Dentro del Circo del Sol: 53 artistas, dos mil piezas de vestuario y lavandería propia

Francis Croft es gimnasta de alto nivel y forma parte del Circo del Sol desde hace 12 años. Es uno de los 53 artistas que están recorriendo el mundo junto a otro medio centenar de técnicos para llevar la magia de Corteo a todas partes. Durante dos semanas, su casa está en A Coruña. «Es bonito estar junto al mar. Nos gusta que sea una ciudad pequeña porque nos sentimos más cerca de la gente», confiesa antes de subirse al escenario para la primera de las trece funciones programadas en la ciudad.

Para Croft, y también para muchos de sus compañeros, «Corteo es un sueño hecho realidad» porque desde niño, en su Montreal natal, siempre se imaginó siendo parte de esta compañía. En esta ocasión, el público coruñés podrá disfrutar de Corteo, que acaba de pasar por Lisboa. Un show en el que un payaso nostálgico sueña con su funeral y reflexiona sobre sus vivencias. «Es una historia muy bonita de celebración de la vida», apunta el artista.

Dentro del Circo del Sol: 53 artistas, dos mil piezas de vestuario y lavandería propia

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Esta producción, que justo cumple 20 años en su visita a A Coruña, ya acumula más de diez millones de espectadores. Pero el Circo del Sol no solo es lo que se ve sobre el escenario sino también lo que ocurre entre bambalinas. La compañía ha convertido el Coliseum en su casa: desde lavandería propia a zapatería, un gimnasio y una cocina.

Una de las responsables de comunicación, Alexandra Gaillard, explica, en un tour por el backstage, que forman una gran familia que comparten su día a día. «Solemos pasar diez semanas de tour y dos semanas de vacaciones», indica, e informa de que entre artistas y técnicos hay «24 nacionalidades». «Hay gente de Argentina, de Japón o de Rusia», detalla, y desvela que en este show «hay una artista española».

«'Corteo' es un sueño hecho realidad», dice Francis Croft, uno de los artistas

Cuando cada uno de estos profesionales traspasa la puerta del patio de caballos del Coliseum, tienen que apuntar su nombre en una pizarra para anunciar que ha llegado. A partir de ahí es que como si apareciese un mundo nuevo. Algunos artistas comparten comida en la zona del catering mientras otros ensayan sobre el escenario. Hay una zona de gimnasio y también una lavandería. «Viajamos con 24 trailers y llevamos hasta nuestras propias lavadoras», cuenta Gaillard, a la que le apasiona el vestuario de esta producción, que cuenta con más de 2.000 piezas. Hay trajes de payaso, vestidos de ensueño, camisetas con mucha pedrería y sombreros diseñados con las medidas de cada artista. Además, antes de salir al escenario, hay un espejo para que cada uno de ellos se retoque. «Cada persona se cambia entre 2 y 7 veces de ropa por show y se hace su propio maquillaje», indica, como curiosidad, mientras accede a otra sala en la que hay una zona de costura y una zapatería. «Una persona se encarga de pintar todos los zapatos para que reluzcan y parecan nuevos en cada función», añade.

Cada profesional se encarga de su maquillaje y se cambia de vestuario hasta en siete ocasiones

En el patio de butacas, se puede ver la decoración del escenario de Corteo. «Es la segunda vez que lo hacemos como si fuese un teatro», expone Alexandra Gaillard, que destaca que hay «música en directo» y que el espectáculo cuenta con algunas acrobacias que deja al público con la boca abierta.

Todo ese universo que esconde el Coliseum es, según Francis Croft, «lo mejor y lo peor» de girar con el Circo de Sol. Es decir, estar fuera de casa pero, a la vez, conocer mundo. «Estamos lejos de nuestro hogar y nuestra familia y amigos, pero también podemos viajar a muchos sitios», comenta, y confiesa que está deseando que el tour llegue a Nueva Zelanda para conocer esta parte del planeta.

Pero, hasta el 4 de mayo, Corteo se queda en A Coruña, donde el público podrá viajar a un lugar mágico a través de acrobacias, humor y poesía visual. Todavía hay entradas disponibles a través de las páginas web del Circo del Sol, Ticketmaster, El Corte Inglés y Ataquilla, y también en el despacho de billetes de la plaza de Ourense.