Prisa, pagos por adelantado, bajo precio y anuncios antiguos, señales de alerta

La Unión de Consumidores de Galicia ha visto cómo las consultas sobre vivienda se han incrementado en los últimos años. La entidad aconseja desconfiar de todo aquello que parezca «una ganga», también de las operaciones que corran prisa y de frases como que «hay mucha gente esperando»

Un hombre pasa por delante de una inmobiliaria, con los anuncios en el escaparate. |  Germán Barreiros/Roller Agencia

Un hombre pasa por delante de una inmobiliaria, con los anuncios en el escaparate. | Germán Barreiros/Roller Agencia

A Coruña

Ante los casos de usuarios que se quejan de que hay inmobiliarias que intentan cobrarles por enseñarles pisos o que les garantizan que les van a encontrar una vivienda en tres meses previo pago de una cantidad económica, aunque, lo que realmente hacen es venderles una suscripción a un boletín de anuncios que no les compromete a tal cosa, el secretario general de la Unión de Consumidores de Galicia, Miguel López Crespo, explica que ese no es el proceder de las agencias profesionales y que hay varias señales de alarma que pueden ayudar a los futuros inquilinos a detectar si se están metiendo en un proceso, cuando menos, poco transparente.

«Antes hablábamos de las tres bes: bueno, bonito y barato. Ahora, con que se den solo dos de esas características, ya podemos empezar a desconfiar», recomienda López Crespo.

Así que, las alarmas deben saltar inmediatamente ante un piso con un precio excesivamente bajo para el mercado que se está estudiando, también ante un anuncio que lleva varios meses en una web, ya que, a no ser que el precio sea muy alto o que la vivienda tenga algún inconveniente conocido —que sea un sexto sin ascensor o que se encuentre en muy mal estado, por ejemplo—, los pisos en las ciudades suelen alquilarse en unos pocos días.

También deben agudizarse los sentidos ante una situación en la que la otra parte intente apurar la operación con expresiones como «que es una oportunidad que no podemos dejar pasar o que hay mucha gente esperando» porque, según explica López Crespo, lo que se está intentando es que el potencial cliente no piense.

Otra de las señales que debe hacer sospechar a los futuros inquilinos de que pueden estar siendo víctimas de un engaño es si la otra parte les solicita que les realice «transferencias inmediatas o pagos a través de Bizum o plataformas similares», porque esa cantidad que se envía como «reserva de un alquiler, finalmente, puede desaparecer» y, con ella, cualquier «manera de demostrar que ese pago estaba vinculado a una contratación específica», puntualiza López Crespo, que recomienda ponerse «en manos de un profesional» para buscar piso. Y, en caso de duda, para saber si la inmobiliaria es o no de fiar, siempre se puede consultar en internet los comentarios que otros clientes pusieron sobre ellas.

«Desconfiemos de todo aquello que podamos calificar de chollo o ganga porque seguramente estén ocultando algún tipo de engaño», resume el secretario general de la Unión de Consumidores de Galicia, que desaconseja también buscar piso en portales de internet que no se dediquen exclusivamente a eso, como pueden ser las plataformas de venta de artículos de segunda mano o muros en los que se publican otro tipo de anuncios.

«El importe de una mensualidad de la renta es lo que suele cobrar la inmobiliaria a los propietarios por encontrarles un inquilino con los requisitos que solicitaron», relata López Crespo, que explica que cualquier cobro a la persona que está buscando un hogar para vivir se puede considerar «una práctica abusiva», ya que la agencia podría estar cobrando dos veces por el mismo servicio: a los potenciales inquilinos y a los propietarios, cuando finalmente, firmen el contrato de arrendamiento.

La Unión de Consumidores de Galicia hace hincapié en que hay que distinguir entre las inmobiliarias «profesionales» y las que tienen «escasa o nula ética» y que se han «inventado fórmulas» para bordear la ley.

«Por desgracia, no es nada nuevo, pero tenemos que dejar claro que lo que ofrecen [las empresas que funcionan solicitando dinero por adelantado a las personas que buscan piso] es un servicio diferente al de las agencias inmobiliarias. Ellos pueden decir que, efectivamente, no nos están cobrando por enseñar pisos sino por enviar una comunicación periódica de ofertas», relata López Crespo que, con la ley en la mano, aclara que no se puede considerar «abusivo» cobrar una suscripción a un servicio, «siempre y cuando exista» y se preste en los términos acordados, aunque el precio pactado sea «exagerado».

Esto implica que, para que se justificase este cobro, los suscriptores tendrían que recibir información periódica de pisos que se adapten a sus necesidades y no solo «el reenvío de anuncios que estén publicados ya en otros sitios», especifica López Crespo, en referencia a portales como Idealista y Fotocasa, que son dos de las páginas de referencia para las personas que se encuentran en el proceso de buscar una vivienda en A Coruña.

«Lo que tenemos que ver es cómo se produce ese proceso de comercialización, qué se dice y qué se firma. Hago hincapié en esto porque es común que ahora nos den un dispositivo electrónico para firmar en el que solo vemos un recuadro sin tener un documento único en el que poder ver lo que firmamos», explica López Crespo, que incide en que es importante conocer las condiciones y el contenido íntegro de lo que se está firmando, aunque el documento sea digital, para no caer en engaños. Si el contrato no se realiza en persona, el secretario de la Unión de Consumidores de Galicia apunta a que siempre existe una cláusula de desistimiento durante los catorce días siguientes a la firma sin necesidad de especificar los motivos por los que se ha cambiado de opinión y del que los clientes pueden hacer uso si no están seguros de la decisión que han tomado.

«Si es en formato papel hay que hacer una recomendación que, por supuesto, no es nueva, y es que hay que leer previamente lo que vamos a firmar, porque nos pueden engañar, por ejemplo, si el documento se llama de una manera y el contenido dice otra cosa. Por ejemplo, si pone contrato de alquiler y, sin embargo, es una donación», comenta López Crespo.

El hecho de que se haya complicado tanto el acceso a la vivienda en los últimos años, sobre todo en las grandes ciudades, ha derivado en un aumento de las consultas en esta materia en la asociación. La entidad no solo atiende preguntas de personas que estén en búsqueda activa de un hogar, tanto en alquiler como en compra, sino también de propietarios, que tienen dudas sobre cuáles son sus derechos y deberes como arrendadores de una vivienda, también sobre qué pueden pedirles a sus inquilinos y qué no.

Aunque este diario solicitó también información a la Oficina Municipal de Información al Consumidor sobre este tema, la entidad alegó que los contratos de alquiler son «entre particulares», por lo que su capacidad de acción es limitada y derivan los casos que les llegan a las asociaciones de consumidores.

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