Entrevista | Eva Moral Atleta paralímpica que participó en el congreso 'Lo que de verdad importa' en el que colabora la Fundación María José Jove
“El accidente me trajo todo lo que bueno que tengo, no volvería a once años atrás”
Eva Moral sufrió un accidente que le cambió la vida cuando hacia una marcha cicloturista. Una lesión medular la dejó en silla de ruedas, pero no acabó con su pasión por el deporte y sus ganas de disfrutar de la vida, lo que la llevó a competir en los Juegos de Tokio y París

Eva Moral, en la Fundación María José Jove. / Carlos Pardellas
¿Qué lugar ha ocupado el deporte en su vida, antes y después del accidente?
El deporte siempre ha sido mi vía de escape. He sido muy deportista desde pequeña. Era mi hobby, mi pasión. Nunca pensé en dedicarme profesionalmente a ello porque tenía otras aspiraciones. Tampoco pensé que el deporte podía ser un medio de vida.
¿Qué ocurrió hace once años?
Estaba haciendo una marcha cicloturista en el puerto de la Morcuera en Madrid cuando sufrí el accidente. Es un recorrido que había hecho un millón de veces, pero el destino me tenía guardada una gran aventura que, en esos primeros momentos, no vi así, sino como una piedra en el camino. Caí por un barranco de siete metros y eso me produjo una lesión medular, por lo que necesito una silla de ruedas para poder caminar y para poder hacer mi vida.
¿En qué momento entendió que esa era su nueva vida y que el deporte podía convertirse en su trabajo?
Es un proceso largo. Es cierto que en los primeros momentos ni siquiera pensaba en el deporte. Es más, yo pensé que ya no iba a poder hacer y practicar lo que a mí me gustaba. Tenía que reestructurar mi vida y mi mente. Lo más importante para mí era mi familia porque sabía que ellos también estaban pasando por el peor momento de su vida. Somos una piña y eso fue lo que más me ayudó. El haber sido deportista siempre me ha ayudado. Tenemos la mente bien entrenada para superar retos y ponernos objetivos y así fue.
Logró un bronce en triatlón en Tokio 2021 y el diploma paralímpico en París 2024. Se casó y tuvo una hija. ¿También le ha traído cosas buenas esta situación?
El accidente me ha traído todo lo bueno que tengo en mi vida. Amo mi día a día. Me ha traído cosas que yo había desterrado de mi mente. Incluso la maternidad, a la que yo había dado un lugar en un sótano de mi mente. Siempre había querido ser madre y lo tenía un poco apartado después del accidente. Muchas veces lo digo: no volvería a once años atrás.
¿Es consciente de que se ha convertido en un referente para las personas que están o han pasado una situación similar a la suya?
Cuando doy charlas, el feedback que tengo es que gracias a ello la gente abre los ojos. Hay que darle importancia a lo importante. Muchas veces en nuestra vida no nos paramos a disfrutar de las pequeñas cosas y eso me lo enseñó también el accidente. Yo siempre hago entender que para mí el deporte es mi pasión y por eso yo me refugié en eso, pero que la vida es pasión, hay un montón de aspectos en el mundo en los que tú puedes agarrarte y luchar por ello y seguir hacia adelante.
¿Qué retos se encuentra a diario en cuanto a accesibilidad?
Ahí todavía queda mucho por hacer. Y ya no solo en barreras arquitectónicas, sino en barreras psicológicas del resto de la sociedad hacia nosotros. Es decir, cómo se nos ve a las personas con discapacidad y cómo se nos trata. Por ejemplo, a los deportistas paralímpicos o deportistas con discapacidad no se nos considera del mismo nivel que un deportista olímpico sin discapacidad. Es nuestra lucha diaria. Cuando estoy compitiendo no quiero que me vean Eva en silla de ruedas, sino Eva deportista.
¿Ya piensa en los próximos Juegos?
Sí, aunque es cierto que viví un período complicado con la maternidad [tuvo una hija en 2022]. Yo no sabía lo que iba a hacer después de parir, pero me vi competitiva contra rivales más jóvenes, que no son mamás y luchando por una medalla. Entonces pensé «esto no puede acabar aquí». Voy a ir año a año y ojalá lleguemos a Los Ángeles.
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