Os Mallos, zona cero del churrasco en A Coruña
Este plato, que llegó a Galicia en los años 70, ha encontrado en este barrio uno de sus máximos estandartes. Varios establecimientos ofrecen esta sabrosa elaboración que destaca por su precio popular y carácter festivo

Manolo Paz, del Mesón Sidrería A Balea, y Víctor Fernández, de O Garabullo. / Germán Barreiros / Roller Agencia | Iago López
El churrasco se ha convertido en uno de los emblemas de la gastronomía gallega, pero resulta curioso que llegó a la comunidad en los años 70. Su origen se sitúa en Lalín y es fruto de una adaptación de un plato sudamericano de unos emigrantes gallegos. Aunque el churrasco se puede degustar en varias zonas de la ciudad, no es de extrañar que un barrio como Os Mallos, que destaca por ser multicultural, sea la zona cero de este plato en A Coruña.
«Es un plato que tiene buen precio y estamos en un barrio obrero», explica Roberto Rico, de El Roble. Este establecimiento, que regenta actualmente su hermano Eduardo, abrió en 1993 y tras permanecer un tiempo cerrado, volvió a abrir sus puertas hace cuatro años. Allí ofrecen el típico churrasco de cerdo o ternera, y hay opción de añadirle criollo, patatas o ensalada. Justo al lado se encuentra la Parrillada Lembranzas, un lugar que ejemplifica a la perfección cómo este plato hermanó a Galicia y Sudamérica: «Durante un año fue un mesón, yo trabajaba aquí y le puse Lembranzas en recuerdo a sus antiguos dueños», cuenta Paulina Tapia, una ecuatoriana que lleva 24 años en A Coruña. «Es un plato rico, abundante y que a todos les gusta», opina.

Manolo Paz, dueño de Mesón Sidrería A Balea. / Germán Barreiros / Roller Agencia
Os Mallos es una zona que destaca también por tener varios locales brasileños, un local en el que la carne a la parrilla es muy importante: «Allí también es típico, aunque hacemos más costilla de cerdo y estamos acostumbrados a adobarla», señalan desde Tropicaña. «Es una comida familiar y que gusta para reunirse a la gente», añade. Otro establecimiento brasileño es el Mesón Sobrado. El gallego Suso Seijas lo abrió en 1998 junto a su mujer, que es brasileña. En el año 2001 decidieron introducir el churrasco en la carta, siendo un plato que triunfa entre todos: «Es algo que no solo gusta a los gallegos, aquí viene gente de todas las nacionalidades a comerlo», afirma.

Víctor Fernández, propietario de O Garabullo. / Iago López
Muchas buenas parrilladas suelen estar fuera de las ciudades, pero que todas se concentren en una zona es beneficioso para el barrio: «Esto hace que venga gente de toda A Coruña, que si se quiere tomar un vino luego no tiene que coger el coche porque puede ir en bus o andando», comenta Víctor Fernández, dueño de O Garabullo. Este establecimiento estaba en la zona de la Casa del Mar y se trasladó al barrio hace dos años.
Del más reciente al más veterano, Mesón A Balea, que lleva 33 años en activo: «Empecé con una parrilla y poco a poco fue creciendo este plato. Ya había algún local que lo hacía por la zona, pero ganó en popularidad», dice Manolo Paz. «Al principio era sol de cerdo, pero ahora hay hasta de Angus», añade.
Os Mallos es conocida también por ser zona de pulpeiras, un plato que casa muy bien con el churrasco y que todos los hosteleros coinciden en que influye en el éxito del churrasco en la zona. «Yo, de hecho, cierro los martes porque las pulpeiras cierran los lunes», explica Paulina.
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