«Sigo teniendo miedo de que nadie venga a las presentaciones»
La escritora extremeña Inma Rubiales presentó, ayer, su última novela ‘Nuestro lugar en el mundo’ en la Casa del Libro, en Marineda City. La joven de tan solo 23 años comenta los prejuicios hacia los escritores jóvenes y cómo lidia con sus presentaciones, que, muchas veces, suman más de 300 personas

Inma Rubiales, este miércoles, en la Casa del Libro. | Germán Barreiros/Roller Agencia
La escritora Inma Rubiales presentó, este miércoles, su última creación Nuestro lugar en el mundo, en la Casa del Libro, en el centro comercial Marineda City.
Empezó a escribir siendo muy joven. A los diez años ya tenía terminada su primera novela.
Efectivamente. Era una niña muy tímida y no me gustaba ir a clases. Me saltaba las clases por puro aburrimiento e iba a la biblioteca a escribir en el cuaderno de pentagramas. Cuando lo terminé le pedí a la mujer que trabaja en la biblioteca que lo pusiera allí para que la gente lo leyera.
Comenzó publicando en la red social Wattpad, y logró más de doce millones de lectores en muy poco tiempo.
Empecé a publicar en Wattpad por placer. Descubrí la plataforma y dije: ‘Vale, voy a ver qué tal’. Yo no tenía intención de que nadie me viera, no sabía nada de lo que me esperaba. Tampoco sabía que algún día iba a haber tanta gente pendiente de lo que yo publicaba.
La música tiene un rol importante en Nuestro lugar en el mundo. ¿Comparte el gusto musical de alguno de los protagonistas de la novela, Luka y Nora?
Sí, de los dos. El gusto musical de ambos soy yo. También me ha pasado algo muy curioso con este libro y es que normalmente es el escritor quien deja cosas de sí mismo en los personajes, pero aquí ha sido al revés. Yo tenía muy claro que quería que a Luka le gustara el rock, y para eso he tenido que investigar sobre canciones y bandas que yo no escuchaba. Pero tenía que ponérmelas de fondo para escribir a Luka y han acabado colándose en mis listas de reproducción.
¿Qué rol cumple la música en su proceso creativo de escritura?
Para mí, es todo, porque yo escribo con música. En el caso de la novela, la música funciona como un hilo invisible del destino, es lo que hace que los personajes descubran que tienen muchas cosas en común.
En la novela habla de temas delicados, como el sentimiento de soledad, el alcoholismo, el miedo al fracaso, el sexo, la salud mental, el duelo y el emigrar. ¿Cómo fue plantear estos temas para un público adolescente?
A mí me gusta partir de premisas que a lo mejor parecen muy humorísticas, de dos personas que se odian, comparten piso y fingen una relación y tal. Y luego me voy metiendo en cosas mucho más profundas y complejas. Para eso hace falta mucha documentación y sensibilidad. Acudí a profesionales que me echaron un cable. En el tema del alcoholismo, fui a la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Extremadura; para hablar sobre salud mental, acudo a mi madre, que es psicóloga. Al contrario de lo que piensa la gente, parece que se sigue pensando que solo nos importan cosas superficiales, también nos importan temas como estos.
Luka y Nora son dos personajes que muestran profundidad a la hora de su creación.
Lo más importante de mis novelas son los personajes. No es tanto lo que pasa, sino qué les pasa y cómo esas personas se enfrentan a ello. Para conseguir esa profundidad, hay que hablar desde la profundidad y la interpretación.
¿Hay un prejuicio con la literatura escrita, por y para jóvenes, tanto desde el lado de los escritores como desde fuera?
Lo noto en general. No con escritores, tengo que decir. Con la mayoría de los escritores que me he cruzado, creo que una vez que estás dentro del mundillo, entiendes que cada género tiene su complejidad. Es muy triste que se siga pensando que la gente joven no lee o que no tiene criterio. Para mí es uno de los públicos más complicados de contentar.
¿Cuando empezó a publicar se esperaba que en las presentaciones de sus libros se generase tanta expectación y acudiese tanta gente?
Qué va. Voy a sitios y sigo teniendo miedo de que no venga nadie. Pero creo que eso es positivo porque significa que te importa lo que haces, que no vas a darlo por sentado y que vas a seguir esforzándote para mantener lo que has conseguido, que es vital.
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