Este convento de monjas de clausura de A Coruña celebró las primeras misas en gallego durante la dictadura franquista

La creadora de contenido 'No sin mis zapas' ha narrado todas las curiosidades del monasterio en su último vídeo

Iglesias de A Coruña

Iglesias de A Coruña / CARLOS PARDELLAS

La tiktoker 'No sin mis zapas' está descubriéndose como una auténtica referente a la hora de descubrir el pasado de A Coruña gracias a sus vídeos en redes sociales. Hace unas semanas habló sobre una de las discotecas más famosas de la ciudad en los 90 y ahora ha retrocedido unos cuantos años más atrás para hablar de un convento que celebró las primeras misas en gallego durante el franquismo.

"¿Sabías que en A Coruña ciudad hay un convento de monjas de clausura? Pues te lo voy a contar", dijo @nosinmiszapas para introducir su último vídeo en Tiktok. Para ello, se trasladó hasta el lugar de los hechos para narrar en primera persona las historias que ocultan los muros del convento.

"El convento de las Clarisas Capuchinas de A Coruña se fundó en 1682 en el lugar conocido como Las Maravillas por iniciativa de Catalina de Estrada y Salazar, la cual quería crear un espacio de clausura para damas y viudas sin recursos donde no fuera obligatoria la dote", comentó en el vídeo sobre el origen del convento de las Capuchinas de A Coruña.

Las primeras misas en gallego durante el franquismo tuvieron lugar en las Clarisas Capuchinas de A Coruña

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"Las primeras religiosas llegaron de Madrid en 1683 e, inicialmente, llevaron una vida de clausura dedicada a la oración, contemplación y trabajo manual, algo que con el tiempo ha cambiado bastante", indicó sobre las primeras montas del convento 'No sin mis zapas'.

"Como curiosidad, decir que gracias a la iniciativa del capellán José Morente Torres aquí se celebraron las primeras misas en gallego en plena dictadura franquista", añadió como dato curioso sobre el legendario monasterio.

"Además, seguro que te suena este sitio porque los que son creyentes, y los que no lo son tanto, ofrecen una docena de huevos a las clarisas para que no llueva en los primeros días a la boda", comentó sobre otra curiosidad antes de anunciar su gran habilidad: "Aparte de rezos, también son muy buenas reposteras y aproveché para probar uno de sus dulces. Compré unos almendrados por 8 euros y la monjita que me atendió era tan maja y tierna que, aparte de estar tan buenos, solo por eso volveré a comprarle más. En definitiva, un testimonio vivo de fe, historia y tradición que en pleno s. XXI continúa funcionando en el centro de la ciudad".

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