«Como generación nos planteamos si la vida es igual a las expectativas que teníamos»

‘Las cosas que nos pasan’ es una novela generacional en la que Guada Guerra acompaña durante una semana a un grupo de treintañeras que exponen los problemas de muchas personas en la actualidad: la pareja, el trabajo, la maternidad, el cuerpo o la salud emocional

Guada Guerra posa con su libro en Méndez Núñez. | Iago López

Guada Guerra posa con su libro en Méndez Núñez. | Iago López

A Coruña

Cuando Guada Guerra (Vigo, 1991) escuchaba a otros escritores decir que conversaban con sus protagonistas, que convivían con ellos, no acababa de entenderlo. Pero cuando empezó a escribir Las cosas que nos pasan, su primera novela, se dio cuenta de que sus personajes cobraban vida. Sus pensamientos, sus miedos y sus expectativas vitales están plasmados en este libro que presentó ayer en la librería Moito Conto de A Coruña.

¿Cómo surge la oportunidad de escribir un libro?

En octubre de 2023 me llama Gonzalo Albert, director literario de Plaza y Janés, de Suma y de Roca Editorial, y es un editor súper posicionado en el mundo literario en España. La llamada era para hablar de autores de Penguin, porque yo trabajo como scout de prensa en Galicia para Penguin, y teníamos que organizar una serie de cosas. Pero, antes de colgar, me dice: «¿Tú te ves escribiendo una novela?». No me lo esperaba, pero dije que sí. Fui a Madrid, me dijo que Alberto Marcos sería mi editor, lo que es una suerte y una lotería, y dije que quería escribir una novela generacional.

¿Ya había pensado en algún momento ponerse delante del folio en blanco?

Sí, escribir una novela era algo que siempre estaba ahí, en el cajón y de fondo y en pendiente y en pospuestos. Yo había escrito relatos, guías de turismo y una guía de sostenibilidad para Timberland, pero el hecho de generar desde la ficción era una cosa que yo tenía pendiente. Luego lo vas posponiendo y nunca lo haces. Es una suerte que una editorial como Plaza y Janés y Penguin apuesten por esto.

¿Qué tienen de usted las cinco protagonistas: Sofía, Irene, Julia, Belén y Claudia?

Creo que estoy en todas. Tanto en las cinco protagonistas como en los personajes más secundarios, como en la morra o Gael. La gente más cercana que lo está leyendo me está diciendo «te vemos en este personaje», pero no soy ninguna y creo que con mis amigas está pasando un poco lo mismo. Algunas que dicen «soy esta», y digo «sí, espera tres páginas y cambia totalmente». Tienen rasgos muy generacionales que nos tocan a todas.

Y muchas preocupaciones compartidas entre mujeres: la vida adulta, la maternidad, el trabajo...

Sí, aunque me están llegando comentarios de hombres que también les pasan algunas cosas que cuento en el libro. Como generación, y para más o menos todo el mundo que esté en la treintena, coincidimos en todos esos puntos de plantearnos ya si la vida está siendo igual a las expectativas que teníamos o no. Crecimos en un momento en el que España estaba en plena bonanza económica, todo era clase media, en la que te decían que estudiases una carrera y tendrías trabajo o si no, a la obra... Y, de repente, vas a estudiar esa carrera y en medio revienta la burbuja y sales y todo es una crisis y un solar. Como mujeres, llega esta edad y empiezas a tener que tomar la decisión sobre la maternidad. Creo que ahora pesa más porque antes se tenían hijos antes, pero esto es una cosa que ha estado siempre. Son temas que nos pueden preocupar un poco a todas.

¿Hubo entonces un cambio de mentalidad?

Claro. Mientras nuestra generación creció, el mundo cambió mucho. Suele pasar de generación en generación, pero en nuestro caso concreto llegó una cosa que se llama internet que nos abrió al mundo y que nos puso el mundo en la mano. Ahora la lista de posibilidades es inmensa para todo, todo el rato y en cualquier aspecto: da igual si es en buscar pareja, en el trabajo o un viaje. Siempre hay la posibilidad de que sea más o de que sea mejor. Estamos como todo el rato insatisfechos, pensamos que si aceptamos lo que hay nos conformamos. Antes nuestros abuelos tenían el mismo trabajo 55 años y tan felices. Ahora como tenemos todas las posibilidades en la mano, nos priorizamos más a nosotros. Además, antes la iglesia era una institución súper instaurada, y creo que también se ha caído y con ella el matrimonio como tal, y nuestra generación ha hecho amistades que son familia. Cuando nos hicimos mayores, el mundo con el que nosotros habíamos soñado ya no existía y tuvimos que pensar ¿qué queremos y si nos conformamos o no?

Mientras, la vida nos arrolla. Una de sus protagonistas dice que «hay demasiados pódcast, demasiadas series, demasiadas películas».

Todo el rato hay que estar haciendo cosas y produciendo. Y si el resto lo hace y tú no parece que no avanzas. Esto de tener internet en el móvil en la mano y las redes sociales nos llevan a una comparativa constante. A mí a veces entrar en Instagram me genera ansiedad porque todo el mundo escribe libros, todo el mundo tiene un pódcast, todo el mundo conoce el mejor restaurante que tú no conoces y todo el mundo conoce los sitios secretos de no sé dónde. Es como una sensación de culpa, entonces te haces una lista de cosas pero nunca vas a esa lista porque siempre hay otras cosas nuevas que la tapan.

¿Las cosas que nos pasan es también un homenaje a la amistad?

Sí. A veces lo damos como muy por hecho o no nos paramos a analizarlo lo suficiente. Nos estamos como preocupando mucho por todo lo que no funciona, que por desgracia son muchas cosas, pero nos olvidamos de darnos la palmadita en la espalda por esto que construimos, las amistades, que están bien. Es nuestro sitio seguro y hay que ponerlo en valor.

Los títulos de los capítulos nos llevan a muchas canciones. ¿Son su banda sonora?

Yo escribo sin música, pero sí que me parecía que si hablaba de las cosas que nos pasan, tenían que estar las canciones. Yo encuentro lo que me pasa en letras de canciones, en libros, en el teatro, en el cine, en la cultura en general... Creo que va de esto, de expresar lo que nos pasa para que otro venga y diga «a mí también me pasa» y nos identifiquemos. En el libro hay como un juego con canciones que tampoco comento mucho porque me gusta que sea parte de la experiencia del lector.

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