25 años de Gran Hermano: Los recuerdos coruñeses de la vida en directo

Javito García y Judit Iglesias, siguen siendo los únicos ganadores gallegos de la historia de Gran Hermano, que cumple 25 años. Ambos, ya alejados de los focos, recuerdan su paso por la casa y analizan todo lo que ha generado un programa que consiguió éxito y críticas a lo largo de su longeva emisión

Javito García, ganador de GH3, y Judit Iglesias, ganadora de GH9.

Javito García, ganador de GH3, y Judit Iglesias, ganadora de GH9. / Germán Barreiros / Roller Agencia

A Coruña

El pasado mes se cumplió el 25 aniversario de un hito de la televisión española: el estreno de Gran Hermano. Inspirado en el «ojo que todo lo ve» de la novela 1984 de George Orwell, este formato revolucionario fue creado en 1999 en los Países Bajos. Un año después, Telecinco lo estrenaba en España con un éxito apoteósico. La final de la primera edición, con un 70 % de audiencia, sigue siendo la segunda emisión no deportiva más vista de la historia del país, solo superada por la participación de Rosa en Eurovisión. Galicia ha tenido numerosos participantes en el programa, pero solo dos coruñeses pueden presumir de haberse llevado el maletín del ganador.

«Te reconocían no solo en cualquier parte de Galicia, sino en cualquier parte de España», recuerda Javito García, el larachés que ganó la tercera edición del concurso. Por aquel entonces, Gran Hermano había perdido algo de seguimiento, pero seguía siendo un fenómeno televisivo. La final fue vista por un 45% de la audiencia, unas cifras que hoy solo consigue el fútbol.

Javito reconoce que no había seguido las dos primeras ediciones y que se presentó por «una apuesta con un amigo». Aquello acabó siendo una ventaja: «En el casting no estaba pendiente de entrar, y al final eres tú mismo», explica. El gallego permaneció los 101 días que duró el concurso. La primera noche la recuerda como «un subidón de adrenalina». A medida que pasaban los días, «te olvidas de las cámaras» e incluso de la percepción del tiempo: «Sabes en qué día vives, pero no la hora. Mi hermano me decía que igual comíamos a las cinco y nosotros pensábamos que era la una».

En las primeras ediciones del programa, los participantes mostraban una mayor inocencia, aunque Gran Hermano no estuvo exento de polémicas, como la marcha de Mónica en GH1 tras publicarse en Interviú su pasado en la prostitución, o la expulsión disciplinaria de Carlos Navarro, El Yoyas, por actuar de forma violenta contra Fayna, su pareja en el concurso. Para Javito, en su edición se empezó a apostar más por el conflicto: «Fue un cambio de enfoque de la organización, de pensar que eso vendía más que un mundo feliz». Los concursantes también llegaban más preparados, como Kiko Hernández, que acabó haciendo carrera televisiva: «Él tenía claro lo que quería hacer y aprovechó su oportunidad».

Tras 101 días, Javito se impuso frente a su amiga Patricia Ledesma. El premio era de 180.000 euros, pero los concursantes habían acordado previamente que el ganador donaría 30.000 por una prueba solidaria, y Hacienda se llevó el 40 % restante: «Al final me llevé unos 78.000 euros. La gente cree que el premio da para toda la vida, pero para nada». Los concursantes también recibían un sueldo fijo cada mes y un extra por día, pero Javito recuerda entre risas que casi ganó más «haciendo bolos por discotecas a su salida».

El larachés recorrió los platós tras su victoria, pero asegura que «la televisión no era para mí». Se alejó de los focos y volvió a su A Laracha natal. Tras una boda y un divorcio, acaba de aprobar las oposiciones de cocinero de la Xunta y está a la espera de destino.

La socióloga ganadora

«Seguía todas las ediciones; desde la primera me llamó la atención, especialmente como socióloga», recuerda Judit Iglesias, ganadora de Gran Hermano 9. El programa dio mucho que hablar como experimento social en sus primeras ediciones, donde el filósofo Gustavo Bueno, que acabaría arremetiendo contra el formato y acuñando el término telebasura, estaba entre sus colaboradores.

Judit participó en la novena edición del concurso, celebrada en 2007, manteniendo el éxito de audiencia, consiguiendo que su final alcanzara un 31 % de share y más de cuatro millones de espectadores. Para ella, el concurso seguía funcionando como un «experimento social» en el que las personas se comportan de forma distinta al «estar en un espacio cerrado, bajo presión y sin estímulos externos». Esto provoca que surjan «alianzas, conflictos, roles de género o estrategias de grupo» entre las personas que participan en el programa de telerrealidad.

La socióloga explica que durante su encierro en la casa empezó a notar «cómo el tiempo se distorsionaba y las emociones se intensificaban». Judit entró como reserva, unos días después que sus compañeros, y en ningún momento pensó que podía ganar. «Me propuse vivirlo con autenticidad, mostrarme tal cual soy». Aquello le acabó sirviendo para ganar con el apoyo del 43,7 % de los votos del público.

La vuelta a la realidad también fue impactante para ella, y en 2007 los concursantes seguían siendo auténticas celebridades: «Las personas te abrazaban por la calle como si te conocieran de toda la vida. Lo viví con agradecimiento, pero también algo abrumada; aunque pueda parecer lo contrario, soy tímida», señala. El choque con la realidad hace que «las emociones estén a flor de piel», y para la coruñesa «fue importante reconectar con mi entorno y mi vocación» para poder procesar todo aquello.

Gran Hermano siguió siendo un programa de éxito, llegando incluso a tener ediciones VIP o algún All Star con exconcursantes, hasta que ocurrió un suceso que marcó la historia del programa. En 2017, la concursante Carlota Prado sufrió un abuso sexual dentro de la casa. La gravedad de lo ocurrido, y la cuestionada reacción de la dirección, generó un boicot que provocó que el programa quedara en standby en su edición de anónimos. «Un tema así se debe afrontar desde la responsabilidad. En un entorno como ese, donde las emociones están alteradas y hay cámaras, debe haber unos protocolos claros. Ahora hay un código levantando el pulgar a cámara», apunta Judit, que además de socióloga también es sexóloga.

De hecho, tras su paso por la casa, Judit escribió Las leyes del deseo, un ensayo acerca del sexo. Además, también abrió un canal en YouTube, Sexploradores, en el que respondía a distintas preguntas sobre esta cuestión. Actualmente se dedica al asesoramiento sexual de parejas.

Gran Hermano regresó el pasado año con anónimos, ya sin el éxito de antaño y con poco más de un millón de espectadores. «El éxito del primero nunca se volvió a conseguir y de eso hace ya 25 años», apunta Judit. Ella y Javito quedarán para siempre como parte esencial de un programa que, con sus claros y oscuros, cambió para siempre la historia de la televisión española.

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