Una escalera al cielo de la excelencia gastronómica en A Coruña

Balázs Menyhard y Nataly Rodríguez son la dupla al frente de 55 Pasos, que toma su nombre de los escalones que hay que subir para llegar al local. Recientemente han sido nombrados como uno de los mejores restaurantes de Europa

Balázs Menyhard y Nataly Rodríguez, en el restaurante 55 Pasos. |  Iago López

Balázs Menyhard y Nataly Rodríguez, en el restaurante 55 Pasos. | Iago López

A Coruña

Como en el clásico de Led Zeppelin, A Coruña tiene una escalera al cielo, pero, en este caso, al cielo de la excelencia gastronómica. «Cuando cogimos el local mi padre se quejaba de la escalera que había que subir. Al venir a A Coruña contamos los escalones, que eran 55, y decidimos ponerle al local 55 pasos, que eran los que había que dar para llegar», recuerda Nataly Rodríguez.

La coruñesa comanda el establecimiento junto a su pareja, Balázs Menyhard. Ella se formó en dirección hotelera en Santiago y él empezó a cocinar desde bien joven en su Hungría natal. El destino quiso que fuera Londres la ciudad que los acabara uniendo: «Balázs se había ido a Francia a estudiar, pero quería algo de más nivel. Un amigo le ayudó a entrar en el restaurante de Marcus Wareing, que tenía dos estrellas Michelin. El restaurante estaba en The Berkeley Hotel, donde yo trabajaba, y así nos conocimos».

La hostelera señala que Londres «no era una ciudad para establecerse» y por ello barajaron la idea de volver a A Coruña, pero aquel primer intento se frenó cuando un exjefe de Balázs, Mikael Jonsson, les ofreció ponerse al frente de su restaurante Hedone, que tenía una estrella Michelin: «Las cosas no fueron como queríamos y el Brexit pegaba fuerte. Apareció un local perfecto en A Coruña y decimos volver».

Aquel local era el de El Descansillo y se sitúa en el número 9 de la calle Nuestra Señora del Rosario, a la que se puede acceder subiendo las escaleras desde María Pita. «Al vivir fuera no teníamos ahorros. Nuestras familias fueron nuestros inversores», expone.

Aunque se habían formado en establecimientos de renombre, la pareja no era conocida en A Coruña y tuvo que ganarse al público desde cero. «Se rumoreaba que venían unos de Londres (ríe), pero la gente no nos conocía de nada». De desconocidos pasaron a ser uno de los restaurantes más importantes de la ciudad. El último reconocimiento ha sido la inclusión en el OAD (Opinionated About Dining), una prestigiosa lista internacional. «Es bonito que reconozcan tu trabajo, pero para nosotros lo más importante es abrir la puerta, ser autosuficientes y que la gente se vaya feliz. Eso no tiene precio», dice la coruñesa.

Preguntada por un buque insignia de su cocina, la hostelera no dice ningún plato, sino que responde: «Balász». Su pareja es la clave de los fogones, cocinando las mejores materias primas que van variando cada día: «Hay días que no sé la carta hasta cinco minutos antes de abrir». Del chef, Nataly destaca que «es una persona muy perfeccionista y de ideas claras, que siempre se ha esforzado, trabajando desde los 16 años».

Aunque el cocinero trabajó con grandes chefs del mundo, una de sus grandes maestras la tenía en casa: «Sus padres son vegetarianos y fue su abuela, cuando tenía 12 años, la que les dijo que tenía que comer carne. Ella es una gran amante de la gastronomía, de hecho cuando vamos a visitarla siempre la veo en la cocina».

El talento del húngaro entre fogones es trasladado a la sala por la coruñesa: «Tenemos una carta corta. A mí me gusta explicar los platos a los clientes para que tengan una experiencia personalizada». El restaurante es un lugar al que ir a relajarse y disfrutar de la comida sin prisas: «Hay gente que se queja de que somos lentos, pero yo creo que es mejor esperar y comer bien, que hacerlo rápido y mal», concluye.

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