«A los actores nos gusta tener diálogos que dan ganas de sacar del papel»

El actor, director y humorista gallego Javier Veiga regresa un año más al Encontro Mundial do Humorismo para presentar su segundo largometraje como director, ‘Playa de Lobos’. La proyección será este sábado, a las 19.30 horas, en el teatro Colón, seguida de un coloquio en el que participará también Marta Hazas

Javier Veiga, junto al cartel del Encontro Mundial do Humorismo en A Coruña.  | |  GERMÁN BARREIROS/R.A.

Javier Veiga, junto al cartel del Encontro Mundial do Humorismo en A Coruña. | | GERMÁN BARREIROS/R.A.

A Coruña

El actor, director y humorista gallego Javier Veiga regresa un año más al Encontro Mundial do Humorismo para presentar su segundo largometraje como director, ‘Playa de Lobos’. La proyección será este sábado, a las 19.30 horas, en el teatro Colón, seguida de un coloquio en el que participará también Marta Hazas.

Le vemos mucho últimamente por A Coruña, sea a pie o a caballo...

La verdad es que me estoy haciendo medio koruño, ya debería hacerme la residencia. Es casual, porque yo empecé a estudiar aquí Arquitectura, aunque creo que subí a la Zapateira seis veces, pero siempre tuve un cierto apego por A Coruña. Últimamente me han traído aquí muchas cosas, la verdad; tanto proyectos de teatro como el último rodaje del spot que hicimos aquí, y, lógicamente, el EMHU (Encontro Mundial do Humorismo), que es una cita obligada cada año, como también las producciones que vamos haciendo con Touri [Xosé Antonio Touriñán]. Mi padre ya me dice que últimamente voy más a A Coruña que a casa [en O Grove], o sea que hasta mi padre está un poco celoso.

La película retrata al camarero de un chiringuito y al típico turista desaprensivo. ¿Bebe de un debate de plena actualidad como son los males de la turistificación?

En realidad, esta no es una película que hable del turismo como tal, pero es verdad que hay un tema ahí. Yo soy tataranieto, bisnieto, nieto e hijo de hosteleros, no puedo estar en contra del turismo, sería casi una especie de traición a mi familia. Hay una cosa un poco hipócrita en todo esto: todos queremos ser turistas, pero que no lo sean los demás. Queremos que prohíban el turismo a los otros, pero que yo pueda seguir siendo turista. Parece que, cuando solo las élites tenían acceso al turismo, era menos invasivo o más elegante. Ahora, como cualquier hijo de vecino puede hacer turismo, nos molesta. Me parece que la queja sobre el turismo es un poco clasista.

La película se apoya en dos actores indiscutibles, Dani Rovira y Guillermo Francella, toda una leyenda en Argentina que se ha hecho muy popular aquí por la serie El encargado.

Sí, sobre todo dentro del mundo audiovisual se ha convertido en un icono por esa serie, pero en Argentina es casi el actor más popular. De las diez películas más taquilleras de la historia de Argentina, seis son suyas, allí es un fenómeno de masas. Poder contar con él y con Dani ha sido un sueño. Cuando escribes una historia siempre dices: ‘¿A quién le puedo ofrecer esto?’. Y dices: ‘Hombre, lo ideal serían Dani Rovira y Guillermo Francella, pero va a ser imposible’. Ambos dijeron que sí enseguida, que es algo poco habitual en estos trabajos. Cuando apuntas tan alto acabas consiguiendo la cuarta o la quinta opción. Conseguir la primera son cosas que pasan y que te hacen muy feliz. Debe ser que hay algo en lo que he escrito que por lo menos ha generado este interés entre personas con las que quieres trabajar y a las que admiras. Guillermo nos parecía especialmente difícil, porque solo rodó en España una vez hace 20 años. Poder tenerle en una película española ha generado incluso cierto revuelo, hay gente que me pregunta: ‘¿Cómo has conseguido que venga Guillermo?’.

¿Y cómo lo consiguió? ¿Qué les ofrece a los actores Javier Veiga como director?

Yo creo que lo que gustó fue la letra, y a partir de ahí lógicamente hubo que negociar muchas cosas, pero ambos se enamoraron del guion. Creo que es una película muy para dos actores, una historia con dos personajes muy principales. Para mí es una comedia thriller que habla, sobre todo, de dos tipos muy peculiares y con un desarrollo de personaje muy interesante en ambos casos. A mí me gusta mucho dialogar. Una cosa que a los actores nos gusta mucho es cuando tienes diálogos que dan ganas de decir, y que dan ganas de sacar del papel, porque a veces los guiones tienen esta parte interesante como historia, pero ocurre que los diálogos «no están en boca». Yo creo que ahí fue donde se engancharon ambos, funcionó para ellos y funcionó para el público. El de este sábado será el segundo pase, creo que va a ser muy especial.

Y al público, ¿qué le ofrecen estos personajes?

La historia habla, sobre todo, de asumir la responsabilidad. La película habla de esta gente que sigue las normas a rajatabla, que no quiere asumir como ser humano si tengo que hacer esto o lo otro, sino que les dicen que esto es así y ya no preguntan, tipo «soy un mandado, yo no sé nada, a mí lo que me digan, yo no tengo opinión propia». Ese es un tipo de personaje que yo creo que nos produce dos reacciones a los demás, o mucha risa o mucha rabia. En este caso, produce las dos. Hay una parte de comedia en la que un tipo llega a desesperarte tanto que te hace gracia lo desesperante que es, pero a la vez te da muchas ganas de matarlo cuando estás implicado. Y en este caso también ocurre, con personajes que no quieren asumir la responsabilidad ni siquiera de algo tan sencillo como una tumbona de playa ,o si el café puede ir o no con la leche fría.

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