Milagros Vázquez, coruñesa con endometriosis: «Una cosa es tener una molestia con la regla, y otra retorcerse de dolor»
«Si la regla te impide hacer vida normal, algo va mal», advierte la asociación querENDO Mulleres con Endometriose, sobre una dolencia que afecta a unas 60.000 gallegas, quienes sufren, en «muchos casos, un dolor incapacitante», y que impacta en otras esferas de su vida «como la fertilidad»

Milagros Vázquez, integrante de la asociación querENDO Mulleres con Endometriose. | Cedida
Como un grito profundo, punzante y amargo, el dolor causado por la endometriosis condiciona el día a día de una de cada diez mujeres en edad fértil, sin embargo, aún hay «demasiado desconocimiento» en torno a esta enfermedad, y todavía más sobre sus síntomas. Este silencio que arrincona a las afectadas es uno de los obstáculos que se propone derribar Milagros Vázquez, vecina de Sada, de 46 años, e integrante de la asociación querENDO Mulleres con Endometriose, al compartir su experiencia con esa dolencia, que en Galicia sufren «alrededor de 60.000 mujeres», quienes «ven su calidad de vida muy mermada» por «el dolor incapacitante que padecen, en muchos casos» y que, además, impacta en otras esferas de su vida, «como la fertilidad», tal y como a ella le sucedió.
Lo hace coincidiendo con el Día internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, que se conmemora cada 28 de mayo, y apenas un mes después del décimo aniversario de la primera moción sobre endometriosis en el Parlamento de Galicia, que dio lugar a un acuerdo político con «un alto grado de incumplimiento», censuran desde querENDO.
«Si la regla no te deja hacer vida normal, es que algo va mal», proclaman, desde esta asociación gallega de afectadas, para reivindicar la importancia de acudir al médico y salir de la consulta con un diagnóstico que, aseguran, se suele demorar «una media de ocho años».
«Todos entendemos que el dolor es una señal de alarma de nuestro cuerpo, que nos avisa de que algo pasa, pero el dolor de la regla no. ¿Por qué?, ¿por tenerla todos los meses? El dolor es dolor. No se puede normalizar», destaca Milagros, integrante de querENDO, antes de reconocer que el suyo «no es el típico caso» de endometriosis, «de unos dolores brutales» con la menstruación que refieren «otras chicas».
Síntomas que "no relacionaba"
«Cuando a mí me vino la regla, era muy, muy, muy abundante. Podía echarme una semana y, como decía, tenía la regla ‘por mí, y por todas mis compañeras’. Pero, aparte de eso, y de que me daba anemia, evidentemente, no tenía nada más. No me dolía ni nada», explica esta vecina de Sada, quien refiere que, «así, fueron pasando los años» y «cuando tenía 25, más o menos», sí empezó «a notar cosas que, al principio, no relacionaba». «Molestias estomacales, dolor de espalda... que no tenían por qué tener relación», reitera.
«Después, con veintitantos —prosigue—, sí que ya, de vez en cuando, al venirme la regla, lo hacía con dolor fuerte. Cierto es que, en mi caso, tomando ibuprofeno, y este tipo de medicamentos, no tenía que ir a Urgencias [como sí les pasa a otras chicas con endometriosis, una dolencia «estrógeno dependiente», consistente en el crecimiento de endometrio, el tejido de revestimiento del útero, en otras partes del cuerpo, «en forma de implantes»], pero sí ya empecé a tener esos problemas de dolor. Y, en torno a los 30 años, en una de las revisiones ginecológicas, me dijeron que tenía un quiste en un ovario, y me recomendaron operarme. Lo hice, me tuvieron que extirpar parte de ese ovario y, cuando fui a hacerme la primera revisión, después de aquella cirugía, me comentaron que, si tenía pensado tener hijos, me lo fuese planteando ya», recuerda Milagros.
"En torno a los 30 años, en una de las revisiones ginecológicas, me dijeron que tenía un quiste en un ovario, y me recomendaron operarme. Lo hice, me tuvieron que extirpar parte de ese ovario y, cuando fui a hacerme la primera revisión, después de aquella cirugía, me comentaron que, si tenía pensado tener hijos, me lo fuese planteando ya», recuerda Milagros
«A partir de ahí, mi pareja y yo estuvimos intentándolo dos años, pero eso no fue a ningún lado, de modo que, ya en la propia consulta del Materno (Chuac), me plantearon la posibilidad de intentar concebir mediante técnicas de reproducción asistida. Entonces, me hicieron todas las pruebas correspondientes y, cuando llegó la primera cita para la inseminación artificial, me dijeron que ‘la cosa estaba ya muy complicada por mi reserva ovárica’ (me lo dijeron así), y que lo mejor era pasarme para fecundación ‘in vitro’, para no perder tiempo. Así lo hicimos, también. Cuando llegué a la consulta inicial para la ‘in vitro’, el doctor que me atendió fue la primera persona que tuvo a bien preguntarme:
‘¿Tú sabes exactamente qué es lo que tienes?’. A lo que yo le contesté: ‘Sé que se llama endometriosis’. Y él me respondió: ‘¿Pero sabes bien qué es?’. Entonces, me detalló en qué consistía, exactamente, la enfermedad, y ahí fue ya cuando me dijo que mis probabilidades de quedarme embarazada serían de un 15%, es decir, muy pocas», señala este vecina de Sada, antes de apuntar que, «en aquella época, ya empezaba a tener esas molestias (que si diarrea, que si estreñimiento, que si dolor en la parte baja de la espalda...)» que refieren otras pacientes de endometriosis.
Asegura Milagros que el proceso para intentar quedarse embarazada lo llevó «bastante bien». «Entre los cuatro meses que te dejan de descanso, entre ciclo y ciclo, que hay listas de espera y demás... Debí empezar en 2014, y acabé en 2018. Entre medias, hubo problemas. Me tuvieron que operar varias veces, debido a la endometriosis (me sacaron una trompa, que ya no funcionaba...), y el último ciclo ya no lo pude completar. No he podido ser madre y, aunque en mi caso, tampoco era el sueño de mi vida, entiendo que, para quien sí lo sea, es muy doloroso. He visto a chicas pasarlo muy mal»
Pese a todo, asegura Milagros que el proceso para intentar quedarse embarazada lo llevó «bastante bien». «Entre los cuatro meses que te dejan de descanso, entre ciclo y ciclo, que hay listas de espera y demás... Debí empezar en 2014, y acabé en 2018. Entre medias, hubo problemas. Me tuvieron que operar varias veces, debido a la endometriosis (me sacaron una trompa, que ya no funcionaba...), y el último ciclo ya no lo pude completar. No he podido ser madre y, aunque en mi caso, tampoco era el sueño de mi vida, entiendo que, para quien sí lo sea, es muy doloroso. He visto a chicas pasarlo muy mal», subraya, antes de exponer que, «una vez finalizados los ciclos de la ‘in vitro’», le «dieron una pastilla anticonceptiva» y, «desde los pocos meses de tomarla, la regla, prácticamente», ya no le viene.
"El dolor no es normal"
«Ese tratamiento, más o menos, me ha ido funcionando. Ahora, comienzo a notar alguna cosa, pero pienso que estoy en la llamada perimenopausia», apunta esta vecina de Sada, quien vuelve a hacer hincapié, en este punto, en la importancia de concienciar de que «el dolor no es normal». «Es muy importante meterle esto en la cabeza a las chicas que empiezan con la regla. Una cosa es tener una molestia, y otra retorcerse de dolor. No hay que normalizarlo», concluye.
Afectadas critican «incumplimientos» del acuerdo gallego sobre endometriosis
QuerEndo Mulleres con Endometriose lamenta que, diez años después del acuerdo parlamentario para apoyar a las mujeres que sufren esta enfermedad, no se haya cumplido con lo pactado y sigan faltando medios y profesionales. La asociación recuerda que, el pasado 23 de abril, se cumplió una década desde que el Boletín Oficial del Parlamento de Galicia recogiese el pacto aprobado por unanimidad en relación a la endometriosis, «que significó un gran avance en el reconocimiento de los déficits en la atención a las mujeres con esta enfermedad».
«La endometriosis es una dolencia que afecta, en Galicia, a alrededor de unas 60.000 mujeres», quienes «ven su calidad de vida muy mermada por el dolor incapacitante que muchas de ellas sufren» y que, además, impacta «en otras esferas de su vida como la fertilidad», resaltan desde querENDO Mulleres con Endometriose, antes de advertir, con respecto al acuerdo, que Galicia «sigue sin contar con ninguna unidad multidisciplinar de endometriosis a la que derivar los casos más complejos», así como el hecho de que «las consultas específicas que se crearon no cuenten con los profesionales necesarios, ni con las horas de atención que se necesitan».
Critican, asimismo, que no haya habido «ningún plan de detección temprana» que «lograse bajar la media de espera de ocho años para un diagnóstico».
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