La Xunta pone condiciones ambientales a los 250 chalés y 214 pisos en Monte Alfeirán
La Consellería ordena someter el proyecto a evaluación ordinaria por sus posibles «efectos significativos sobre el medio ambiente» | Demanda medidas de integración de los edificios, de protección del patrimonio y contra el ruido

Recreación de la urbanización de Monte Alfeirán / LOC

El proyecto para levantar 250 chalés y 214 pisos en Monte Alfeirán, entre la AP-9, Palavea y la N-550, deberá someterse a una evaluación ambiental ordinaria. La Consellería de Medio Ambiente ha ordenado un análisis más en profundidad de la urbanización propuesta porque «puede tener efectos significativos sobre el medio ambiente», tras analizar la solicitud de tramitación simplificada presentada por los promotores. E incorpora medidas adicionales a las previstas por ellos para minimizar el impacto de las nuevas construcciones, proteger el patrimonio cultural y natural, y reducir el impacto del ruido, fundamentalmente desde la autopista, la avenida de Alfonso Molina y la N-550. Los promotores deberán incorporar los requerimientos autonómicos en un estudio ambiental estratégico para continuar la tramitación del plan.
La ordenación abarca 166.669 metros cuadrados, una de las grandes bolsas de suelo para vivienda incluidas en el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), aprobado en 2013. La ordenación prevista no llega a materializar toda la edificabilidad —esto es, cuánto se puede construir— que permite el PGOM, 75.058 metros cuadrados. Sí prevé el máximo de vivienda unifamiliar posible, pero reduce la colectiva en unos 10.000 metros cuadrados, según justifican los promotores, «para establecer una ordenación más coherente con el núcleo colindante de Palavea y con la posición paisajística del sector». Un tercio de los pisos serán de protección oficial.
Tras analizar varias alternativas, los promotores optaron por edificios plurifamiliares con bajo y tres o cuatro plantas en la zona más próxima a Palavea. En un terreno con fuerte pendiente, los chalés, adosados o aislados, se sitúan a continuación. La zona más elevada se reserva para espacios libres y zonas verdes, conservando «los afloramientos rocosos» y el arbolado de «gran porte existentes», indica la Xunta. La Consellería concluye que la urbanización de Monte Alfeirán «puede provocar un considerable impacto en el paisaje», aunque entiende que esa distribución «escalonada» de los edificios, «adaptada a la topografía, permite minimizar estos efectos».
La Consellería requirió informes al Instituto de Estudos del Territorio, la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural y la Demarcación de Carreteras, que no llegó a contestar. El Instituto prevé un «impacto importante» del proyecto por «las características del lugar» y considera que las medidas de integración previstas por los promotores «pueden considerarse correctas, siempre que se concreten en la ordenación y la normativa». Valora que la distribución de los inmuebles «resulta respetuosa con los elementos de interés natural, cultural y panorámicos» al «preservar» la zona más elevada sin edificaciones y concentrar los inmuebles más altos en las cotas más bajas. Patrimonio planteó medidas de catalogación que Medio Ambiente ordena incorporar al plan parcial.
Medio Ambiente informa que las medidas planteadas por los promotores para la integración de los inmuebles «deberán tener reflejo en la normativa» del plan parcial «para garantizar su aplicación». Entre otros requerimientos, cita evitar «discordancias» de colores y texturas entre los edificios de Palavea y Fontaíña y los que se vayan a levantar, y «minimizar los movimientos de tierras» para respetar la topografía actual. En el caso de los chalés, con «mayor exposición visual» por su ubicación, «deberá valorarse el empleo de elementos vegetales».
Con la AP-9 a un lado y la N-550 y Alfonso Molina al otro, la Consellería hace especial mención al impacto sonoro sobre las nuevas viviendas, por lo que requiere incorporar al plan un estudio de ruido. De él deberán derivar «medidas específicas» para «minimizar» la contaminación sonora, cuya «efectividad deberá validarse previamente a la ejecución del planeamiento».
El borrador del plan propone conservar bienes no catalogados, pero susceptibles de serlo, por su valor cultural (Ville Riveiriña y Casa Grande de Palavea) y etnográficos (muros de piedra tradicionales y palomar), y los integra en las áreas reservadas para equipamientos, espacios libres y zonas verdes. La Xunta reclama, además, «establecer niveles de protección» para Villa Riveiriña, incluyendo su hórreo, arbolado y muro, y para la Casa Grande, con su escalera circular y fuente. Para los muros tradicionales, insta a su «protección y conservación».
La urbanización también se ve afectada por el Camino de Santiago, que discurre por la N-550, «a escasos 50 metros del linde del ámbito», remarca la Xunta. En el caso de fachadas edificadas hacia el Camino, «deberán configurarse como una pantalla verde que humanice la vista desde la ruta jacobea». Respecto a la vegetación, Medio Ambiente insta a fomentar el uso de especies autóctonas en las nuevas plantaciones y medidas para eliminar o minimizar la presencia de especies invasoras, como la hierba de la pampa.
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