Cien años del arte de Gerardo Porto

El Kiosco Alfonso acoge una exposición de las obras del autor, nacido en la plaza de Santa Catalina en 1925

El Kiosco Alfonso expone el legado artístico de Gerardo Porto

Iago López

A Coruña

Cien años después de su nacimiento, la obra de Gerardo Porto sigue viva en A Coruña. Una exposición sobre el legado artístico del coruñés, creador de las vidrieras del obelisco Millenium,se inauguró este viernes en el Kiosco Alfonso, en presencia de dos de de sus hijas. En la muestra, organizada por el Ayuntamiento, se pueden ver tanto escenas coruñesas como de distintos puntos de Europa. La obra de Porto se caracteriza por su búsqueda de la luz a través de materiales como acuarelas, guaches o carboncillo.

Al acto acudieron familiares del pintor, además de la alcaldesa, Inés Rey. Su hija Isabel, comisaria de la exposición con Pedro Vasco, destacó lo «emotivo» que era para la familia conmemorar el centenario de su padre, al que recordó con cariño. «Pertenecía a las pocas personas que pueden decir que convirtió su afición en oficio y pudo revertirlo, o sea, oficio en afición», resaltó. Porto quiso recordar el estudio de su padre en Ámsterdam, su cariño por la «luz nórdica» que lo inundaba y los escritores y artistas que por allí pasaron.

Al acto acudieron familiares del pintor, además de la alcaldesa, Inés Rey. Su hija, Isabel, destacó lo "emotivo" que era para la familia conmemorar el centenario de su padre, al que recordó con cariño. "Pertenecía a las pocas personas que pueden decir que convirtió su afición en oficio y pudo revertirlo, o sea, oficio en afición", resaltó. Porto quiso recordar el estudio de su padre en Ámsterdam, su cariño por la "luz nórdica" que lo inundaba y las personas que por allí pasaron.

Gerardo Porto nació en la plaza de Santa Catalina en 1925 y falleció a los 85 años en Ámsterdam, la ciudad donde pasó la mayor parte de su vida y en la que formó su familia. El pintor se formó en Madrid y en el París de la posguerra, donde conoció a María Casares y fue discípulo de Matisse. Se instaló en Holanda en la década de los 50, donde trabajó como técnico para la televisión holandesa. El pintor, sin embargo, nunca se desvinculó del todo de la ciudad que le vio nacer.

Durante la inauguración, su hija Isabel destacó su pasión por el arte y su trabajo constante. "La pena es que cuando nos dejó tenía 84 pero yo creo que tenía marcha para otros 80 más, estaba en su mejor momento. Tenía tantas ideas que es una pena que no se pudieran ver", afirmó. Isabel Porto cerró su intervención con un brindis escrito por su madre, Betty. "A ella, la escritura, a la poesía, a la pintura, a la música que inspira pintar, a un alma creadora siempre dispuesta a dar".

Por su parte, la tercera de las hijas de Porto, Cristina, quiso recordar "su sonrisa sonora, su amor por los niños, los animales, los seres humanos, la paz, su puntualidad y su humor". Reflexionando sobre la "cámara del tesoro" que es la exposición en el Kiosco, la holandesa señaló que la huella de su padre "es más duradera que la mayoría de las guerras, que son de naturaleza temporal". "Si miro a esos peces digo, papá veo que tus peces siguen nadando, qué maravilla", terminó.

La alcaldesa fue la encargada de cerrar el acto, con una intervención en la que recordó la huella del artista en la ciudad, desde las vidrieras del obelisco Millenium hasta los bancos de los Rosales. "Fue un pionero, un rebelde con compasión y de los primeros en traer a la vanguardia a nuestra tierra".

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