Una travesía gastronómica a Ítaca para disfrutar de la comida griega en A Coruña

Las responsables de Hellas Cocina Griega, uno de los restaurantes de cocina helena referentes a nivel nacional, emprenden un nuevo proyecto de comida callejera en la ciudad con el que homenajean a la isla de Ulises. Allí se puede disfrutar de los suvlakis o de su icónica tarta de pistacho

Andrea Alexandra Vastianou y Teresa Babío en Ítaca 33. |  Iago López

Andrea Alexandra Vastianou y Teresa Babío en Ítaca 33. | Iago López

A Coruña

Como si de Ulises se tratara, los amantes de la comida en A Coruña anhelarán llegar a Ítaca, que en este caso no es una isla, sino un nuevo establecimiento de comida griega de las responsables del laureado Hellas Cocina Griega, restaurante que lleva 25 años siendo un referente nacional en este tipo de cocina. «Es el hijo pequeño de Hellas. Es más gamberro, más informal y tiene la idea de dar a conocer el street food griego», explican sus dueñas, Teresa Babío y Andrea Alexandra Vastianou.

Esta última, que se define como «galliegra», recuerda en su infancia en el país heleno: «Cuando era pequeña íbamos a comprar a la suvlakería del barrio. Allí esperabas, no protestabas y estabas el tiempo necesario hasta que te hicieran la comida para llevar y disfrutarla en familia». Ese espíritu continúa en Ítaca 33, establecimiento situado en el número 3 de la calle Marqués de Cerralbo. «La idea la teníamos desde hace tiempo. En el restaurante nos pedían comida para llevar, pero no podíamos ofrecer ese servicio. Llevábamos tiempo dándole vueltas, pero no encontrábamos un local que encajara. A finales de año encontramos este y nos enamoramos de él».

Al igual que su hermano mayor, Ítaca 33 destaca por ser un establecimiento hogareño que da la sensación de estar en una casa griega. «Es un local luminoso con dos paredes que son ventanas», cuentan. Aunque la comida está diseñada para llevar a casa o comer por la calle, tienen una mesa corrida en la que sentarse a disfrutar: «La mesa la hicimos nosotras, cuando la acabamos nos abrazamos y nos emocionamos». Como si de una familia se tratase, los clientes se sientan en ella a comer y aunque no se conozcan de nada, interactúan entre ellos. «Es muy bonito estar detrás de la barra y ver como la gente habla».

En lo gastronómico, el suvlaki es la elaboración estrella. Estas son pequeñas piezas de carne adobadas que en Ítaca preparan a la plancha y sirven en un pan de pita enrollado. Hay tres opciones, una de pollo, otra de lukaniko, nombre griego para la salchicha de cerdo, y otra de falafel, perfecta para vegetarianos y veganos. Como entrantes tienen fava de Santorini, que es un hummus de guisante amarillo, dolmas, que son hojas de parra rellenas de arroz y piñones, y tzatziki, una salsa de yogur y pepino para mojar pan de pita. De postre ofrecen jurmádes, que son dátiles caseros rellenos de crema de cacahuete y bañados en chocolate, baklavá y su icónica tarta de pistacho, adaptada para intolerantes al gluten. Todo ello acompañado de vinos naturales y cerveza griega. «El recibimiento ha sido muy bueno. Es un proyecto muy bonito hecho con amor». Ítaca 33 abre de miércoles a domingo de 13.00 a 16.00 horas y de 21.00 a 23.30 horas.

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