De una comida de aniversario a realizar un arresto de paisano

El agente Rama es patrullero en A Coruña, pero en septiembre presenció un robo en Pontevedra mientras estaba de día libre con su mujer. Actuó para proteger a una dependienta y retuvo al ladrón mientras llegaban sus compañeros

El policía Rama.

El policía Rama. / Casteleiro Roller/ Agencias

A Coruña

El agente Rama lleva muchas intervenciones en su haber. Entró hace 24 años en la Policía Nacional, fue antidisturbios en Barcelona y Madrid, y ahora vigila las calles de A Coruña en uno de los coches patrulla del Grupo de Atención al Ciudadano. Pero el pasado 29 de septiembre se enfrentó a un ladrón solo, sin uniforme, pistola ni defensa, para impedir un atraco en una tienda de Pontevedra en la que estaba de día libre con su esposa. «De llevarme a comer, me llevaste de tour de comisaría», recuerda que le dijo, «pero se lo tomó bien, ya me conoce».

Rama, que se crió «en dos pueblos entre Laxe y Corme» y pidió destino en A Coruña para estar en casa, estaba precisamente en un fin de semana de aniversario con su mujer. «Paramos en Pontevedra a comer, llegamos un poco antes y dimos una vuelta por el centro: entramos en una tienda para comprar un par de cosas», recuerda. El día se torció cuando estaban pagando y una de las dependientas que le estaba atendiendo se fue corriendo del mostrador y se escucharon gritos. «Vi cómo un chico con aspecto de drogodependiente salía con una bolsa, la dependienta va detrás y, cuando intenta agarrarlo, este le da un codazo», enumera el policía.

Intervino. «Me puse delante, y le dije que soy policía: no soy pequeño, pero me costó agarrarlo», recuerda. Rama bloqueó la salida y el ladrón no llegó a agredirle, pero «se me venía encima» y el agente tenía que ponerle la mano en el pecho para mantener la distancia. Mientras, le provocaba y amenazaba: «Te voy a morder la yugular, ya te veré aquí por Pontevedra». Pero, «por experiencia» de situaciones similares, el agente cree que lo estaba midiendo, «mirando a ver si puede contigo», y «no llegó agredir, creo que porque no vio una manera».

El hombre «no quería soltar la bolsa, hasta que conseguí que la soltara». Dentro había productos de la tienda por valor de unos 100 euros. Mientras, las dependientas llamaron a la policía, a requerimiento de Rama, y agentes de la comisaría de Pontevedra llegaron y engrilletaron al hombre. «Ya lo conocían», explica Rama, que tuvo que cancelar la comida de aniversario por una visita a las dependencias policiales para dar declaración.

«Intervenir me sale»

Pero no se arrepiente, pues, según explica, actuar en este tipo de situaciones «me sale» y ya ha intervenido en alguna ocasión estando de paisano. «Mi padre era policía, siempre quise serlo, de pequeñito mis disfraces iban por ahí», recuerda, y estar en la calle «me encanta». «Te llama alguien que necesita algo, que le están robando, que precisa ayuda: el otro día nos avisó una señora de 88 años a la que le cayó el marido de 93 y lo fuimos a levantar», enumera Rama.

Aunque admite que en ocasiones como la de Pontevedra «la tensión siempre está ahí». En A Coruña conoce a muchos de los delincuentes habituales y sabe qué esperar; muchos dicen: «Este es mi trabajo, este es el tuyo», cuando los detienen, y no dan problemas. Pero «hay otros que no» se lo toman con tanta filosofía, nadie sabe lo que puede pasar en la calle, y «a la mínima te pueden sacar un pincho, agredir».

En Pontevedra, además, no tenía a un compañero, como en una intervención normal, y estaba con su mujer. «Mi temor es que llevara algo e intentara sacarlo», recuerda el policía, y añade que en el cuerpo «trabajamos a saco pero hay que volver a casa» al final del día. Y ese día de septiembre en Pontevedra, quizás gracias a que decidió dar un paso adelante pese a estar disfrutando de una jornada de permiso, todos pudieron hacerlo.

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