Resonac redobla su apuesta de grafito para coches pese a la presión de Trump y China

La multinacional mantiene su intención de crear una nueva planta experimental en Agrela este año, «necesaria» para que Europa tenga producción propia, pero reclama apoyo público para dar el salto a la producción comercial

Trabajadoras de la planta coruñesa de Resonac, en un acto por el pasado Día de la Mujer.  | |  CARLOS PARDELLAS

Trabajadoras de la planta coruñesa de Resonac, en un acto por el pasado Día de la Mujer. | | CARLOS PARDELLAS

A Coruña

La guerra arancelaria desatada por Donald Trump pone trabas al comercio internacional, y la producción de coches eléctricos en China, que ha recibido importantes subvenciones de ese Estado, inunda el mercado global. Pero la multinacional japonesa Resonac, que ya tiene una planta para sintetizar grafito para baterías en Agrela, mantiene su apuesta por crear una fábrica que genere una variedad de este producto destinado a baterías de automóviles eléctricos, y, de hecho, indica que estos desafíos internacionales la refuerzan. «Como empresa líder en el mercado, debemos mirar más allá de la coyuntura económica actual», indican fuentes de la empresa, que defienden que su proyecto es «necesario porque Europa necesita tener autonomía de otras regiones y su propia industria, y es el momento de invertir en ella».

El proyecto coruñés de la multinacional tiene dos fases. La primera es crear una planta experimental en las antiguas instalaciones de Alu Ibérica, que, insisten desde la empresa, estará en el segundo semestre de este año, o, como mucho, a inicios de 2026. La inversión inicial será de 10 millones, para estudiar la «viabilidad técnica y económica» de la producción de grafito para baterías de coches. Si los resultados son satisfactorios, más tarde se pondría en marcha una fábrica con producción comercial, que implicaría una inversión mayor. Con carácter orientativo, fuentes de la empresa comunicaron a este diario, en su momento, que podría implicar un gasto de unos 500 millones de euros, con 150 empleados directos y 450 indirectos.

Pero este proyecto, de alta «complejidad e importancia», será «muy difícil» de implementar si no hay apoyo de las administraciones, argumenta la empresa, que explica que para que la fábrica se ponga en marcha necesita saber que está en un mercado «que defienda su propia autonomía y sus intereses a largo plazo, evitando el cortoplacismo». Es decir, que haya seguridad jurídica y apuesta por potenciar a los productores propios.

El sector público, defiende Resonac, debe apoyar «a través de los mecanismos pertinentes», entre los que cita los «incentivos para las empresas que cumplan los criterios de sostenibilidad a los que aspira la Unión Europea». Aunque la empresa no lo dice, esta es una alusión a la competencia con los productos chinos. Según explicó en noviembre de 2023 a este diario el actual responsable de la unidad de grafito de Resonac, César Castiñeira, en el grafito para baterías de coches «más del 90% de la producción mundial viene de China, y allí los procesos de producción no cumplen los criterios medioambientales, de seguridad». Producir en A Coruña ayudaría a reducir la «dependencia china», pero «tienes que hacerlo con estándares europeos», advertía Castiñeira.

A finales del año pasado, antes de que Trump empezara su segundo mandato, empresas estadounidensas productoras de grafito pidieron un arancel del 920% sobre las importaciones del país asiático, afirmando que Pekín bajaba los precios de la producción nacional a través de subsidios. En 2021, la Comisión Europea fijó medidas antidumping (esto es, contra la introducción de productos artificialmente bajos para adueñarse del mercado) a electrodos de grafito chinos para hornos eléctricos, tras una denuncia en la que participó la propia Resonac. Y el año pasado se abrió una investigación sobre «la posible elusión de medidas antidumping» a China.

La tercera pata es tener «acceso a energía verde a un precio estable y competitivo», pues el objetivo de adoptar el coche eléctrico es reducir los gases contaminantes, y la intención de Resonac es producir componentes para el vehículo con emisiones reducidas. La empresa ya firmó un acuerdo con la coruñesa Greenalia para comprar energía eólica para sus instalaciones actuales en Agrela, y cederá parte de sus terrenos en la antigua Alu Ibérica a la empresa Ignis para que esta produzca hidrógeno ecológico.

Recargar en cinco minutos

Resonac tiene una cátedra en colaboración con la Universidade da Coruña (UDC), y el mes pasado puso en marcha su Laboratorio de Investigación de Sistemas para la Transición Energética (Liste). Entre los objetivos está desarrollar tecnologías con fuentes limpias y renovables y, en directa relación con el proyecto que empezará este año en Agrela, impulsar las baterías que se emplean en coches eléctricos.

Las empresas del sector se encuentran, de hecho, en una carrera tecnológica. La empresa china BYD acaba de anunciar una nueva plataforma para dar a un coche eléctrico energía en cinco minutos para recorrer 400 kilómetros, que teóricamente entrará en el mercado chino en abril, pero esto no quiere decir que haya una gran ventaja tecnológica: el proyecto de Resonac con la UDC desarrolla tecnologías para llegar a tiempos similares.

Según explicó el mes pasado Alba Tuñas, codirectora de la cátedra y jefa de desarrollo del negocio de baterías de Resonac, la investigación busca que «en un futuro cercano, podamos cargar nuestros coches en menos de diez minutos», y el objetivo es reducirlo a cinco. Liste también pretende mejorar las baterías para que «duren más y reduzcan su impacto ambiental».

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