El apagón y el rearme europeo disparan el interés en cursos de supervivencia
Dos empresas coruñesas enseñan a hacer fuego, potabilizar agua o crear refugios
El perfil cambió: de senderistas, guardias civiles y bomberos a preocupados por la actualidad

Uno de los cursos de superviviencia organizados por Orosa / Aventura Orosa
Patricia Casteleiro
Los acontecimientos históricos recientes, que van desde la pandemia, a la guerra de Ucrania, el rearme europeo ante la «amenaza rusa» o algunas declaraciones disparatadas de Donald Trump calaron en la población de diferentes formas, pero siempre dejando en el aire cierta tensión. La UE ya había sugerido preparar un kit para sobrevivir 72 horas y el apagón que tuvimos en la Península Ibérica fue la gota que colmó el vaso. Además de comprar una radio, pilas y otros utensilios básicos, hubo quien fue más allá y quiso convertirse en su propio salvavidas.
En Galicia hay al menos dos empresas que se dedican a impartir cursos de supervivencia. Están ubicadas en A Coruña y Miño y, tras el apagón, confirman que se disparó el número de interesados en sus servicios.
Roberto Orosa es un militar retirado que durante 25 años sirvió en unidades de operaciones especiales, se dedicaba a enseñar a sus compañeros técnicas de supervivencia para el frente. Hace diez años, ya retirado, decidió continuar haciendo lo suyo y montó una empresa en la que vende artilugios y enseña estrategias a interesados en la subsistencia. Hace un par de cursos al mes, tanto para particulares como para familias y en este momento tiene lleno casi hasta julio. Va gente de toda Galicia, Portugal, Cantabria y Asturias.
Si bien hasta hace una semana la mayoría de clientes eran senderistas o aficionados a la montaña, Orosa explica que ahora ya acude a sus instalaciones un abanico amplio de personas: «Llega gente que descubrió que este tipo de formación puede servir tanto para apagones como para emergencias del día a día», indica.
El militar cuenta que uno de los primeros puntos que enseña en sus cursos es la psicología de la supervivencia. «Sirve para saber gestionar una situación estresante en el trabajo, enfrentarnos a ella y saber qué procesos mentales intervienen . También para liderar un grupo», enumera. En sus cursos pone a prueba a los aspirantes. Los lleva a un recinto al aire libre (privado y vallado) y les enseña cómo hacer fuego, a filtrar y potabilizar agua, construir refugios, leer una brújula y un mapa, hacer nudos y cocinar alimentos con poco, entre otras hazañas. El precio ronda los 100 euros.
La empresa Work Nature, ubicada en Miño, se dedica al turismo medioambiental y uno de sus puntos fuertes es la formación para la subsistencia en el medio natural. Hacen cursos de 72 horas, que es el tiempo que tardan los servicios de emergencias en activar una búsqueda. En ellos enseñan desde fabricación primitiva a primeros auxilios o búsquedas de personas. «Tenemos bastantes interesados, de todo tipo: aficionados al monte, personas preocupadas por todo lo que está pasando o personal profesional como agentes de Seprona o bomberos forestales», cuenta su gerente, Jesús Vergara.
Con el apagón también hubo un bum, aunque este empresario advierte que «hay que ser cauto e informarse bien. El preparacionismo es caro y no todos los salarios se pueden permitir ciertos elementos. Hay que tener cosas, si las puedes comprar, pero la clave está en volver a nuestros abuelos».
Discos desmaquillantes, cera y una manta: básicos para un kit
La Unión Europea incluyó en su kit elementos parecidos a los que la gente salió a comprar en marabunta tras el apagón: radios, pilas, linternas... Pero, ¿qué dicen los expertos? Concuerdan en la lógica de tener iluminación y estar informados, pero aseguran que no es suficiente. Orosa indica que hay que tener provisiones separadas, por un lado para casa, donde es importante la alimentación en conserva, iluminación, una cocinilla y una radio, y por otro tener una mochila de emergencia. Esta es fundamental en zonas rurales, sobre todo en época de incendios. En ella se debe incluir documentación, en fotocopia o en un pen drive, elementos para hacer fuego, otros que sirvan para crear un refugio y agua. El experto recuerda que cuando fue el volcán de La Palma hubo quien no pudo reclamar el seguro de sus casas porque no llevaba su documentación encima.
Por otra parte, Vergara cree que lo más importante es el conocimiento per se. Saber cómo emplear elementos naturales a nuestro favor puede salvarnos la vida. Con todo, también recomienda una linterna de dinamo, anzuelo, sedal, mechero o ferrocerio, un kit de primeros auxilios con vendaje israelí (venda y es apósito), monodosis de suero, pastillas potabilizadoras de agua, cuerdas, una lona y, de lo más importante, una manta isotérmica. También menciona discos desmaquillantes, que impregnados en cera son un encendedor que dura hasta diez minutos activo.
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