entroideiras como Susa «choqueira de toda a vida», que empezó a pensar en el disfraz que iba a llevar en verano, pero no empezó a crearlo hasta hace unos días.
Ella, que ya se disfrazaba de pequeña e iba andando seis kilómetros, desde Sofán a Carballo, llamando a las puertas a ver si le daban unas filloas o unas pesetas, heredó el gusto por el Carnaval de su padre y fue justo el año en el que él falleció, el único en el que no estuvo de humor para salir a la calle «a pintar a mona». Desde 2010 se presenta todos los años al concurso del Concello y siempre ha recibido algún premio. Su nombre está en la calle San Juan, con el de otros choqueiros ilustres de la ciudad que, como ella, llevan dentro el Carnaval.
Malandros gana el concurso de comparsas
La comparsa Malandros, que celebra diez años de vida, ganó este sábado el concurso de comparsas en la modalidad de música y letra, que supuso el inicio del Entroido en la ciudad. La gala, conducida por el cómico David Amor, que conquistó al público con su humor, estuvo llena de música y risas. Hasta apareció un cabezudo de el Rey emérito con la bandera de la República.
En este encuentro participaron ocho comparsas. Además de Malandros, ganadora, se sumaron a la fiesta Amigos da Xoldra, que consiguieron el segundo premio con sus trajes de baño de los años 20, y Montealto a 100, en el tercer puesto.
Pantaleón, que cumple dos décadas, Melandrainas y Os Maracos recibieron accésits por sus actuaciones. Badabum Sorpresa y Os Kilomberos de Monte Alto —fuera de concurso— no faltaron a esta cita en la que apenas quedaban butacas libres en el auditorio de Palexco.
El jurado estuvo formado por la alcaldesa, Inés Rey; el profesor e historiador Xosé Alfeirán; la directora de la Escola Municipal de Música, Elena Umbría; el músico Francisco Manuel Vecino; la periodista Lara Fernández; y la técnica del IMCE, que ejerció como secretaria, Ana Canosa.
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