El empleo en la pesca cae a la mitad en A Coruña en veinte años por las condiciones laborales y la falta de relevo

El sector pesquero apunta a las reducidas cuotas impuestas por Europa y a la disminución de los recursos como los motivos detrás de las dificultades de viabilidad de la actividad, que pasa de los 1.474 afiliados a los 620 en dos décadas

Marineros se preparan para salir a faenar en el puerto de A Coruña. |  Carlos Pardellas

Marineros se preparan para salir a faenar en el puerto de A Coruña. | Carlos Pardellas

A Coruña

Año a año se repite la misma tendencia cuando el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) hace públicas sus listas de puestos de trabajo de difícil cobertura: las profesiones ligadas al mar, desde jefes de máquinas hasta mozos de cubierta o incluso mecánicos de litoral, y así hasta completar una larga lista, encabezan siempre los sectores con más vacantes. Las cifras de los últimos años reflejan la merma en el volumen de empleo que ocupa , a día de hoy, un sector históricamente estratégico en el Noroeste como es la pesca. En la ciudad, la sangría ha sido considerable en las últimas dos décadas, en las que el gremio se ha reducido a menos de la mitad: de los 1.474 afiliados de enero de 2003, a los 620 de enero de este año.

Un declive que profesionales y sindicatos atribuyen a una raíz multicausal, que mezcla falta de relevo generacional, las duras condiciones laborales de los empleos del mar, las reducidas cuotas de captura y la cada vez menor disposición de recursos en las rías, que reduce la rentabilidad del negocio. "Las condiciones no son buenas. A día de hoy, la población migrante representa el 90% de los puestos de marineros, sobre todo en pesca de altura. La pesca en Galicia no sería sostenible solo con población local", explica el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de A Coruña, Javier Mariñas.

Los bajos salarios y la ausencia de un horario fijo lleva a que la profesión del mar, que pasaba casi por inercia de padres a hijos, no encuentre el relevo generacional que antes se daba por supuesto cuando en la familia había un barco en propiedad, y se convierte en el modo de subsistencia de los trabajadores migrantes, forzados a asumir empleos precarios para salir adelante. "Antes, la salida laboral natural o fácil, si ya tenías barco en casa, era el mar. Ahora ha dejado de ser una opción. Eso provoca que la gente aplace la jubilación, porque no tienen cómo vender el barco. Los trabajadores migrantes no tienen la capacidad económica para comprarlo. Es un problema", detalla Mariñas, que, más allá de los salarios, sitúa las dificultades de conciliación como el principal elemento disuasorio para los jóvenes. "Hay épocas en las que tienes mucho trabajo, otras en las que no hay nada... al final todo el mundo quiere continuidad y seguridad", reflexiona.

Cuotas y recursos limitados

Un problema al que se une, abunda, las limitaciones a la actividad de la flota pesquera impuestas desde Europa, motivo recurrente de protesta entre los trabajadores de las distintas artes de pesca, que estrechan todavía más los márgenes de beneficios. Para Mariñas, los pescadores y mariscadores que faenan legalmente absorben los perjuicios de los cupos frente a los furtivos. "Las cuotas son ridículas. A las artes menores y de bajura no nos afecta tanto como en altura, pero afecta de forma evidente. Este año será todavía más complicado porque hay menos cuota que el año pasado. Los recursos están muy castigados, en cualquier producto del mar hay una sobreexplotación evidente, pero el mar no entiende de furtivos ilegales o trabajadores regulados", advierte el patrón mayor.

A finales del año pasado, los ministros de pesca de la Unión Europea llegaron a un acuerdo sobre las cuotas para 2025 en el que se aumentaban las capturas permitidas de rape y gallo, mientras que la merluza del Gran Sol se rebaja un 20%. Respecto al cerco, Europa autorizó de nuevo la pesca de jurel con 65 mil toneladas para el Atlántico norte, pero rebajó a la mitad la cuota de sardina y de anchoa y en el 22% la de caballa, entre otros ajustes, que dejaron una sensación agridulce al sector en Galicia.

El sindicalista Manolo Camaño ha visto desaparecer "muchas flotas" en sus más de 30 años de acción sindical en el sector del mar. Considera que la actual política pesquera redundará en esta tendencia si no se ataca a la raíz del problema, que para él reside en la disminución de los recursos, sobre todo en las rías. "Los recursos disminuyeron de una forma bestial. Eso provoca que haya una tendencia esquilmadora mayor, lo que lleva a peores condiciones laborales, salarios menores y una mayor persecución de la inspección pesquera", desgrana Camaño, que juzga que no existen, hoy, "condiciones dignas para sobrevivir" en un sector de por si sacrificado.

Considera que la contaminación industrial y urbana de las rías ha jugado un papel determinante en la desaparición de varias especies. "La contaminación humana es uno de los factores principales, por ejemplo, en el caso del marisqueo. Para erradicar una dolencia tienes que ir a la raíz. Las políticas de cuotas pesqueras preservadoras no sirven para nada si no se ataca al origen", lamenta.

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