El rap, la música de la igualdad y la diversidad
«Se lo damos en tres, dos, uno...» y alguien coge el micrófono y empieza a rapear, a veces es de cosas graciosas otras, tristes, pero siempre con respeto y con ganas de hacerlo bien. Freestyle People es el primer grupo de improvisación inclusivo. Ensaya cada martes porque su objetivo, además de divertirse, es profesionalizarse

Iago López
Sole es «una estrella de verdad», así que, aunque no esté en su mejor momento, contesta entrevistas, se hace fotos, rapea, crea y aplaude sin perder la sonrisa. Ella es una de los más de veinte integrantes del grupo Freestyle People que, cada martes, a las seis y media, coge el micro en el local de la asociación Poten100mos y se prepara para ser rapera profesional. A Abel lo que más le gusta de esta iniciativa, que lucha contra la exclusión social, es que, en ese espacio, «todos tienen cabida». No importa de qué entidad procedan ni cuáles son las circunstancias que condicionan su día a día del otro lado de la puerta. Allí son MCs, son «colegones», son «hermanos», son «iguales».

Julián, delante de Dani, Iria, Yago y Ricardo, de público. | Iago López
Así que, improvisan sobre las bases que les tira Rey DJ y lo hacen sobre cualquier cosa, sobre lo que les preocupa, sobre sus sueños, sobre sus frustraciones y anhelos pero también, cuando la ocasión lo requiere, sobre este periódico, sobre el continente africano, «el mejor», si le preguntan a Álex, sobre los tipos de café o sobre cualquier página de un libro de Historia.

Rey DJ. | Iago López
Este proyecto, que se inició el curso pasado, lleva ya más de medio centenar de sesiones y, quien empieza, según explican sus integrantes, se enganchan y vuelven, formen parte de un proyecto de inclusión social o hayan acudido como invitados y el Freestyle People sea su primer contacto directo con la diversidad.
El programa surge de la unión de la asociación Poten100mos y de la plataforma Gallos del Norte, que dirige Álvaro Pumares, que realiza actividades en colegios centradas en la improvisación. «Como el rap y el hip hop es una música tan social, yo tenía ganas desde hace más de un año de trabajar con gente en riesgo de exclusión social porque vive muy invisibilizada», relata el director de Freestyle People, Álvaro Pumares, que destaca que en el grupo —el primero de freestyle inclusivo— hay perfiles «de todo tipo». El objetivo es que puedan profesionalizarse, que puedan ir a festivales y actuar, sentirse artistas y, por supuesto, cobrar. Pumares, que muchas veces acude a las sesiones acompañado de otros raperos o, como hace un par de martes, de una compañera que interpreta las letras a lengua de signos, destaca que, ya que, «con mucho esfuerzo», ha conseguido vivir de lo que le gusta, ahora quiere llevar su «pasión a gente a la que, muchas veces, no se llega».

Sole, con sus compañeros Abel y Pablo, detrás. | Iago López
A Dani ya le gustaba el rap antes de descubrir este proyecto. «Escucho más raperos que gente normal», dice, entre risas, porque se refiere a que en su lista de Spotify no están los nombres mainstream, sino «raperos que salieron de la cárcel» y artistas que solo conocen los que se han pasado muchas horas buceando en internet.
Este proyecto, que está financiado por la convocatoria Cultura Inclusiva y Accesible de la Fundación Emalcsa y Concello de A Coruña, en colaboración con la Fundación María José Jove y Vegalsa-Eroski, no empezó como su profesor pensaba. «Para la primera sesión lo llevaba todo muy preparado, pensaba que los iba aburrir, pero fue al contrario, ellos me marcaron qué hacer» y así siguen, improvisando y creando. Y es que, la consigna del taller es que es «un espacio libre» para poder expresarse en el que participan adultos y así han de tratarse, por eso no hay temas vetados siempre que se traten con respeto. «Aquí hay sorpresas todos los días», resume Pumares, porque consiguen pasar de la tristeza a la carcajada en un mismo turno de palabra.
Víctor tiene claro quién es su rapero favorito: «Riki hombre libre, de Monte Alto», explica y lo busca en el móvil de Álex, para que él también lo pueda escuchar. Víctor quiere ser «un rapero famoso» y practica «mucho en casa cada día haciendo rimas» para llegar al martes, coger el micro, y tener más soltura al improvisar una respuesta a lo que sus compañeros le digan.

Víctor, con el micro, durante su turno de improvisación. | Iago López
Lo que más le gusta a Sole es que conoce a más gente, que tiene la oportunidad «de hacer amigos, de tener nuevas experiencias» y de que su mundo sea «más abierto, como la página de un libro», confiesa y reconoce que, lo que le falta para seguir mejorando es dejar atrás «los nervios» que la atenazan cuando se enfrenta al público. Para combatirlos, además de los abrazos, que la hacen sentir «más segura», el grupo Freestyle People actúa un viernes al mes en el vestíbulo de la Casa del Agua. A quien no le impone para nada el público es a Iria, que prefiere «actuar» a rapear en casa.
A Yago también le gusta el rap desde siempre, por eso le hizo mucha ilusión encontrarse con Álvaro. «A mí me gusta mucho pensar en lo que voy a decir y la improvisación. Si se puede, también me gustaría ser famoso», reconoce. Pablo es de los veteranos en el taller y Julián, de los novatos, ya que solo lleva cuatro ensayos. Llegó como invitado y se quedó para ver la otra cara del freestyle, alejado de la competición y las marcas. «A mí me hizo quedarme el buen rato que se pasa, el buen ambiente y lo que me aporta estar aquí», se sincera. Y es que, en el aula se sientan chicos de Down Coruña, de Ingada (Instituto Gallego del TDAH y Trastornos Asociados), de Aspronaga (Asociación de Pro Personas con Discapacidad Intelectual de Galicia), de la Fundación Adcor (de personas con discapacidad), de la Fundación Camiña Social (de menores y jóvenes en riesgo de exclusión social), de Amigonianos, que trabaja con niños y adolescentes, y de la ONCE.
Para Pablo, que sus compañeros levanten los brazos para animarlo a rapear, que le coreen el «tres, dos, uno» antes de entregarle el micro es «una experiencia enriquecedora a nivel vital». «Me hace pensar qué es lo que puedo aportar al resto, qué es lo que los demás me pueden aportar a mí y tengo una visión de la realidad mucho más global que antes. Muchas veces estás enfocado en cosas negativas, pero vienes aquí y todo el mundo es muy abierto, todo el mundo puede contar sus cosas, no juzgamos, estamos unidos y nos apoyamos», concluye Pablo, a quien no le tira tanto la fama como la idea de poder exportar esta idea «a muchos más sitios y que pueda ayudar en más lugares».
Y es que, para los miembros de Freestyle People, estos ensayos, en los que Rey DJ, un joven con Down que se ha hecho ya un hueco en la escena musical, no son ni más ni menos que «una burbuja» en la que pueden ser y estar en libertad.
Suscríbete para seguir leyendo
- La residencia de Eirís, financiada por Amancio Ortega, abrirá a final de año
- Nuevo acceso al paseo marítimo desde la plaza de Lugo y San Andrés
- Los nuevos accesos al hospital deberán estar terminados a principios de 2027
- La Xunta pone condiciones ambientales a los 250 chalés y 214 pisos en Monte Alfeirán
- Un paseo por la Coruña de los años 80 gracias a la IA
- La ruta de senderismo con espectaculares cascadas y un paisaje idílico a media hora de A Coruña
- Una jamonería ‘de cine’ en el centro de A Coruña
- El responsable de Tráfico del 092, José Manuel Rico, asciende a jefe de la Policía Local