Los furtivos vuelven a la ría de A Coruña: la Xunta incauta almeja, navaja, reló y mejillón

Los mariscadores de la Cofradía, que no pueden faenar porque los moluscos de la zona están por debajo de la talla legal, explican que la actividad ilegal es por ahora mucho menor a la de la época anterior al dragado

La ría de O Burgo, vista desde A Pasaxe y hacia la desembocadura. |  Germán Barreiros/Roller Agencia

La ría de O Burgo, vista desde A Pasaxe y hacia la desembocadura. | Germán Barreiros/Roller Agencia

A Coruña

La ría de O Burgo fue durante años uno de los puntos negros del furtivismo de marisco en A Coruña. Se redujo al mínimo por el dragado de la zona, que eliminó los bancos de moluscos y obligó a replantarlos con nuevos ejemplares que de momento tienen poco tamaño, y por la desaparición del poblado de A Pasaxe, algunos de cuyos habitantes participaban en las extracciones ilegales. Pero, según explican fuentes de la Consellería do Mar, las extracciones ilegales no han desaparecido. Se han levantado 18 actas de infracción desde mayo de 2024, el mes siguiente al final del dragado. Las cantidades son pequeñas, explican los mariscadores de la Cofradía coruñesa, pero los datos de la Xunta reflejan intervenciones en la zona del Materno y en As Xubias, en las cercanías de A Pasaxe, en Santa Cristina y en O Burgo.

En once casos se intervino producto, para un total de 47,4 kilos de producto: más de la mitad se intervino el mismo día, el 18 de octubre de 2024, en una serie de actuaciones en As Xubias. El más común es la almeja babosa (15,7 kilos) seguido de la almeja japonesa (12,5) y el reló o reloj (9,8). A esto se suman 5,5 kilos de mejillón, otros tres de navajas y uno de almeja sin especificar. Las cantidades no son grandes si se comparan con los 1.323 kilos de crustáceo intervenidos en 2024 en la costa entre Malpica y Sada, y la mayor intervención fue de algo menos de 15 kilos. La vigilancia de la ría, en las que participan los Gardacostas de Galicia, la Policía Autonómica y la Local, permitió también requisar materiales como un traje de neopreno, un arnés y herramientas.

Pero, según insisten desde la Cofradía de Pescadores y Mariscadores de A Coruña, «la extracción es mínima». El portavoz de los mariscadores, Manuel Baldomir, señala que la almeja babosa y japónica que se replantó todavía no tiene la talla necesaria para comercialización, lo que conlleva que los recolectores legales no puedan faenar, pero también desincentiva a los ilegales, pues no se puede colocar en los restaurantes. Las almejas de la ría, afirma, no llegan aún a la mitad de la talla de extracción legal.

Esto explica, para Baldomir, que el furtivismo sea testimonial. «Cuando la ría estaba operativa, una sola persona podía extraer ilegalmente trece o catorce kilos de babosa», y en las otras especies, aunque las cantidades son menores, también están por encima de lo incautado estos meses: seis o siete de japonesa u ocho o nueve de almeja fina. En esta última especie ni siquiera hay producto, defiende el mariscador, que afirma que aunque el Estado prometió que iba a replantar unas 160.000 unidades «solo sembraron unas 5.000», alegando que no conseguían producto. Era la «especie más valiosa», lamenta. Sí que hay mejillón, y «a patadas», puesto que es una «especie invasora» y ha recolonizado la ría, pero «los compradores no quieren llevarlo». Aquí no se trata del tamaño, sino, explica Baldomir, de que el que se cría en la ría, al no estar en roca ni en batea, acumula arena.

Según indicó a este diario el pasado febrero el patrón mayor de la Cofradía, Javier Mariñas, el furtivismo coruñés volverá a la ría de O Burgo cuando el marisco crezca, pero ahora se concentra ahora en la zona de O Portiño, donde «hay una nueva generación de furtivos que ya están consolidados», chicos de la zona «de 17 o 19 años» y la forma de trabajar es «mucho más profesional». El jefe de Protección del Recurso en el cuerpo autonómico de Gardacostas, Juan Carlos Codesido, confirmó a este diario que en la zona hay concentración de furtivismo, y advirtió de que se trata de un «problema de carácter social» y de que para solucionarlo convendría la intervención de servicios sociales.

Casi un año sin cobrar ayudas

Desde la Cofradía calculan que los bancos de marisqueo necesitarán 18 o 24 meses desde el final del dragado para volver a la talla legal. Durante las obras, que acabaron oficialmente el 26 de abril del año pasado, el Estado pagó compensaciones a los mariscadores por el paro forzoso (si bien con retrasos), pero los trabajadores llevan casi un año sin ayudas.

El Estado propuso en octubre abonar el 50% de las indemnizaciones si la Xunta se hacía cargo del resto, pero el Gobierno gallego afirmaba que la responsabilidad de pagar las compensaciones es del central. Los meses se suceden con protestas de los mariscadores y convocatorias de reuniones con las administraciones pero sin acuerdo.

La semana pasada, indica Baldomir, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, no asistió a un encuentro al que también se había convocado a la Xunta, pese que visitó la ría de O Burgo con los alcaldes de Oleiros y Culleredo y dio garantías para realizar actuaciones en su entorno. Fue «un feo enorme para la Cofradía y los ciudadanos que vivimos del marisqueo», interpreta Baldomir, que relató a este diario que «lo que nos ingresaron ya se tuvo que invertir en pagar deudas pendientes a gente que nos está haciendo favores».

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