Caos y sorpresa en tiendas y supermercados de A Coruña por el gran apagón
Los clientes agotaron el agua y el papel higiénico en uno de los pocos supermercados en que funcionaba el TPV. Los trabajadores esperaban desconcertados fuera de los establecimientos al irse la luz

Comercios sin luz en la plaza de Lugo de A Coruña
“No sabemos nada, no nos podemos comunicar”. Este era la frase que más se repetía en los comercios de la plaza de Lugo, uno de los músculos comerciales de la ciudad, minutos después del apagón que sorprendió a todo el país este lunes por la mañana. Los trabajadores esperaban en la puerta, sin saber que hacer, ante una situación para la que nadie parecía preparado.
La zona alberga importantes marcas del textil del grupo Inditex, la óptica Multiópticas o la tienda de electrónica y libros Fnac. “No podemos hablar con nadie”, decían al ser preguntados si habían recibido alguna orden de la central. La confusión era absoluta y los trabajadores optaban por cerrar sus puertas ante la imposibilidad de cobrar a los clientes.
“¿Qué ha pasado”?, “¿se sabe algo?”, preguntaban los entrevistados convertidos en periodistas ante el desconocimiento que les provocaba lo que ocurría. La zona parecía afectada también a nivel de comunicación, ya que la mayoría de trabajadores no tenía en ese momento acceso a los datos del móvil ni a la red telefónica, con lo cual no podían llamar ni comunicarse a través de WhatsApp.
A pesar de la incertidumbre, la gente se mostraba calmada. La resignación primaba sobre el nerviosismo y la sorpresa se producía al enterarse de que el apagón no afectaba solo a la ciudad. “¿Es en toda España?”, decía estupefacta una de las dependientes de una conocida marca textil al enterarse.
La gente caminaba también tranquila por la calle, y en la terraza de una conocida panadería aprovechaban para tomarse un tentempié de media mañana en un soleado día. “Dicen que es en toda España”, comentaban unas señoras que paseaban por la zona.
Las panaderías de la zona eran los únicos negocios que continuaban con su actividad, alguna de ellas incluso con una importante cola. “¿Cobráis solo en efectivo”?, preguntaban dos mujeres nada más entrar en una de ellas. Al recibir una negativa, abandonaban el lugar. La costumbre de no llevar efectivo derivada de la pandemia ha sido uno de los principales problemas a los que se ha enfrentado mucha gente, ya que los TPV no funcionaban.
Las panaderías eran uno de los negocios que gozaban de mayor éxito, algunas agotaron existencias en media hora y otras tenían colas kilométricas. Bares especializados en embutido también hicieron su agosto, con largas colas para comprar un bocadillo.
En un conocido supermercado de la calle Panaderas, el TPV seguía en funcionamiento, lo que provocó que contará con gran afluencia. Aunque la situación estaba tranquila a primera hora, fue empeorando a primera hora de la tarde. La gente aprovechaba para comprar agua, que quedó prácticamente arrasada de las estanterías. La instantánea de la pandemia se repetía, con otros muchos clientes cargando papel higiénico. En lo que se refiere a la comida, el pan de molde, el pan tostado y las conservas eran lo que más se veía en los carros. La zona de comida preparada quedó rápidamente desierta.
“Mi marido y yo no tenemos problema, pero tenemos que llevar comida para nuestros hijos”, contaba una mujer, que aunque sus hijos eran algo más mayores, se abastecía de patitos por si no había posibilidad de darles otras cosa. La gran afluencia en el supermercado hizo que este reforzara la seguridad, y el nerviosismo se trasladaba a las trabajadoras. Un empleado tuvo que tranquilizar a una compañera después de que a esta se le cayera un tarro mientras cobraba.
No se registraron incidentes importantes provocados por el apagón en los negocios locales, aunque hubo algún susto: “Tuvimos que avisar a la Policía Local porque una señora en silla de ruedas se quedó atrapada en el ascensor”, explicaba la dependienta de una conocida tienda textil. Por otro lado, en una farmacia de la zona de Zalaeta, las trabajadores se quedaban atrapadas en el interior del establecimiento al tener una puerta electrónica que no conseguían abrir.
Por la tarde, la mayoría de negocios permanecían cerrados, aunque en supermercados y tiendas textiles tenían a sus dependientes esperando en el exterior a la espera de saber si tendrían que trabajar esa tarde.
Normalidad este martes
Este martes se ha recuperado la normalidad en todos los negocios. La zona de la plaza de Lugo fue una de las que se vio más afectadas y la mayoría de negocios cerraron. "No podíamos cobrar ni saber los precios porque tenemos todo digitalizado", explicaban desde dos perfumerías.
Al estar esta zona llena de cadenas textiles, perfumerías o ópticas, los trabajadores no pudieron hacer nada para continuar con la actividad. "Nosotros estuvimos dos horas más que aguantó el generador, pero luego ya tuvimos que cerrar", decían desde una conocida cadena textil.
Por otro lado, en una óptica explicaban que el problema se produjo porque "tenemos todas las fichas de los clientes en el ordenador y no podíamos acceder a ellas".
Uno de los pocos negocios que sí pudo trabajar por la tarde fue una tienda de novias, donde acudieron algunas clientas a probarse sus vestidos, pero tampoco pudieron cobrar ni llevar a cabo ninguna actividad de ese estilo.
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