Entrevista | ANA MORGADE Cómica que actúa en el Encontro Mundial de Humorismo de A Coruña, EMHU, el 4 de mayo
«Me da igual lo que opine un señor que piensa que las chicas no son graciosas»
El Encuentro Mundial de Humorismo (EMHU) se celebra en A Coruña desde el 24 de abril al 4 de mayo. Ana Morgade es una de las cómicas que nunca falla a esta cita. En esta ocasión compartirá escenario con Álex Clavero y JJ Vaquero para cerrar el festival con el ‘Fantastic Colofón’

Ana Morgade, en una actuación. | Begoña Jorques
A Ana Morgade le gusta el EMHU no solo por su programación, por encontrarse con sus compañeros y por hacer cosas diferentes, sino también por pasar un tiempo en A Coruña y poder recorrer su paseo marítimo. «Me flipa», confiesa esta cómica que no ha dejado nunca de improvisar desde que empezó a hacerlo hace ya 25 años.
Usted nunca o casi nunca falla en el Encontro Mundial de Humorismo de A Coruña (EMHU).
Sin el casi, tengo la suerte de haber estado en las cinco ediciones y espero estar en las cinco siguientes. A mí me haría mucha ilusión que llegue el momento en que sea el festival de Luis Piedrahita, Morgade y el resto.
Por todos los que vienen y las actuaciones que hacen, parece que se lo toman como un festival de fin de curso en el que se reencuentran.
Totalmente, siempre que vamos al EMHU llevamos un espectáculo distinto. A mí siempre me hace muchísima ilusión ir porque es un festival de ultrarreferencia para cualquier persona que, como yo, ame la comedia, pero además es que es en A Coruña.
¿Y fue aquí donde nació Mentes Peligrosas, con el que están girando actualmente?
Nos lo pasamos tan bien que dijimos: «No puede ser que solo hagamos esto una vez al año. Hay que buscar una excusa para juntarse». Llevamos dos años haciendo los mejores teatros y los mejores estadios y comiendo como reyes.
¿Se está yendo la comedia a espacios más grandes y se está perdiendo el circuito de bares?
En los 2000 hubo una especie de bum del pequeño espacio. Llegó un momento en que ibas a comprar a Mercadona y había un monologuista al lado de los congelados. Esto ha dado paso a otra época que a nosotros nos encanta, que es poder estar en espacios en los que, como deportistas de élite, no teníamos muchas opciones de llegar. A mí me siguen encantando los sitios pequeños y yo creo que los dos circuitos conviven bien. Uno no puede empezar en sitios de 2.000 personas, te tienes que curtir. Los open mics y los espacios chiquititos siguen existiendo y siguen muy potentes. Pero es increíble que, de pronto, nos dejen pasar a los payasos a los espacios que antes estaban reservados a los grandes conciertos y eventos deportivos.
Su formación es de actriz dramática, ¿le queda la espinita de haberse centrado en la comedia?
Espinita, ninguna. Cuando yo tengo una espinita, la saco. Ya he hecho algunas cosas de drama en teatro, y las hago cuando me apetece. Lo bueno que tiene el teatro es que no es como ser piloto de avión, que tú no te puedes poner a pilotar en casa para quitarte la espinita. En el teatro, si alguien te está mirando, ya lo estás haciendo. Y si alguna vez encuentro un texto dramático que me fascina y que me apetece un montón hacer... Lo bueno es que, cuando llevas muchos años en esta profesión, solo tienes que llamar a la agencia adecuada porque habrá un montón de gente, que en ese momento no tenga nada, que te diga: «voy contigo a fuego».
Cuando usted empezó había pocas referentes mujeres en comedia, ¿pensaba que iba a ser más fácil llegar por esa vía , porque ahora hay algunas más, pero tampoco muchísimas?
Depende, porque mires donde mires, siempre hay mujeres y eso es muy bueno, pero, para mí, podría haber muchísimas más, siempre. Porque además, cuantos más espacios, más conciencia y más visibilidad tendremos. Y en el mainstream también empiezan a aparecer. Creo que siempre se puede hacer más y siempre se puede hacer mejor y, sobre todo, hacerlo más diverso. No se trata solo de que las mujeres estén, sino de que toda clase de mujeres estén, que haya una muestra diversa donde cualquier mujer, hombre o persone no binaria que esté viendo la televisión diga: «Esta persona me está hablando directamente a mí». Hay un montón de espacios de comedia de mujeres que están arrasando y han partido de puro pico y pala, como Deforme semanal o Estirando el chicle.
¿Los pódcast son los nuevos bares, en tanto que son la puerta de entrada a la comedia?
Yo creo que sí. Los pódcast han ocupado ese lugar de probar y de ser laboratorio de experimentación. Porque, al final, con la democratización de la tecnología y ahora que se han abierto muchas plataformas, es relativamente fácil conseguirlo. Y creo que está muy guay porque te ayuda mucho a curtirte. Además que tienes muy buena relación con la gente que te está escuchando. Antes, cuando hacías un programa de radio, no eras muy consciente de qué opinaba la gente. Ahora, con las redes sociales puedes saber si está funcionando. Y todo esto ayuda mucho a que la gente vaya afinando un poco el oído.
Esa inmediatez con los resultados a usted, por ejemplo, le jugó a la contra con el programa Vamos a llevarnos bien, que solo duró un día.
Yo, que he estado muchos años haciendo televisión, digo una cosa que hay que saber y grabarse a fuego: «Nadie es capaz de levantar un programa solo y tampoco de hundirlo». Es un trabajo de un equipo enorme donde hay un montón de gente tomando decisiones. Y tú lo que tienes que hacer es ponerle mogollón de dignidad y hacerlo lo mejor posible. Que funciona, genial, navega con la ola. Que no, no te preocupes que el tsunami no lo has puesto tú. Creo que es importante tener paciencia con los formatos porque ninguno nace en su mejor momento y, en la tele, tomarse las cosas a los personal es lo peor que puedes hacer. Tú trabaja, diviértete y cuando las cosas salen, lo agradeces y cuando no salen, un besito a todo el mundo y a por otra cosa.
¿Tiene la sensación de que siempre se tiene que estar buscando las castañas, de que nada les viene dado a las cómicas?
Eso es algo que además entre nosotras hablamos un montón y decimos: «Madre mía, todavía no hemos encontrado a la persona que diga que los tíos no tienen gracia cuando ve un mal show». Tenemos que derribar un montón de mitos antes de poner el primer pie en el escenario y eso es algo que los hombres no viven. En general, su camino tiene menos cuestas y menos escalones. Pero bueno, ahí está el feminismo allanando caminos.
¿Hemos avanzado algo aunque el camino sea lento?
Desde que yo empecé en comedia a ahora, creo que la comedia ha avanzado mogollón, comprende muchas más sensibilidades y creo que eso es algo muy importante. Hay muchísima más representación de grupos sociales que cuando yo empecé, que todos eran señores blancos y heterosexuales. A mí ya me da igual lo que opine un señor que piensa que las chicas no son graciosas. Es que también hay que saber qué guerras no vas a ganar hagas lo que hagas.
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