La tercera ronda: los diez años de un vial ‘cojo’

Se cumple una década de la apertura al tráfico de la vía de circunvalación, concebida para descongestionar Alfonso Molina y solucionar deficiencias de movilidad en la comarca; una pretensión que no se ha materializado con el éxito que se auguraba debido a los retrasos en el proyecto del vial 18 y la cuarta ronda

A Coruña

Está la ronda de Nelle, la ronda de Outeiro y la tercera ronda (AC-14) , un vial tan joven que su nombre oficial —ronda del Real Club Deportivo de A Coruña— tiene poco o ningún predicamento. Se cumplen diez años de la apertura al tráfico de los primeros tramos de una vía de circunvalación que estaba llamada a descongestionar el tráfico en Alfonso Molina y solucionar las deficiencias de circulación del área metropolitana. En los planos, no obstante, la vía no es tan joven: son diez desde su inauguración, pero 25 desde que se empezó a gestar. Una década en la que este vial ha permitido acercar la ciudad al aeropuerto o generar un nuevo tráfico en las zonas periféricas, pero que ve lastrada su funcionalidad debido a los retrasos en el vial 18, que condicionan su funcionalidad y la mantienen incompleta.

«La tercera ronda se plantea como una nueva alternativa de acceso a la ciudad desde la Autovía del Noroeste y con dos entradas en el centro, en la zona de Cuatro Caminos y en la zona de Pavo Real. También, como una solución a la congestión de Alfonso Molina, donde se apoya, junto con la avenida da Pasaxe, el tráfico metropolitana» , señala el profesor de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidade, el ingeniero Carlos Nárdiz.

Ese nuevo planteamiento funcional de acceso a la ciudad consta de dos tramos, estatal y autonómico. El primero permitió cortar, en 2015, la cinta de los 4,2 km completos que unían Lonzas con A Zapateira. Xunta y Estado cofinanciaron la obra, cuyo presupuesto superó los 250 millones. El día de la inauguración, en el que se repitieron consignas de «histórico» y «un antes y un después» en la movilidad del área, se produjo bajo triple alineación azul en Concello, Xunta y Estado, con Carlos Negreira, Alberto Núñez Feijoo y Mariano Rajoy al frente de las tres administraciones. El germen del vial, no obstante, tenía otros protagonistas: a Xosé Cuiña, entonces conselleiro de Obras Públicas, y al exalcalde Francisco Vázquez. La primera piedra la había puesto, ocho años antes, Javier Losada.

La tercera ronda: los diez años de un vial ‘cojo’

La tercera ronda: los diez años de un vial ‘cojo’ / Iago López

«Mi conclusión, diez años después, es que no ha descongestionado tanto Alfonso Molina, pero sí ha sido capaz de generar un nuevo tráfico en una ronda que se plantea de forma periférica», valora Nárdiz. Sí resulta funcional, señala, en el acceso al aeropuerto —que queda en unos diez minutos— en la entrada en la ciudad desde municipios como Culleredo o Arteixo o como enlace a las zonas industriales, especialmente, Agrela y Pocomaco, donde sí se evita añadir más tráfico a Alfonso Molina. «Ha servido y sirve también para esos barrios periféricos, Elviña, Birloque o Mesoiro, o el polígono de Os Rosales», añade Nárdiz.

Una vía incompleta

Ya en 2015, la tercera ronda abrió al tráfico con algunos flecos sueltos. En concreto, seis conexiones con el ramal que quedaban sin finalizar en el momento de la inauguración, el enlace entre las avenidas de Glasgow y Picasso, la glorieta de Salgado Torres, la circunvalación de Mesoiro que une Pocomaco con el Campus de Elviña, el ramal Lonzas Riazor junto a As Rañas o el enlace entre Mesoiro y la Universidad. Hoy el vial, con algo más de 13 kilómetros de trazado hasta su enlace con la A-6, todavía cojea en funcionalidad debido a los retrasos en un proyecto atascado que, por ahora, solo existe sobre el plano: el vial 18, que conectará la autovía AC-14 con la autopista AP-9 en A Zapateira.

«Para que la tercera ronda cumpla con la función para la que fue concebida, hace falta la cuarta ronda y el vial 18. El vial 18 coge el aeropuerto, A Zapateira y tercera ronda sin bajar a Alfonso Molina, y la cuarta ronda permitirá que todo Arteixo, Carballo o A Laracha nos circunvalen. Al final, ha quedado casi como una vía de consumo interno de la ciudad, cuando debía afectar para bien al área», señala el concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego.

En 2024, diez años después de su inclusión en la red viaria comarcal y veinte desde su gestación como proyecto, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible aprobó de forma definitiva el anteproyecto del vial 18. Parte del retraso se debe a que el Estado se vio obligado a reiniciar el proyecto en 2017 ante los errores cometidos en su tramitación. Con la entrada en servicio de esta carretera, los vehículos procedentes de la AP-9 que ahora se ven obligados a desembocar en Alfonso Molina podrán optar por desviarse hacia la tercera ronda para acceder a otras partes del municipio u otras localidades de la comarca, mientras que los que salgan de la ciudad podrán llegar a la autopista sin necesidad de pasar por la avenida.

A falta de estos tramos, Díaz Gallego considera que la infraestructura ha traído beneficios como «la simplificación de toda la zona de Ledoño y del aeropuerto, que ha dado una fluidez que antes no se tenía», pero que ha quedado lejos de las previsiones de ocupación iniciales. «El principal problema que tiene A Coruña es que acaba siendo un término de toda la movilidad del área, cuando hay movilidades que no tendrían que pasar por la ciudad, que pasan obligadas por la falta de estructuras», explica el concejal, que insta a empezar a plantear una «humanización» para el entorno inmediato de la tercera ronda y los núcleos que se han ido generando en torno a ella, para «buscar una imagen más urbana».

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