El castillo que protegió Monte Alto con cañón y mosquete

Las actuales instalaciones del Club del Mar se yerguen sobre una antigua fortificación levantada en el siglo XVII, que protegía la ensenada de San Amaro de desembarcos enemigos. Tuvo artillería y espacio para 50 mosqueteros

Fotografía del castillo de San Amaro, en la primera mitad del siglo XX

Fotografía del castillo de San Amaro, en la primera mitad del siglo XX / Cedida por David Fernández

A Coruña

El Club del Mar de San Amaro se construyó junto a las ruinas de un castillo, cuenta el arqueólogo David Fernández Abella, una fortificación ya sepultada bajo las actuales instalaciones. El fuerte, que llegó a estar dotado con varios cañones y tenía espacio para medio centenar de mosqueteros, fue construido en el siglo XVII para impedir el desembarco de piratas y marinos enemigos y existió durante cuatro siglos.

Fernández, que escribió un artículo sobre esta fortificación y el fuerte de Valparaíso, de Oza, explica que el castillo se situaba sobre una peña baja, casi a ras de agua, que se erguía al sur del arenal, en el flanco más próximo a Monte Alto. La posición deja pocas dudas sobre su objetivo: «Cerrar el arenal de San Amaro e impedir un desembarco por la ensenada». Algunos autores afirmaron que su origen era medieval o de la primer Edad Moderna, pero en 1589, cuando el ataque de Drake, no había defensas en esa zona.

El castillo, en un cuadro de Torrecilla. |  Cedida por el Club del Mar

El castillo, en un cuadro de Torrecilla. | Cedida por el Club del Mar

Como no aparece en mapas de la ciudad de 1622 y 1639, y sí en uno de 1667 y otros posteriores, parece que la construyeron a mediados de siglo, si bien con un estilo arcaico que hizo pensar a algunos historiadores que era más antigua. Fue también en el XVII cuando se la dotó de puerta y tarima para cincuenta mosqueteros.

Pero algunos informes señalan que no era muy eficaz, y parece que el castillo entró en decadencia durante el siglo XVIII. Un texto de 1665 afirma que había espacio «solo para dos o tres piezas» de artillería, con mal ángulo de tiro. En 1755, casi un siglo después, el ingeniero Juan Marín hizo un plano y proyecto para el castillo, describiéndolo como «una torre pequeña capaz de muy poca artillería». Por aquel entonces aún estaba en buen estado de conservación, pero, aunque se proyectó una reforma y ampliación, esta nunca se llegó a realizar, probablemente porque se consideró más conveniente construir una nueva batería de artillería en Durmideiras que llegó a tener ocho cañones.

Nueve años después, en 1765, José Cornide habla de un «castillo viejo» con tres o cuatro cañones y espacio para fusileros. En 1779, ingeniero militar Carlos Agustín Giraud afirmaba que solo quedaban paredes en mal estado. A partir de ahí los planos lo representan como ruinas, o ni lo reflejan.

Aunque ya no quedan restos del castillo, sí se preservan cuadros, y fotografías de la primera mitad del siglo XX. Según explica Fernández, estas imágenes permiten apreciar características como troneras (huecos desde los que disparar) a ras de suelo, y muros elevados de mampostería con almenas. La «historia final» de la fortificación, explica el arqueólogo, está ligada a la sociedad deportiva y cultural de San Amaro, que conserva cuadros e imágenes del castillo. Los vecinos de Monte Alto empezaron a construir la primera sede en 1931 junto al fuerte e iniciaron actividades en 1935, pero el régimen la incautó y construyó un edificio nuevo en 1951 sobre el castillo.

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