Entrevista | Marta González de Vega Cómica, guionista y actriz que recibirá el premio EMHU Fenómeno en el festival de humorismo

«El humor es como un as en la manga para contar cosas serias y dramáticas»

El Festival de Mundial de Humorismo (EMHU), que se celebra en A Coruña desde el 24 de abril al 4 de mayo, entregará a Marta González de Vega el premio Fenómeno de este año. Eva Hache y Franco Escamilla recibirán el Wenceslao Fernández Flórez y el Castelao, respectivamente

Marta González de Vega. | La Opinión

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A Coruña

Marta González de Vega ha hecho reír a millones de personas aunque ellas no sepan quién es. Su labor como guionista en programas como El club de la comedia o sus trabajos tanto delante como detrás de la pantalla con José Mota y Santiago Segura hacen que sus ideas y sus diálogos formen parte ya de la cultura popular española. El Encuentro Mundial de Humorismo (EMHU) de A Coruña la distingue este año con el premio Fenómeno y condecora también a Eva Hache, por su labor como divulgadora del humor, y al mexicano Franco Escamilla, por ser considerado uno de los referentes del género en habla hispana. González de Vega, que se define como «medio gallega» porque su madre es de Ourense, actuará en la doble función de la gala Humoris Causa, el sábado 3 de mayo, en Palexco, y ofrecerá la charla Anatomía del humor. Una visión científica del fenómeno de la risa, un día antes, en el teatro Colón.

¿Cómo son sus primeros pasos en el mundo de la comedia?

Yo llegué de Tenerife a Madrid para ser actriz, pero también me gustaba mucho escribir y acabé entrando por la vía de guion, pero a la vez iba actuando en todo lo que he escrito. Como actriz a mí me gusta todo, la comedia, el drama... pero como escritora, me sale siempre el humor. Yo vi la primera temporada de El club de la comedia, cuando todavía era codificado en Canal Plus y fue mi madre la que me dijo: «Es el tipo de humor que escribes tú», entonces llamé al programa sin conocer a nadie para preguntar si compraban monólogos y justo estaban pidiendo guionistas para ampliar el equipo porque la primera temporada la habían hecho Pablo Motos, Arturo González-Campos y Laura Llopis. Me pidieron una prueba de un monólogo sobre aeropuertos y justo ahí entré. Entré con Luis Piedrahita, que por eso somos tan amigos, porque empezamos el mismo día en la profesión y estuvimos muchos años escribiendo juntos en El club de la comedia. Ahí empecé, después de seis años en el programa, ya encadené con series, con cine... pero ya siempre en la comedia.

En aquel momento, el stand up era muy nuevo, ¿se imaginaba que se podría ganar la vida escribiendo comedia?

Conocía la profesión de guionista, pero yo no hacía monólogos antes. Yo escribía y, cuando escribes, te adaptas a cualquier medio y puedes escribir teatro, cine... El club de la comedia fue el que trajo a España el género del stand up, que se caracteriza, en realidad, porque los propios monologuistas escriben sus guiones, que es lo que pasa ahora, que ya está más normalizado, pero cuando empezó, para que el programa lo viera la gente, los monólogos los hacían caras conocidas y por eso se contrató a guionistas que los escribiesen.

¿Y ese salto de escribir a salir en pantalla, lo decidió usted o se fueron dando las circunstancias para que fuese así?

Yo lo tenía muy claro desde siempre porque yo me vine a Madrid con la idea principal de ser actriz, porque para mí actuar es tan imprescindible como escribir y porque ya había trabajado de actriz en Tenerife. Empecé en El club haciendo algunos monólogos y he invertido mucho tiempo en escribir, por eso, en un momento dado en mi carrera, monté mi propia obra de teatro, De Caperucita a loba, para precisamente posicionarme como actriz . A día de hoy no escribo nada en lo que no interprete. Mi pulsión de actriz es anterior y no es solo interpretar lo que yo escriba, es interpretar cualquier papel. Me apetece mucho que me lleguen papeles que no escriba yo porque serán otros géneros diferentes.

¿Se escribiría un drama para interpretarlo usted?

A lo mejor lo acabo haciendo, lo que pasa es que a la hora de la verdad, cuando me pongo a escribir, me cuesta renunciar a la comedia. Intento contar a través de la comedia cosas serias y dramáticas, pero con el toque de humor, para no desprenderme de ese haz, porque me parece un as en la manga poder hacer las cosas con comedia a la hora de escribir, y me da pena no utilizarlo.

Ha escrito más de 500 monólogos en El club de la comedia y ha estado en películas muy taquilleras, como Padre no hay más que uno, incluso en programas de José Mota, habrá hecho reír a gente que ni siquiera sepa que existe...

Es verdad. Escribir las películas de Santiago Segura ha sido muy satisfactorio, y el premio es un poco por eso, porque ha sido un éxito de taquilla muy contundente. Hemos hecho juntos nueve películas y hemos sido la película más taquillera en los últimos cinco años consecutivos, salvo uno, que fuimos la segunda. Las películas de Padre no hay más que uno, que llevamos cuatro y ahora estrenamos en junio la quinta, hemos sido la película más taquillera del año. Y con A todo tren, también, la más taquillera del año, ya llevamos cinco películas que son las más taquilleras del año y eso es un hito y a mí me alegra muchísimo.

Siempre se dice que no hay fórmulas mágicas, aunque, vistos los resultados, parece que ustedes la han encontrado.

Yo creo que el truco es intentar conectar con uno mismo y confiar en que eso conecte con los demás. Apelar a lo que hay en todos los seres humanos y decir: « yo soy un ser humano más y a mí esto me gusta y me hace gracia, voy a confiar en que le haga gracia al mayor número de gente posible». A veces, cuando intentas contentar te equivocas. Cuando estás escribiendo personajes diferentes tienes que hacerlo desde la empatía, entendiendo cómo piensa un abuelo, un niño, un padre. Si lo haces así vas a conectar con todas estas personas en la vida real.

¿Ha ido cambiando con el paso de los años lo que nos hace y lo que no nos hace gracia?

Han cambiado muchas cosas, como es lógico, porque la sociedad va evolucionando y la sociedad la formamos todos. Hay muchos chistes que se hacían en El club de la comedia, en el año 2000, que ya no se hacen y que incluso yo ya no haría porque ya no pienso así. Hay otras cosas, que son las que más apelan al ser humano, a la intimidad y sensibilidad que no solo sobreviven veinte años sino que sobreviven siglos, como las comedias griegas. Nos vamos refinando en el humor, después, eso se pasa de rosca y entonces se convierte en que no se puede hablar de nada porque todo el mundo se ofende y luego las cosas se vuelven a relajar. La sociedad es como un péndulo, va evolucionando y adaptándose y, cuando llega a un extremo, vuelve a fluctuar hacia el otro lado, y el humor y la manifestación artística van con ello.

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