Selectividad en A Coruña
«Siento que no he estudiado nada»
Más de 2.700 alumnos comenzaron este martes las pruebas de acceso a la universidad en los campus de la UDC. Muchos se encontraban nerviosos, tanto por el cambio de modelo, que pasa a ser menos memorístico que los de los anteriores años, como por la dificultad de las preguntas o los temas teóricos que podían caer

María, Alba y Ana, alumnas de la Compañía de María. / CASTELEIRO
Rosarios, apuntes en mano y últimas colas para ir al baño. En los momentos previos a las pruebas de acceso a la universidad los alumnos del instituto de Escolapios y Compañía de María se apelotonan para compartir los nervios antes de que arrancara su examen en la Facultad de Filología, en el campus de A Zapateira.
El día comenzó con retenciones en los accesos a los campus de Elviña y A Zapateira, que los aspirantes aprovecharon para estudiar en el coche. Las facultades de Derecho, Filología, Economía y Empresa e Informática, junto con las escuelas de Arquitectura e Ingeniería de Caminos acogieron este martes a más de 2.700 estudiantes de segundo de Bachillerato de la ciudad y área metropolitana.

Comienza la selectividad en A Coruña: rosarios, apuntes en mano y últimas colas para ir al baño / Casteleiro / Roller Agencia
El primer examen al que se tuvieron que enfrentar fue el de Lengua Castellana y Literatura, seguido de Historia de España. Son dos de los pesos pesados en términos de teoría, lo que asusta a varios alumnos. «Es un día bastante intenso», dijo Ana. Ella quiere estudiar Medicina por lo que requiere una buena nota, un 13 sobre 14, señala. «No es como otros días que es mezclado teórico-práctico». Junto con sus compañeras de la Compañía de María se confiesan nerviosas pero seguras entrando al examen, habiendo ya practicando varios modelos con sus profesores durante el año. Fueron de las pocas sin repasar sus notas en los minutos previos a la prueba.
«Lengua gallega y matemáticas son los exámenes a los que más miedo les tengo»

Mario, alumno de Calasanz. / CASTELEIRO
Durante varios años a los alumnos se les dice que este «es el examen más importante de su vida» y los profesores les preparan a conciencia durante el último curso de bachillerato para que lleguen suficientemente preparados. «Segundo ha sido duro», aseguró Manuel. «Pero ahora que estoy aquí los nervios tampoco son tantos. Además, teniendo lengua e historia en el mismo día, para cuando terminemos la mañana casi el 50% está listo. El resto de asignaturas son más llevaderas». Él quiere estudiar en Madrid un grado de Matemáticas Computacionales. «Desde pequeño me han gustado las matemáticas y la informática, así que me quiero dedicar a eso».
Para otras, como Sara, la tensión era prácticamente la máxima posible minutos antes del examen. «Ahora mismo siento que no he estudiado nada, literalmente», confesó con los apuntes en mano. «Pero yo confío mucho en mi mente, confío que cuando vea el papel mi se relajará y se acordará de todo. Y si no, pues no pasa nada, todo pasa por algo y hay que estar tranquila». Ella se juega bastante, su objetivo es alcanzar la nota para Biomedicina en Barcelona, con un mínimo de un 12, aunque explicó que, en caso de sacar menos de la necesaria, no tendría problema en irse a estudiar a Asturias u otra universidad que tuviera lo que le interesa.
«Espero que salga lo mejor posible, al final vamos todos en igualdad de condiciones y eso me relaja»

Bruno, Sara, Laura y Darío, alumnos de la Compañía de María. / CASTELEIRO
Sara explicó que se sentía algo perjudicada comparándose con los de años anteriores. «Me han dicho que tampoco es para tanto y yo pienso que una persona que ha hecho el modelo covid no puede opinar al respecto», dijo. «A mí las preguntas competenciales me están matando».
Nuevo modelo de examen
Y es que este año ella y sus compañeros son los primeros en hacer el nuevo modelo de selectividad, menos memorístico y con solo un 30% que pueda ser de tipo test . «Cada examen de cada materia serán cuatro preguntas, de las cuales, por lo menos una será de carácter competencial y las otras tres podrán o no mantener el formato tradicional con opcionalidad de respuesta», señaló la delegada del rector de la Universidad da Coruña, Elisa Beceiro. «Consideramos que no son más difíciles que los exámenes que han realizado los alumnos a lo largo del curso y, además, sabemos que los alumnos gallegos están muy bien formados como así refleja el informe PISA. No van a tener ninguna dificultad, podrán hacerlo tranquilamente y estoy segura que no van a tener ningún problema a la hora de obtener buenos resultados».
«Creo que me salió bastante bien, cayeron justo los temas de literatura que quería»

Manuel, alumno de la Compañía. / CASTELEIRO
Aunque el modelo haya cambiado, lo que no lo ha hecho es la forma de calcular la nota. La cifra final se calcula haciendo la media aritmética de cada ejercicio entre 0 y 10 con tres cifras decimales, con un mínimo de 4. Para la nota de acceso se suma el 60% de la nota media de Bachillerato y el 40% de la prueba, y la mínima aquí es un 5.
«Yo preferiría el otro modelo», indicó Mario, del instituto de Calasanz PP. Escolapios. «Nuestros profes nos han dicho que tengamos cuidado que no respondamos más de la cuenta porque si no, solo nos van a contar los dos primeros». Para él los nervios están ahí, pero «es un examen como otro cualquiera». «Yo me autoconvenzo de que no pasa nada, que sea lo que Dios quiera».
«Todavía no sé lo que quiero hacer, pero voy a intentar sacar la mejor nota posible y ya veré»

María, Alba y Ana, alumnas de la Compañía de María. / Casteleiro
Confiando en la intervención divina también estuvo Olivia, que tuvo que preguntar a los examinadores si podía tener consigo su rosario durante el examen. «Me dijeron que mientras no fueses electrónico que no tenía problema», dijo antes de la prueba. «Me siento protegida porque me siento más segura con él».
El rosario terminó funcionando. Al terminar Lengua, Olivia confiesa que le cayeron los temas teóricos que querían: el teatro de Valle-Inclán y el simbolismo de El Romancero gitano, de Federico García Lorca. «No fue muy complicado, la parte de Lengua fue bastante asequible» , afirmó Olivia a la salida. «Llevamos todo el curso haciendo modelos así que no hubo mucha diferencia».
Mientras comentaba la prueba con sus amigas, Ana también señalaba que «era más fácil» de lo que habían pensado, pero que de todas formas, la opción de la novela después de 1975 a través de Almudena Grandes, le pilló un poco desprovisto a todos.
En la pausa entre las pruebas de Lengua Castellana y las de Historia de España e Historia de la Filosofía, casi todos los estudiantes aprovecharon para salir a tomar el aire y, de nuevo con los apuntes en mano, continuar repasando. En el aparcamiento de la Facultad de Filología también había algunos padres, que esperaban expectantes a sus hijos mientras salían del examen. Una madre, hablando con su hija, señaló que, aunque ella misma estuviera nerviosa, esta era la segunda vez que acompañaba a una de sus niñas al examen, por lo que ya estaba acostumbrada. «Lucía estaba muy nerviosa, pero ahora acaba de salir y justo le cayeron los temas que quería. Dijo que los que le habían puesto en el colegio eran incluso más difíciles».
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