Eclipse en A Coruña: "Como alguien que se está comiendo un queso"

Cientos de personas se congregan en el parque de Santa Margarita para observar el eclipse de sol parcial

«Como alguien que se está comiendo un queso», «como una yema de un huevo tapada», como un círculo al que le falta un trozo, «un sol torcido»... Así y de muchas maneras más describían esta mañana los más pequeños, el eclipse parcial de sol que se pudo ver en A Coruña. A algunos, como a Gael, con un poco de conocimiento sobre el tema, porque le habían hablado ya de estos fenómenos en casa y en clase, el eclipse les supo a poco, porque pensaban que se iba «a hacer de noche» de pronto y que no era un proceso tan lento en el que la luna le va pegando un bocado al sol. Para otros fue un buen entrenamiento porque tienen en rojo marcada ya la fecha del 12 de agosto de 2026. Para entonces, el eclipse será total y se podrá ver en A Coruña por la tarde, así que, fue el momento de coger ideas, de aprender y de prepararse para esa cita que, según explicó la secretaria de la Agrupación Astronómica Ío, Begoña Duro, es un fenómeno que «no ocurría desde 1905 y que no se volverá a dar hasta dentro de más de 300 años», por eso es importante ir haciéndose con métodos seguros para asistir a este momento único.

Los Museos Científicos Coruñeses y la Agrupación Astronómica Ío convocaron a cientos de personas, pequeños y mayores, para que compartiesen este instante mágico con ellos y, sobre todo, que pudiesen hacerlo con seguridad, así que, en la entrada de la Casa de las Ciencias se podían ver cajas de cereales reconvertidas en cámaras oscuras para ver el eclipse de forma indirecta, que es la que menos riesgo entraña para hacerlo, además de la del streaming, que estuvo habilitado en el canal de Youtube de los museos.

Los expertos recordaron a todos los asistentes a la actividad que no se debe ver el sol directamente si no es con unas gafas especiales y a través de filtros solares fabricados para este fin, de modo que, ni radiografías, ni gafas de soldadura ni lentes ahumadas, porque no protegen el ojo de las quemaduras que puede provocar el sol.

«Llevo un mes pensando en esto», explicaba Eduardo Barro, que acudió al parque de Santa Margarita con un «teleobjetivo de 600 milímetros y un filtro astrosolar y una cámara normal» para poder ver el eclipse por la pantalla de su dispositivo. Para este tipo de trabajos es imprescindible poner este tipo de filtros porque, sin ellos, «se puede quemar la cámara por dentro», según Barro.

«Yo me esperaba otra cosa, que hubiese mucha luz», confesaba uno de los niños que acudió a ver el eclipse con sus amigos y que admitía, como todos los demás que, aunque era más emocionante verlo con las gafas especiales, donde mejor vieron el fenómeno fue «en el móvil». Muchos de los participantes decidieron el viernes por la noche ir al parque de Santa Margarita a la mañana siguiente, otros, mientras desayunaban pero todos tenían claro que repetirán en agosto del año que viene para ver algo que es «una vez en la vida».

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