La pesca de ‘miñocas’, un «refugio» a la crisis en los bancos marisqueros

Un estudio de la Universidade da Coruña destaca el giro de las cofradías hacia la captura del cebo para aliviar la reducción de ingresos de los productos tradicionales en las lonjas gallegas

El investigador Pablo Pita, en su despacho del CICA de la UDC. |  Iago López

El investigador Pablo Pita, en su despacho del CICA de la UDC. | Iago López

A Coruña

La crisis en los bancos marisqueros gallegos ha obligado a los trabajadores del mar a apostar por un nuevo producto: los poliquetos. Un nuevo estudio de la Universidade da Coruña publicado en la revista Fisheries Research indica que las tradicionales miñocas están ganando cada vez más peso en el ecosistema económico del sector marisquero.

Mariscadora recogen poliquetos. |  UDC

Mariscadora recoge poliquetos. / UDC

«La pesca de poliquetos se ha convertido en un refugio en los últimos años para los mariscadores que tienen esta grave crisis en el marisqueo, en las especies más tradicionales que se destinan a consumo humano», señala Pablo Pita, investigador Ramón y Cajal del Centro Interdisciplinar de Química y Biología (CICA) y uno de los autores del estudio. Estas especies de gusanos se destinan sobre todo a ser cebo para los que practican la pesca recreativa. Al menos un 2% de los gallegos lo hacen, unas 60.000 personas, que generan un impacto económico estimado de más de 100 millones de euros al año.

En el estudio destacan que el aumento de la demanda del cebo, además de la facilidad para capturar a las especies, hacen especialmente atractiva su comercialización entre las familias de un sector en crisis. La práctica todavía no es la principal actividad de estos mariscadores, sino que la utilizan como tarea complementaria para tener ingresos extra o para seguir trabajando cuando el estado de la marea impide salir al mar. Estas especies son también un recurso que mercados como el francés o el italiano quieren importar de Galicia.

Cebo capturado. |  UDC

Cebo capturado. | UDC

El cambio a estas capturas se da por toda Galicia, según confirma Pita, con las cofradías dotando de cada vez más importancia a la actividad. El investigador afirma que, a raíz de la pandemia, hubo un repunte de pescadores que dieron el salto a la pesca recreativa, y que desde entonces el número no ha sufrido grandes variaciones. «Se mantiene bastante estable el número de pescadores recreativos, cuando otras actividades de tiempo libre a lo mejor pueden desaparecer».

El perfil de estos pescadores también ha cambiado. «Están los pescadores locales, pero hay muchos que son otro perfil incluso más especializado, que se gastan el dinero en comprar cebo importado, que no es que tengan mayor calidad, sino que lo que ellos buscan es que les aguante más durante más días», señala Pita.

Lo que preocupa ahora es la sostenibilidad de esta actividad, de la que todavía se desconoce su impacto en el medio ambiente. Con este primer paso, los investigadores coruñeses esperan que se comiencen a hacer preguntas sobre un oficio de creciente popularidad. «Es necesario investigar sobre cuestiones básicas de las especies explotadas para conocer el impacto que tiene su explotación. Cuestiones como cuántos poliquetos, cuánto pesan, cuándo son adultos... Son clave para entender el efecto de la pesca sobre la dinámica poblacional», dice el científico, que añade que también sería necesario averiguar el impacto que estas capturas están teniendo en la alimentación de aves y otras especies del ecosistema marítimo gallego.

Pita también señala que el futuro estará en conocer el impacto de 7% de cebos importados de Corea y América que se venden en Galicia, para saber si afectan a la fauna local. «Estas poblaciones de especies que no son de aquí, incluso podrían llegar a sentarse aquí desplazando a las locales o venir asociadas a enfermedades para las que las especies locales no tienen defensa».

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