A Coruña dice adiós a la hamburguesería que dio de comer a generaciones

Un establecimiento con más de 30 años de historia a sus espaldas

Ana María Fernández y José Vallejo, propietarios de la hamburguesería.

Ana María Fernández y José Vallejo, propietarios de la hamburguesería. / Carlos Pardellas

A Coruña

En el año 1994, Ana María Fernández y José Vallejo se hicieron con Zun, una conocida hamburguesería de la calle de la Franja. Más de 30 años después, y con un traslado de por medio a Comandante Fontanes, este martes bajaron la verja por última vez: «Muchos me decían que les daba pena, porque cada vez quedan menos sitios en los que llegas, te ponen el café como te gusta y se saben tu nombre», dice Ana María, horas después de jubilarse.

El negocio se trasladó en 2017 a su nueva ubicación: «Buscábamos una mayor conciliación familiar. Antes trabajábamos más en verano, noches y fines de semana, en cambio aquí era más de desayunos y menús del día», explica.

En los últimos minutos en el local no fueron conscientes de que se cerraba una etapa: «Fue como un día normal, vinieron nuestros hijos a comer y no pensamos nada al cerrar porque teníamos que volver. Seguramente lo notemos cuando acabemos de recoger todo y entreguemos las llaves», expone.

Ana María Fernández cierra así toda una vida dedicada a la hostelería: «Llevo detrás de la barra de un bar desde los 14 años». Natural de Santiago, conoció a su marido en A Coruña, ciudad a la que vino a trabajar. La pareja conocía a los antiguos propietarios de la Zun, que abrió originalmente en 1987, pero fue bajo su mando cuando se convirtió en todo un icono.

«Lo que más pena da es dejar de ver a mucha gente que conoces desde hace años». El martes anunciaron el cierre en el Facebook del establecimiento y los comentarios no dejaron de llegar: «Me escribió hasta alguna persona que ahora vive en Madrid y que recordaba venir». En este tiempo han visto crecer a unos clientes que eran casi familia: «Hay una pareja que llevan viniendo 30 años. Ayer se pasaron a despedirse emocionados. Yo recuerdo que venían siendo novios, y luego vimos como se casaron y tuvieron una hija», dice Ana María.

La pena no se produce solo entre sus clientes más veteranos de la Franja. En esta nueva aventura en Comandantes Fontantes, el matrimonio ha conseguido nuevos adeptos, como los empleados de Nortius, una empresa situada encima del establecimiento, que paraban por allí todos los días: «Ayer [por el martes] vinieron los chicos que trabajan allí y nos dijeron que saliéramos afuera. Nos sorprendieron haciéndonos un pasillo para aplaudirnos y darnos unos regalos», cuenta con alegría la hostelera.

En esta última etapa del establecimiento, la pareja enfocó el negocio en servir desayunos y menús del día, sacándolo entre ambos adelante: «El volumen de cafés era tan grande que yo dejaba organizado el menú y ya me quedaba con él detrás de la barra porque claro, él solo no podía despachar todo», explica.

El matrimonio deja un establecimiento que todavía sigue en auge para descansar: «Ahora vamos a aprovechar para viajar y disfrutar, hacer cosas que no pudimos mientras trabajábamos y criábamos a nuestros hijos», dice con ilusión.

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